Todavía falta por apuntalar la recuperación en nuestro país y la única forma de lograrlo es con un Gobierno fuerte y estable
Panel informativo de la Bolsa de Madrid que muestra los valores de la prima de riesgo.
EFE
Urgen reformas. Yen ello incidió ayer Borja Prado en su última junta de accionistas como presidente de Endesa, pidiendo "medidas preventivas y anticíclicas". Pese a la buena marcha de la compañía, se despidió lanzando un mensaje de alerta a la clase política: si no se actúa, "volveremos a caer en el fango de la crisis". El empresario se mostró preocupado porque teme que, tras las elecciones, la formación de un nuevo Ejecutivo pueda retrasarse más de lo razonable por la alta fragmentación parlamentaria que se avecina, lo que repercutirá en indeseables efectos económicos. No se puede olvidar que todavía falta por apuntalar la recuperación en nuestro país y la única forma de lograrlo es con un Gobierno fuerte y estable.
En términos similares se expresó ayer la presidenta del Banco Santander. Ana Botín confía en que de las urnas salga un periodo de estabilidad propicio para que la economía crezca y se trabaje en pro de la inclusión y de la cohesión social. Pero advierte que tales objetivos solo serán factibles si los políticos huyen del cortoplacismo. Nada más acertado. Estos días observamos cómo los diferentes candidatos a La Moncloa convierten los otrora rigurosos programas económicos en una serie de medidas golosas centradas en buscar atraer al votante indeciso sin profundizar en la viabilidad del sistema. Invertir a largo plazo y con paciencia es la única manera de conseguir, por ejemplo, una educación de primer nivel o pensiones dignas y sostenibles. Y para ello hay que mostrar madurez y responsabilidad para alcanzar acuerdos, no torpedearlos como ha ocurrido recientemente con el Pacto de Toledo por puro electoralismo, en este caso de Podemos.
EDITORIAL de EL MUNDO
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