Andoni Ortuzar, presidente del PNV | EAJ-PNV
Nunca 287.014 votos habían servido para tanto.
Son los que cosechó el PNV en las últimas elecciones generales –junio
de 2016–, que, gracias a la ley electoral, esa que el PP y el PSOE se
niegan a cambiar, favorece tanto a los partidos nacionalistas. Al PNV
ese resultado le supuso tener cinco diputados en el Congreso, mientras
que el Pacma (Partido Animalista), que sacó 300 votos menos, 286.702, no
obtuvo uno solo. Esos cinco diputados del PNV van a lanzar en los
próximos días un salvavidas a Rajoy apoyando los Presupuestos Generales
del Estado, lo que facilitará que el presidente del Gobierno pueda
seguir en la Moncloa hasta junio de 2020.
Este domingo, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, resumía muy bien lo que había conseguido su partido al pactar con Rajoy: "Nunca antes el PNV había influido tanto en la política española", decía en una entrevista en El Correo. Y lo malo es que es verdad. De alguna manera, aunque fue algo diferente, me recordó lo que en mayo de 1996 dijo Xabier Arzalluz cuando, tras hacerse la foto en la sede del PP de la calle Génova, con la gaviota encima de la cabeza, soltó aquello de:
El PNV se ha encontrado muy cómodo durante todos estos años con el bipartidismo PSOE-PP, porque siempre, de una manera o de otra, ha sacado provecho de esa necesidad que tenían los socialistas o los populares de su apoyo en el Congreso. Ahora le han visto las orejas al lobo con la cada vez más que probable llegada de Albert Rivera al palacio de la Moncloa. Ortuzar ha llegado a decir de Ciudadanos que es un peligro no sólo para el País Vasco, sino para España y para Europa, lo cual no deja de ser la típica boutade de alguien que, aunque no es del mismo Bilbao, es de muy cerca, concretamente de la localidad vizcaína de Abanto Ciérvana.
Lo más preocupante del pacto de Rajoy con el PNV es lo que hay detrás o por debajo de la mesa. Es decir, la situación política en Cataluña y el acercamiento y liberación paulatina de los presos de ETA tras el aquelarre que se vivirá este próximo viernes en Cambó, con la supuesta disolución de la banda terrorista; aquelarre en el que, por supuesto, estará presente el PNV. Faltaría más: ETA nació en 1959 del seno de las juventudes del PNV, han sido sus hijos descarriados, y ahora tienen que estar presentes en su vuelta, aunque sea figurada, a la casa del padre.
En cuanto a Cataluña, Rajoy no tiene otro anhelo que poder retirar cuanto antes el artículo 155, que aplicó de forma tan timorata a finales del pasado mes de octubre, junto con una convocatoria suicida, por precipitada, de elecciones autonómicas. En lo de retirar el 155 coincide con el PNV, que siempre estará más cerca de los golpistas catalanes que del cumplimiento de la legalidad. Lo terrible de esta situación es que del partido fundado por Sabino Arana no se puede esperar otra cosa, y siempre estarán a favor de lo que haga más daño a España.
Aparte de comerse con el pacto presupuestario con el PNV todas sus palabras sobre la no viabilidad de una subida de las pensiones, Rajoy suplica, implora, para poder seguir dos años más en la Moncloa, el apoyo de un partido profundamente desleal al marco constitucional y que no ha colaborado nunca lo más mínimo con el Estado de Derecho en la lucha contra ETA. Más dura será la caída del presidente del Gobierno y de su partido, al que está destrozando.
CAYETANO GONZÁLEZ Vía LIBERTAD DIGITAL
Este domingo, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, resumía muy bien lo que había conseguido su partido al pactar con Rajoy: "Nunca antes el PNV había influido tanto en la política española", decía en una entrevista en El Correo. Y lo malo es que es verdad. De alguna manera, aunque fue algo diferente, me recordó lo que en mayo de 1996 dijo Xabier Arzalluz cuando, tras hacerse la foto en la sede del PP de la calle Génova, con la gaviota encima de la cabeza, soltó aquello de:
Habrá que reconocer al PNV su habilidad para pactar con todo el mundo: con ETA en Estella, con Bildu y Podemos en Navarra, con el PSE en Vitoria y con el PP en Madrid. ¿Alguien da más? Y como encima no les va nada mal electoralmente, las encuestas les siguen diciendo que serán los más votados en las siguientes elecciones autonómicas, se entiende que estén encantados de la vida.En quince días hemos conseguido con Aznar más cosas que con Felipe González en catorce años.
El PNV se ha encontrado muy cómodo durante todos estos años con el bipartidismo PSOE-PP, porque siempre, de una manera o de otra, ha sacado provecho de esa necesidad que tenían los socialistas o los populares de su apoyo en el Congreso. Ahora le han visto las orejas al lobo con la cada vez más que probable llegada de Albert Rivera al palacio de la Moncloa. Ortuzar ha llegado a decir de Ciudadanos que es un peligro no sólo para el País Vasco, sino para España y para Europa, lo cual no deja de ser la típica boutade de alguien que, aunque no es del mismo Bilbao, es de muy cerca, concretamente de la localidad vizcaína de Abanto Ciérvana.
Lo más preocupante del pacto de Rajoy con el PNV es lo que hay detrás o por debajo de la mesa. Es decir, la situación política en Cataluña y el acercamiento y liberación paulatina de los presos de ETA tras el aquelarre que se vivirá este próximo viernes en Cambó, con la supuesta disolución de la banda terrorista; aquelarre en el que, por supuesto, estará presente el PNV. Faltaría más: ETA nació en 1959 del seno de las juventudes del PNV, han sido sus hijos descarriados, y ahora tienen que estar presentes en su vuelta, aunque sea figurada, a la casa del padre.
En cuanto a Cataluña, Rajoy no tiene otro anhelo que poder retirar cuanto antes el artículo 155, que aplicó de forma tan timorata a finales del pasado mes de octubre, junto con una convocatoria suicida, por precipitada, de elecciones autonómicas. En lo de retirar el 155 coincide con el PNV, que siempre estará más cerca de los golpistas catalanes que del cumplimiento de la legalidad. Lo terrible de esta situación es que del partido fundado por Sabino Arana no se puede esperar otra cosa, y siempre estarán a favor de lo que haga más daño a España.
Aparte de comerse con el pacto presupuestario con el PNV todas sus palabras sobre la no viabilidad de una subida de las pensiones, Rajoy suplica, implora, para poder seguir dos años más en la Moncloa, el apoyo de un partido profundamente desleal al marco constitucional y que no ha colaborado nunca lo más mínimo con el Estado de Derecho en la lucha contra ETA. Más dura será la caída del presidente del Gobierno y de su partido, al que está destrozando.
CAYETANO GONZÁLEZ Vía LIBERTAD DIGITAL
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