“Llegará a ser lo que puede y debe ser” (Goethe), y no “lo que tú quieres que sea o lo que él quiere ser”
Dice Goethe: “Trata a un hombre como es, y seguirá siendo lo que es;
trátalo como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe
ser”. Cierto. Lo saben todos los que tratan con delincuentes. Pero no
cabe institucionalizar la ideología del deseo en pleno siglo XVIII, que
también existía, probablemente desde la manzana de Eva. Es hoy día que
ha adquirido carácter hegemónico hasta llegar a convertirse en fenómeno
de masas. Es por este motivo que debemos ir al tanto con las frases
absolutistas, que suenan muy bien pero crujen. Y si no, que le digan a
Cristina Cifuentes si tratándola como Reina Máster llegará a tocar un
libro. O preguntemos a los amigos del grupo criminal “La Manada” si
quieren que tras su violación en grupo a una pobre chica los tratemos
como los Santos de los Sanfermines, a ver si es cierto que llegan a
serlo un día. Son criminales, y se los tiene que tratar como criminales;
es por justicia y por mera razón, puesto que de lo contrario se
crecerán en su delincuencia. Por tanto, la sentencia de Goethe necesita
de un contexto que la matice. Puesto que también es cierto que a una
persona se la tiene que tratar como lo que es y no como ella se imagine
que es en su cerebro. Seguramente a Goethe no se le escapó este detalle.
No sé dónde lo dijo, si por escrito u oralmente, pero pienso que lo que
quería decir es lo que dice: “llegará a ser lo que puede y debe ser”, y
no “lo que tú quieres que sea o lo que él quiere ser”, que es muy
distinto. Si el trato que damos a un delincuente es opresivo, será mal
sobre mal, y ya sabemos que normalmente y salvo en contadísimas
ocasiones, del mal solo surge el mal. A toda persona se la tiene que
tratar con la dignidad que reclama toda persona. Todo ser humano es
bueno en lo hondo de su corazón, aunque a veces la hondura sea abismal, y
ahí debemos llegar para reconstruirlo. Para alimentar bien con bien y
construir la casa sobre roca; puesto que sabemos que construyendo sobre
arena la casa estará condenada al desastre. Soplaremos mucho el globo,
se hinchará mucho, sí, pero acabará reventando cuando la presión sea
superior a lo que puede aguantar. Habremos engañado a esa persona
doblemente alimentando su mentira, revolcándose aún más en su vómito,
con lo cual alargamos su agonía, pero no creamos la virtud que ella se
imagina, de manera que no llegará a lo que debe hasta que se acepte como
es. Lucha, sí, desde ahí; tú puedes llegar a romper el caparazón y
crecer, pero otra cosa es que llegues a ser Goethe. Llegarás a ser tú,
que es lo que dice Goethe. Y quién sabe si serás más que Goethe…
JORDI-MARÍA D'ARQUER Vía FORUM LIBERTAS
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