La Unión Europea debate hoy en una cumbre extraordinaria las condiciones y los tiempos que imponen a una nueva prórroga del Brexit
Una persona camina ante las banderas europeas y británicas en Londres. (Reuters)
La situación difícilmente podría ser menos esperanzadora. La Unión
Europea tiene que decidir este miércoles qué fecha debe poner como límite la nueva prórroga del Brexit y qué condiciones deben imponer al Reino Unido a cambio de concederla. Y también consideran importantes las explicaciones que pueda dar la primera ministra Theresa May sobre cómo aprovechará el tiempo extra con el que cuente.
Y la verdad es que las expectativas están a estas horas por los suelos. La cancelación de las conversaciones entre el Gobierno y la oposición en el Reino Unido hasta que haya finalizado la cumbre europea predice que el discurso que tendrá que dar May ante los líderes, en el que debería explicar las perspectivas positivas de un trato con los Laboristas para la aprobación del acuerdo del Brexit, volverá a ser uno de palabras vacías, como ya ha ocurrido en tantas ocasiones.
Pero aunque las expectativas sean bajas los líderes de la UE insisten en que quieren un plan creíble sobre cómo sacar adelante el acuerdo, como reafirmaron el martes por la mañana los ministros de Asuntos Europeos de los Veintisiete reunidos en Luxemburgo.
El problema es que la UE se encuentra otra vez entre la espada y la pared: no quiere ofrecer una prórroga sin un plan creíble, pero al mismo tiempo no quiere empujar al Reino Unido hacia un Brexit sin acuerdo, como subrayó este martes el negociador jefe de la UE, el francés Michel Barnier: "Un no acuerdo no sería nunca una decisión tomada por la UE".
“A veces es necesario dar tiempo al tiempo”, ha escrito Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, en su red social Twitter al anunciar la publicación de la carta de invitación a los líderes para la cumbre extraordinaria, en la que aboga por dar una prórroga larga al Reino Unido.
En la misiva el polaco no recoge la propuesta británica, expresada por May en una carta el pasado viernes, para limitar una posible prórroga hasta el 30 de junio. Tusk insiste en una extensión larga pero flexible de un máximo de un año, que pueda finalizar en el momento en el que el Parlamento británico apruebe el acuerdo del Brexit. Es una propuesta que el polaco comunicó a las capitales el pasado viernes y sobre la que los líderes trabajarán durante la cumbre.
Al mismo tiempo el presidente del Consejo Europeo recoge algunas de las condiciones expresadas por los Estados miembros en las últimas horas, que piden requisitos bajo las que se puedan asegurar que el Reino Unido no boicotea a la UE desde dentro y evitar, además, que la prórroga consista en una pérdida de tiempo o un regreso a algunos de los puntos ya negociados. En la misiva se recoge que no se reabrirá el acuerdo del Brexit, que no se iniciarán las negociaciones de la futura relación (ya que Londres seguirá formando parte del club) y que el Reino Unido deberá mantener su cooperación sincera, “de manera que refleje su condición de Estado miembro que se marcha”.
Este último punto es polémico pero importante para muchas capitales. Hasta el momento no se ha encontrado hilos jurídicos de los que tirar por los cuales el Reino Unido pueda quedar en un estatus reducido durante este periodo porque seguirá formando parte de la UE, y fuentes diplomáticas insisten en que se andará con pies de plomo para evitar cometer cualquier error de forma jurídica que pueda ser ilegal.
Pero sin ninguna fórmula para asegurar que el Reino Unido no interfiere en las decisiones del futuro de la UE algunas capitales están inquietas. No son pocos los que desean que los Veintisiete Estados miembros restantes puedan seguir manteniendo un foro privilegiado, como el que han tenido durante la negociación del Brexit, reuniéndose de forma separada. Pero sigue el problema jurídico. Hay razones concretas para ello. Los países que están teniendo un acercamiento más duro a la prórroga, como Francia, consideran un riesgo que el Reino Unido permanezca y tome parte en las negociaciones de medidas cruciales como el próximo marco financiero plurianual (MFP) que cubrirá entre 2021 y 2027, y que Londres podría vetar siendo miembro de la UE cuando se negocie.
En cualquier caso algunos líderes buscarán durante la cumbre de este miércoles reflejar esta preocupación, porque ha sido una de las principales expresadas por distintas fuentes diplomáticas.
Los diplomáticos y técnicos tienen ya encima de la mesa un borrador de conclusiones, pero todo el mundo está de acuerdo en que la situación es muy volátil y el texto sufrirá cambios sustanciales durante las horas clave de la cumbre europea, que comienza a las 18:00.
En cualquier caso el texto actual deja por despejar la fecha que se situará como límite. Tusk defiende que sea un año, pero otros países apuestan por un límite temporal más reducido. Será, en todo caso, cuestión de discusión de los líderes durante la reunión. En este caso los técnicos tienen un rol más limitado, y aseguran que, ante una situación política de este calibre, es el turno de los líderes tomar el protagonismo, el bolígrafo y el folio para terminar de diseñar el plan cuyo esqueleto ellos ya han armado.
El borrador de conclusiones contiene, en cualquier caso, un punto interesante: si el Reino Unido no cumple con su promesa y no celebra elecciones europeas, entonces la próxima fecha del Brexit que se señala sería el día 1 de junio. Es una cifra que puede levantar algo de debate, ya que los servicios jurídicos de la Comisión Europea defendieron antes de la última cumbre que el Reino Unido no debía seguir siendo miembro de la UE tras las elecciones europeas (del 23 al 26 de mayo) y, de hecho, por eso se situó en el 22 de mayo como una de las fechas límite.
NACHO ALARCÓN Vía EL CONFIDENCIAL
Y la verdad es que las expectativas están a estas horas por los suelos. La cancelación de las conversaciones entre el Gobierno y la oposición en el Reino Unido hasta que haya finalizado la cumbre europea predice que el discurso que tendrá que dar May ante los líderes, en el que debería explicar las perspectivas positivas de un trato con los Laboristas para la aprobación del acuerdo del Brexit, volverá a ser uno de palabras vacías, como ya ha ocurrido en tantas ocasiones.
Pero aunque las expectativas sean bajas los líderes de la UE insisten en que quieren un plan creíble sobre cómo sacar adelante el acuerdo, como reafirmaron el martes por la mañana los ministros de Asuntos Europeos de los Veintisiete reunidos en Luxemburgo.
Más que el Brexit: la UE del futuro afronta retos mucho más graves
El problema es que la UE se encuentra otra vez entre la espada y la pared: no quiere ofrecer una prórroga sin un plan creíble, pero al mismo tiempo no quiere empujar al Reino Unido hacia un Brexit sin acuerdo, como subrayó este martes el negociador jefe de la UE, el francés Michel Barnier: "Un no acuerdo no sería nunca una decisión tomada por la UE".
“A veces es necesario dar tiempo al tiempo”, ha escrito Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, en su red social Twitter al anunciar la publicación de la carta de invitación a los líderes para la cumbre extraordinaria, en la que aboga por dar una prórroga larga al Reino Unido.
En la misiva el polaco no recoge la propuesta británica, expresada por May en una carta el pasado viernes, para limitar una posible prórroga hasta el 30 de junio. Tusk insiste en una extensión larga pero flexible de un máximo de un año, que pueda finalizar en el momento en el que el Parlamento británico apruebe el acuerdo del Brexit. Es una propuesta que el polaco comunicó a las capitales el pasado viernes y sobre la que los líderes trabajarán durante la cumbre.
Al mismo tiempo el presidente del Consejo Europeo recoge algunas de las condiciones expresadas por los Estados miembros en las últimas horas, que piden requisitos bajo las que se puedan asegurar que el Reino Unido no boicotea a la UE desde dentro y evitar, además, que la prórroga consista en una pérdida de tiempo o un regreso a algunos de los puntos ya negociados. En la misiva se recoge que no se reabrirá el acuerdo del Brexit, que no se iniciarán las negociaciones de la futura relación (ya que Londres seguirá formando parte del club) y que el Reino Unido deberá mantener su cooperación sincera, “de manera que refleje su condición de Estado miembro que se marcha”.
Este último punto es polémico pero importante para muchas capitales. Hasta el momento no se ha encontrado hilos jurídicos de los que tirar por los cuales el Reino Unido pueda quedar en un estatus reducido durante este periodo porque seguirá formando parte de la UE, y fuentes diplomáticas insisten en que se andará con pies de plomo para evitar cometer cualquier error de forma jurídica que pueda ser ilegal.
Donald Tusk, más allá de las fronteras de su rol en el Brexit
Pero sin ninguna fórmula para asegurar que el Reino Unido no interfiere en las decisiones del futuro de la UE algunas capitales están inquietas. No son pocos los que desean que los Veintisiete Estados miembros restantes puedan seguir manteniendo un foro privilegiado, como el que han tenido durante la negociación del Brexit, reuniéndose de forma separada. Pero sigue el problema jurídico. Hay razones concretas para ello. Los países que están teniendo un acercamiento más duro a la prórroga, como Francia, consideran un riesgo que el Reino Unido permanezca y tome parte en las negociaciones de medidas cruciales como el próximo marco financiero plurianual (MFP) que cubrirá entre 2021 y 2027, y que Londres podría vetar siendo miembro de la UE cuando se negocie.
En cualquier caso algunos líderes buscarán durante la cumbre de este miércoles reflejar esta preocupación, porque ha sido una de las principales expresadas por distintas fuentes diplomáticas.
Borrador de conclusiones
Los diplomáticos y técnicos tienen ya encima de la mesa un borrador de conclusiones, pero todo el mundo está de acuerdo en que la situación es muy volátil y el texto sufrirá cambios sustanciales durante las horas clave de la cumbre europea, que comienza a las 18:00.
En cualquier caso el texto actual deja por despejar la fecha que se situará como límite. Tusk defiende que sea un año, pero otros países apuestan por un límite temporal más reducido. Será, en todo caso, cuestión de discusión de los líderes durante la reunión. En este caso los técnicos tienen un rol más limitado, y aseguran que, ante una situación política de este calibre, es el turno de los líderes tomar el protagonismo, el bolígrafo y el folio para terminar de diseñar el plan cuyo esqueleto ellos ya han armado.
El borrador de conclusiones contiene, en cualquier caso, un punto interesante: si el Reino Unido no cumple con su promesa y no celebra elecciones europeas, entonces la próxima fecha del Brexit que se señala sería el día 1 de junio. Es una cifra que puede levantar algo de debate, ya que los servicios jurídicos de la Comisión Europea defendieron antes de la última cumbre que el Reino Unido no debía seguir siendo miembro de la UE tras las elecciones europeas (del 23 al 26 de mayo) y, de hecho, por eso se situó en el 22 de mayo como una de las fechas límite.
NACHO ALARCÓN Vía EL CONFIDENCIAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario