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jueves, 10 de mayo de 2018

Descubren el brutal experimento secreto que los nazis perpetraron en España a espaldas de Franco

La productora española «SUICAfilms» presenta un documental en el que desvela que la «Luftwaffe» bombardeó cuatro pueblos de Castellón para probar sus nuevos bombarderos en picado, los Junker Ju 87

 Uno de los supervivientes entrevistados

 Uno de los supervivientes entrevistados-SUICAFILMS
A pesar de que terminó de perfeccionarse en 1939, el Junkers Ju 87 (más conocido como Stuka) estuvo en servicio hasta los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de un lustro, sus alas de gaviota invertidas surcaron desde los cielos del Canal de la Manchadurante el bombardeo de Dunkerque, hasta las gélidas estepas rusas en las primeras jornadas de la Operación Barbarroja. Su producción fue masiva: de 5.700 a 6.500 aparatos. Y con razón, pues fue el primer bombardero germano capaz de lanzarse en picado y arrojar un gigantesco explosivo de 500 kilos contra las pequeñas posiciones enemigas imposibles de abatir. Fue, en definitiva, un ángel y un diablo.
Hasta ahora, el Junkers Ju 87 era más alemán que la Puerta de Brandenburgo. Sin embargo, el equipo de la productora «SUICAfilms» ha descubierto que su historia está íntimamente ligada a nuestro país. Y es que, como han desvelado en un nuevo documental llamado «Experimento Stuka» (estrenado el pasado jueves), este bombardero en picado fue probado, por primera vez, sobre cuatro pequeños pueblos de Castellón allá por mayo de 1938. Todo ello, en un test secreto (Franco lo desconocía) y sumamente triste que terminó con 38 españoles fallecidos.
Los cuatro pueblos condenados por los nazis fueron Benassal, Albocàsser, Ares del Maestre y Vilar de Canes. Aquellos bombardeos se perpetratron en contra de las órdenes de Franco, quien había especificado por escrito que no quería más ataques sobre población civil. Desde entonces, uno y otro bando se arrojaron las culpas de aquel triste suceso. Para los republicanos, los franquistas habían dejado caer sus explosivos sobre personas indefensas que permanecían al margen de la guerra. Para los nacionales, sus enemigos habían cometido una tropelía sin ninguna razón. Tras ellos, no obstante, se hallaba la sombra del águila germana.

Legión Cóndor

La ayuda de la Alemania nazi al franquismo se materializó poco después del levantamiento del 18 de julio de 1936. Y lo hizo a pesar de que, cuando Adolf Hitler escuchó a los emisarios españoles afirmar que habían comenzado la contienda sin contar con aviones de transporte ni cazas, no pudo evitar espetarles con desprecio la siguiente crítica: «Esta no es forma de comenzar una guerra». Sin embargo, el pavor que sentía el «Führer» ante la idea de que «los volcheviques» se hiciesen con el poder en la Península y extendiesen sus tentáculos por Francia en los años siguientes, le terminó convenciendo. ¿Qué eran unos pocos aeroplanos a cambio de contener a la marea comunista?
El mismo Hitler así lo dejó claro en una misiva que envió al embajador alemán en Londres, Joachim von Ribbentrop. «Alemania no debe bajo ninguna circunstancia aceptar una España comunista. Como nacionalsocialistas tenemos el deber de hacer todo lo posible para evitarlo (...). Si realmente logran crear una España comunista, entonces, tal como está la situación en Francia, será sólo cuestión de poco tiempo el triunfo del bolchevismo en este país, y en ese caso ya puede Alemania “despedirse”. Enclavados entre un poderoso bloque soviético al Este y un fuerte bloque comunista hispano-francés al Oeste, apenas podríamos defendernos si a Moscú se le ocurriese marchar contra Alemania».
La Legión Cóndor, escuchando las palabras de Hitler tras volver de España
La Legión Cóndor, escuchando las palabras de Hitler tras volver de España-ABC
Con esta premisa, en la noche del 25 de julio se tomó al determinación de ayudar al general Franco. Aunque, tras aquella 'razón oficialísima' había otra menos popular, pero sumamente interesante: la necesidad de poner a prueba sobre el terreno la nueva «Luftwaffe» reorganizada en 1935, poco después de la llegada de los nazis a la poltrona.
Así lo explicó Hermann Göring (jefe de esta nueva arma) durante su declaración en los Juicios de Núremberg: «Envié allí [a España] gran parte de mi flota de transporte y una serie de comandos de prueba de mis aviones de caza, bombarderos y cañones antiaéreos, teniendo así oportunidad de comprobar sobre el terreno si el material había sido elaborado debidamente»
El resultado de todos estos mensajes fue la llegada paulatina a España de la futura Legión Cóndor germana (fundada oficialmente el 30 de octubre de ese mismo año). Un contingente formado en principio por aviones pero que, al poco, introdujo también a los pilotos de la esvástica debido a que los franquistas no andaban muy versados aún en el manejo de aeroplanos. «En el otoño de 1936 ya había 146 aviones alemanes en España, organizados en dos formaciones: la Gruppe Eberhardt (con aviones He-51) y la Gruppe Moreau (20 Ju-52 y 2 He-70F para reconocimiento aéreo). En este momento, Hitler otorgó un status más regular a estas fuerzas que después constituirían la Legión Cóndor», explica Laura Ramírez en «La Legión Cóndor desde varias perspectivas».

Stukas en España

En principio, la Legión Cóndor tenía órdenes de no atacar por propia voluntad a los republicanos, pero esta directiva no tardó en ser tirada a la basura. Al fin y al cabo, era una norma imposible de cumplir para unos mandos que ansiaban poner a prueba sus nuevos juguetes antes de la contienda mundial que se avecinaba. Así quedó claro, por ejemplo, el 26 de abril de 1937, día en que los bombarderos nazis dejaron caer sus explosivos sobre la ciudad de Guernica de la mano de Wolfram von Richthofen (a las órdenes de este contingente internacional y famoso por ser el primo del «Barón Rojo»).
Pero, además de los míticos (y más populares) He-51 y Ju-52, Hitler también envió a España su nueva arma secreta: el primer prototipo del bombardero en picado Junker Ju-87. Así lo desvela la reputada editorial «Osprey» en su libro «El bombardero en picado Junker Ju 87 Stuka»: «En un posterior envío de material en noviembre [de 1936], se incluyó un contenedor que se trasladó a Tablada para su ensamblaje, y cuyo contenido se mantuvo en el más absoluto secreto. Se trataba de un único aparato sacado de la cadena de montaje de preproducción del Ju-87A-0». Aquella era el arma secreta de Adolf Hitler.
Primera versión del Stuka (A)
Primera versión del Stuka (A)-SUICAFILMS
«[A aquel primer Stuka] se le asignó el número militar de serie 29-I y, pilotado por el Unoff Hermann Beuer, quedó adscrito al VJ/88, la Staffel experimental del ala de caza de la Legión Cóndor», se desvela en la obra de «Osprey». Al parecer, este aeroplano seguía en Vitoria unos cinco meses después pero, «siempre rodeado del más absoluto secreto, se supone que fue embarcado de vuelta al Reich». Quizá aquel prototipo era demasiado joven todavía para surcar los cielos.
Sin embargo, poco después arribó a nuestro país un nuevo cargamento de Junkers Ju-87 algo más perfeccionados, aunque todavía en fase de pruebas. «A mediados de enero de 1938, tres Ju 87A-1 llegaron a Vitoria, […] se les asignaron los códigos 29-2, 3 y 4». Estos fueron los aeroplanos que, posteriormente, bombardearían en secreto los pueblos de Castellón y que, a la postre, acabarían llevándose al otro mundo a un total de 38 españoles.

Bondades

¿Por qué eran tan letales estos aeroplanos con forma de gaviota? Tal y como explica a ABC el director y guionista de «Experimento Stuka», Rafa Molés, por su innovadora forma de destrozar posiciones enemigas: «Estos aviones eran sumamente útiles porque, lanzándose en picado, podían arrojar una bomba en un punto concreto que cortara una estación o una vía de tren, o destruyera una batería antiaérea».
No le falta razón. El «modus operandi» de este aeroplano era revolucionario para la época: el piloto se lanzaba en vertical contra su objetivo y, cuando estaba lo suficientemente cerca del suelo, dejaba caer un explosivo de 250 kilogramos. La precisión, debido a la cercanía con la tierra, era milimétrica. «Con sus características alas de gaviota invertidas, podían lanzarse casi en vertical a una velocidad de cerca de 600 kilómetros por hora desde una altura de 15.000 pies», afirma Josua Levine en «Dunkerque».
Por si fuera poco, los nazis abrieron camino, con este aeroplano, a la guerra psicológica. «El avión no solo era letal, también aterrorizaba a sus enemigos gracias a unas sirenas que llevaba enganchadas en las ruedas y que sonaban con estruendo cuando se lanzaban en picado. Hacían el mítico sonido que todos tenemos asociado a los bombardeos», explica a ABC el miembro «SUICAfilms».
Wolfram von Richthofen
Wolfram von Richthofen-ABC
En todo caso, el director afirma también que, atendiendo a las investigaciones que han llevado a cabo, los cuatro primeros Stukas que arribaron a nuestra Península carecían de sirenas debido a que eran todavía unos prototipos.
«Los Stukas de Castellón eran una primera versión, el Junker Ju 87-A. Posteriormente hubo muchas versiones más, hasta la W. De esta solo se ensamblaron 4, y uno de ellos tuvo problemas mecánicos y no participó en los ataques. Ya no se construyeron más jamás», determina Molés. Con todo, su pequeño número y las escasas pruebas que hicieron en nuestro país fueron determinantes para el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, pues permitieron conocer sus bondades a los nazis y, en los años venideros, sacar miles de ellos de las cadenas de montaje.

Experimentos secretos

Hasta ahora, poco se sabía de la participación de estos Stukas en la Guerra Civil. Sin embargo, «SUICAfilms» ha logrado sacar a la luz una serie de bombardeos sobre cuatro pueblos de Castellón en los que participaron de forma secreta.
«Uno de los objetivos del experimento era determinar si este avión podía llevar una bomba mucho más grande (500 kilos) de aquella que podía transportar atendiendo a su diseño (250 kilos). Para ello, dejaron en tierra al copiloto y redujeron el combustible. Eso implicaba muchas cosas. Implicaba que necesitaban un campo de pruebas que estuviera cerca de la base y que no tuviera defensas. Y es que, el copiloto era el encargado de manejar la ametralladora del avión. Además, tampoco querían que este caro juguete se pusiese en peligro», señala Molés a ABC.
Bombas usadas en los Stukas
Bombas usadas en los Stukas-SUICAFILMS
Sobre esta base, los mandos alemanes establecieron que lo idóneo era bombardear cuatro pueblos que se hallaban en las cercanías de La Sénia (Tarragona). Una zona en la que residía, allá por mayo de 1938, parte de la Legión Cóndor. «Los Stukas habían llegado un mes y medio antes, y los alemanes tenían miedo de que Alemania se los llevase, así que decidieron probarlos antes», completa el director. Así pues, en mayo se establecieron como objetivos Benassal, Albocàsser, Ares del Maestre y Vilar de Canes (todos ellos, en Castellón).
«Fue una acción totalmente independiente dentro de los planes de experimentación con aviones dirigidos por Wolfram von Richthofen, el sobrino del "Barón Rojo". En sus diarios, el oficial afirma que va a experimentar con diferentes tácticas y armamentos sobre estos pueblos. Desvela que es un experimento con bombas fraccionarias e incendiarias», señala Molés.

A espaldas de Franco

No obstante, estos ataques planteaban un problema a los germanos: tras la tragedia de Guernica, Francisco Franco había prohibido a los nazis bombardear a la población civil.
«Los alemanes no le hicieron ningún caso. Ellos tenían sus órdenes y se olvidaron de las normas franquistas. Después de investigar, hemos constatado que esta era una práctica habitual. De hecho, los nazis influían en el desarrollo de las operaciones para poder probar sus armas. Solicitaban a los mandos españoles que atacasen una u otra posición atendiendo al terreno que mejor les servía. Intentaron influir en la Guerra Civil en su beneficio, y así se puede ver en los diarios de Wolfram von Richthofen», completa el investigador en declaraciones a ABC.
Junkers Ju 87 Stuka
Junkers Ju 87 Stuka-ABC
Sabedores de que les traería problemas con los mandos franquistas, los nazis camuflaron el ataque y lo llevaron a cabo durante uno de los avances más destacados de la Guerra Civil (en la batalla de Teruel). Mayo se convirtió así en uno de los meses más negros de la contienda. Y es que, ese fue el mes en el que los tres Stukas llegados desde Alemania soltaron su letal carga sobre Castellón y acabaron con la vida de 38 españoles. Hombres, mujeres y niños que, en su mayoría, se habían mantenido ajenos al enfrentamiento y que, en palabras del director, jamás habían visto con sus propios ojos un avión.
Por si fuera poco, estos experimentos incluyeron volar inmuebles en los que se congregaba una gran cantidad de población. «Los nazis necesitaban ver qué destrucción provocaban las bombas en edificios de un tamaño considerable, por eso bombardearon varias iglesias. Sabían que podían destruir una carretera, pero... ¿Y un gran edificio como una iglesia? Tenían que probarlo», completa Molés.

Secreto a voces

Los bombardeos, a pesar de haber acabado con casi cuatro decenas de españoles, no provocaron ninguna controversia en el mando franquista. Y todo ello, a pesar de que los germanos se habían pasado la norma impuesta por Franco por el arco del triunfo.
¿La razón? En palabras de Molés, la clave está en que informaron de aquellos bombardeos de una forma casi clandestina. «No tenemos constancia de que Franco conociera estos bombardeos. Pero es normal. En los informes que se pasaban a diario los notificaron muy sintéticamente. Algo llamativo, porque solían describir de forma extensa todos los ataques que hacían», completa el director.
Destrozos en Albocàsser
Destrozos en Albocàsser-SUICAFILMS
Molés, a su vez, afirma que es más que probable que los mandos franquistas vieran que se habían producido los bombardeos, pero que seguramente los pasaron por alto debido a la poca importancia que los nazis les habían dado en los documentos. «Hemos tenido acceso al informe de la Legión Cóndor en el que se explican estos ataques de forma escueta, y que fueron enviados al estado mayor franquista. En él aparecen los aviones y los nombres de los pueblos», destaca.
Al final, los hechos fueron olvidados con el paso de los meses. «Se creó un misterio histórico. Los republicanos tenían claro que habían sido los franquistas porque estos pueblos estaban dentro de la zona “roja”. Sin embargo, los nacionales afirmaron que no, porque ellos no bombardeaban las iglesias», señala el director de «SUICAfilms». Para los nazis, no obstante, las pruebas fueron todo un éxito, pues les permitieron demostrar que su nuevo Stuka funcionaba a la perfección y que, si la situación así lo requería, podría cargar con una bomba de hasta 500 kilos de peso.

Rafa Molés: «Los oficiales alemanes despreciaban a Franco»

1-¿Cómo se enteraron de estos experimentos?
La noticia nos llegó a través de un vecino de Benassal que había recopilado mucha documentación del hecho, Óscar Beltrán. A él, la pista se la había dado el famoso Antony Beevor, quien habla de pasada en uno de sus libros sobre los bombardeos en España de tres Stukas. En su obra, el autor solo hace un bosquejo en apenas una línea del suceso y no entra a fondo en el tema, pero sí hace referencia a una carpeta ubicada en los archivos de Friburgo de la que extrajo la información. Este vecino fue a buscarla y, en ella, halló mucha información sobre el ataque, que Beevor incluye en la batalla de Teruel.
2-¿Él ya había investigado por su cuenta?
Unió los datos, empezó a preguntar a los testigos que todavía quedaban vivos, y descubrió que los alemanes habían tirado varias bombas. Hasta entonces, él pensaba que el ataque había sido similar al de Guernica. Tras recopilar la información nos llamó, y nosotros comenzamos a investigar con él. Poco a poco, fuimos descubriendo cuándo llegaron los aviones, quiénes les ordenó atacar estos pueblos...
3-¿Han contactado con Beevor para explicarle los resultados de la investigación?
Sí. Cuando nos reunimos con él se quedó un poco tocado, aunque también contento. Tocado porque no había entrado en esta historia y la había pasado por alto, pero alegre porque su trabajo había servido para algo positivo. Con todo, se dio cuenta de que, gracias a él, varios pueblos han podido reconstruir su historia.
4-¿Cuáles fueron sus primeros pasos?
Lo primero que hicimos fue viajar a los cuatro pueblos para buscar supervivientes. Entrevistamos a personas vivas que habían sido testigos presenciales. La mayoría, entre los 84 y los 93 años. Salvamos en imágenes sus testimonios (algunos detallados y otros más difusos debido a la edad). A día de hoy, por desgracia, prácticamente ninguno de ellos está vivo. La mayoría nos ha dejado en este último año. En total entrevistamos a 15 de ellos.
óscar Beltrán, en los archivos
Óscar Beltrán, en los archivos-SICAFILMS
5-¿Cómo recordaron aquellos bombardeos?
Muchas de aquellas personas no habían visto un avión en su vida. Uno de los testigos nos dijo que creía que la bomba era un hombre vestido de negro que se había arrojado desde un avión. Otra nos explicó que estaba segura de que habían tirado un saco de trigo para darles comida. Tenían esa sensación de impunidad, creían que la guerra jamás les tocaría.
6-¿Qué pasó tras los bombardeos?
Los mismos oficiales alemanes se hicieron fotografías dentro de los cráteres que habían producido los Stukas para dejar clara la destrucción que podían hacer. Tenemos muchas de ellas, así como de los soldados de la Legión Cóndor en La Sénia.
7-¿Qué se puede ver en esas imágenes?
A los alemanes tomando el sol, haciendo fiestas en el pueblo, pasando el tiempo con prostitutas... Es curioso. Los soldados venían a España con sus cámaras Leica para hacer fotos y pasarlo bien. Lo cierto es que tenían una buena vida. Atacaban por la mañana, tenían una superioridad aérea brutal, les traían su propia marca de cerveza (Beck's)... Todo eso queda claro en las imágenes. En ellas se ve hasta que se bañaban desnudos en el río, algo que no veían bien en los pueblos. Hubo protestas oficiales de los ayuntamientos por ello.
8-¿Se llevaban bien con la población local?
Especialmente con las mujeres. Los soldados venían con unos uniformes llamativos, eran rubios, tenían poco más de 20 años... Eso provocaba que hubiera incursiones amorosas bastante frecuentes. En los partes de los pueblos se alude a estas molestias.
9-Parece que se lo pasaban bien en España...
La realidad es que los soldados de la Legión Cóndor sabían muy poco de la tierra que iban a atacar. Pensaban que venían de fiesta a España, que era una aventurilla, que había mujeres fáciles y que podrían ir a la playa. Al final, vieron que no todo era tan estupendo como creían.
10-¿Cómo veían los alemanes de la Legión Cóndor a Franco?
En los diarios de Wolfram von Richthofen, así como de otros tantos oficiales alemanes, hay comentarios despectivos hacia Franco. El mismo pariente del “Barón Rojo” dijo sentir desprecio hacia él. Le veía como un ignorante. Además, también cargó contra la España “perezosa de fiesta y sangría”. Por entonces ya estaba extendida ese estereotipo.
11-¿Qué pasará ahora con «Proyecto Stuka»?
Ahora nos vamos a estrenar la película en Valencia. Ya hemos hecho el primer pase. Estamos contentos, pero se quedó mucha gente en la calle porque se llenó la sala. A final de mes estaremos en DocsBarcelona, otro referente del cine documental. Para septiembre esperamos tener cerrado el estreno en salas de cine. Antes de que acabe el año, además, el documental se estrenará en Televisión Española. También lo ha adquirido la televisión pública de aquí y la TVP canadiense. Pero antes tocan festivales de verano, y luego televisión.

                                                          MANUEL P. VILLATORO  Vía ABC-Historia

 

 


 

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