El presidente del Gobierno mintió a conciencia para desprestigiar a sus rivales
El presidente del Gobierno durante el debate de Atresmedia.
"Usted desconoce lo que significan las agresiones sexuales", le espetó a un Casado verdaderamente sorprendido. Un desconcierto que fue en aumento cuando Sánchez lo acusó con una prueba falsa de elaborar una lista negra de los profesionales públicos andaluces que trabajan contra la violencia de género. El presidente hizo pasar una petición de un ciudadano a través del Portal de Transparencia por un documento oficial de la Junta de Andalucía. Un infame intento de alinear a PP y Cs con la inadmisible posición de Vox respecto de la violencia machista. La estrategia de Sánchez es burda por la magnitud del bulo; deshonesta, por aprovechar un espacio de máxima audiencia para tratar de colar a los ciudadanos una mentira; y peligrosa: solo desde un sectarismo vergonzoso pudo Sánchez arrogarse la representación no ya de las mujeres, sino de las mujeres maltratadas. A las víctimas no las ampara un partido, sino un Estado que debe avanzar más en su protección, en la prevención del delito y en la persecución y el castigo de los maltratadores, abusadores y asesinos.
Sánchez prodigó más mentiras en materia económica. Acusó al PP de pretender bajar las pensiones más del 20%, cuando han subido gracias a los Presupuestos de Montoro que Sánchez se vanaglorió de prorrogar, ante su incapacidad para aprobar unos propios. Y trató de camuflar su pésima gestión laboral atribuyéndose la transformación de miles de contratos temporales en indefinidos, circunstancia que iba a suceder independientemente del inquilino de La Moncloa. Disfrazar la ausencia de gestión con engaños retrata a un presidente que no está a la altura.
EDITORIAL de EL MUNDO
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