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viernes, 25 de mayo de 2018

GARZÓN Y EL ENTIERRO DEL PP

Garzón y el entierro del PP efe


Se explica el gesto serio que el miércoles noche lucía Mariano tras la aprobación de los PGE para 2018, la mirada huidiza, los hombros hundidos por algún insoportable peso, en un momento en que debería haber mostrado satisfacción por los cuatro costados, gozo por todos los poros, que no era para menos, le acababan de asegurar la legislatura, llegar hasta el final, eso que tanto le importa, durar, y sin embargo ahí estaba el careto del personaje, nunca muy favorecido por la madre naturaleza, cierto, el gesto contrito, el aire de hombre poco o nada contento, preocupado, más bien concernido por la inminencia de algún pedrisco cuyos efectos no iba a ser capaz de detener. Doce horas después, primera hora de la mañana de ayer jueves, 24 de mayo, tuvimos la respuesta. Seguramente él ya sabía el miércoles lo que se le venía encima, y hasta es muy posible que lo supiera todo, que fuera plenamente consciente del fango que la sentencia del “caso Gürtel” arrastraba para él, para su Gobierno y para el Partido Popular.

El PP ha terminado por convertirse en una marca irrecuperable, tragada por el socavón de la corrupción
Aquí he escrito hace ya tiempo que el PP tendría necesidad ineludible de cambiar de sede y desde luego de siglas si pretendiera un remozado de imagen, cambio de mensaje incluido, pero hoy eso ya no es posible, ya no sería suficiente. Eso es agua pasada. El PP tiene que desaparecer como una antigualla de la historia. Partido clave en el desarrollo de la Transición, ha terminado por convertirse en una marca irrecuperable, tragada por el socavón de la corrupción. Porque no son las siglas, no, es la estructura humana de su dirigencia al completo, siempre dispuesta a tragar con todo sin rebelarse, la que tiene que disolverse. El PP es un cadáver y la sentencia de Gürtel que ayer conocimos ha venido a enterrarlo, a darle sepultura con el olor y el color de una bomba napalm. “Son cosas de hace muchos años” dijo ayer Mariano en una radio, antes de atreverse a reivindicar que “el PP es mucho más que 10 o 15 casos aislados”. Bien dicho: 10, 15 o 150 casos aislados. Al escarnio por la mediocridad.

Sentencia de punto y aparte


Lejos del cariz tópico que suele rodear este tipo de asertos, sí que parece que esta sentencia es un punto y aparte. Quizá incluso un punto final a toda una época. “Esto no es una trama del PP; es una trama contra el PP, que es otra cosa” dijo Mariano hace tiempo y tenía razón, pero una trama contra el PP tejida, o por lo menos consentida, por la indigencia, la culpa in vigilando, la incapacidad de un político siempre rebasado por las circunstancias para desempeñar con la altura de miras que el cargo reclama las funciones de presidente del Gobierno. Se va a enterar Mariano de lo que vale el peine de un Bárcenas indignado con la condena a 14 años de su mujer. “Sé fuerte, Luis”. Después de la desgracia Zapatero, los españoles eligieron la desgracia Rajoy. Elegimos. Y en esa esquina de la historia estamos, destemplados, ateridos, incapaces de adivinar las consecuencias, de avizorar lo que se nos viene encima, apostando con la fe de quien se juega la última carta a que la moneda de Ciudadanos salga cara y no cruz, porque en caso contrario no se adivina más solución que la de salir corriendo.

Desolador panorama de país. Esta misma semana, martes 22, detención de Eduardo Zaplana por la Guardia Civil como presunto reo de un delito de blanqueo de capitales; imputación paralela del secretario de Estado de Hacienda, número dos de Cristóbal Montoro, por posible prevaricación y malversación siendo alcalde de Jaén, y horas después, al caer la tarde, Íñigo Méndez de Nada, tribuna del Congreso, debate sobre los Presupuestos, anunciando, seña de identidad de país dispuesto a dejarse ir por el sumidero de la irrelevancia, que para lograr beca matricula en la Universidad los estudiantes solo tendrán que exhibir un 5 pelado en su currículum. Ayer mismo, y junto a lo de Gürtel, macrorredada de la UDEF en Barcelona en busca de documentación sobre el supuesto desvío hacia el prusés de fondos públicos destinados a la ayuda al desarrollo. Los jueces parecen los vigilantes de la playa empeñados en evitar el naufragio, dispuestos, con la ayuda de la Guardia Civil, a rescatarnos de la mexicanización definitiva, a impedir que este país se eche definitivamente a perder.  

Una sentencia que lo cambia todo, vino a decir ayer Albert Rivera, aludiendo a la posibilidad de que Ciudadanos opte por retirar su apoyo al Gobierno precipitando la convocatoria electoral. “No habrá paz para los cobardes y los corruptos”. Sentencia, en fin, que contamina todas las cosas que haya podido aportar el PP en estos 40 años de Transición, que sin duda han sido muchas, y que hunde en la miseria a esa militancia de centro derecha que, de buena fe y sin esperar medro a cambio, durante décadas prestó su ayuda al partido y regaló su precioso tiempo en tareas destinadas al beneficio colectivo. ¿Todos corruptos? Indudablemente no. La ausencia de una respuesta adecuada, una explicación coherente, por parte de Moncloa a lo que significa esta sentencia es quizá el peor insulto que Mariano podía dedicar a esos miles de militantes honrados, además de ser un golpe muy duro para la autoridad moral de nuestras instituciones. “Esta sentencia trastoca la estabilidad de la legislatura”, dijo ayer Rivera. “España necesita un Gobierno limpio y fuerte para protegerse del separatismo en este momento tan crucial”. Habrá que estar atentos. 


                                                                                    JESÚS CACHO   Vía VOZ PÓPULI

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