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lunes, 15 de abril de 2019

LA PESTE


Un golpista hoy indultado es un golpista triunfador mañana. Tal, el envite. Eso se vota


Gabriel Albiac
Gabriel Albiac


Ni soy nadie para aconsejar votos, ni sé siquiera si votar vale la pena. Algo me enseñaron los años sobre el peligro de hacerlo afectivamente. Porque, en política, o se aplica la fría razón del analista o se desencadenan los demonios que, en la trastienda humana, abrigan a un predador siempre a la espera de que el eclipse de la razón triunfe. Y emerja el carnicero. Y todo lo peor venga exigido. Un pudor básico me exige silenciar mis preferencias. Y un deber aún más básico, catalogar los riesgos.

Anécdotas regionales aparte -aunque en esas anécdotas habite la tragedia-, cinco partidos van a dirimir el reparto de los votos españoles. Cuatro de ellos son la versión nacional de convencionales ideologías europeas. De la izquierda a la derecha: PSOE, Cs, PP, Vox. Un quinto, Podemos, es la versión aquí de un caudillismo latinoamericano: el bolivarismo de Hugo Chávez. Nada debo decir de los cuatro primeros. Ninguno de ellos me gusta, pero eso es cosa mía, nada más que mía. El quinto, al asumir el patrimonio del caudillo cuya muerte saludó con la -no muy literaria- unción de «un Orinoco de lágrimas», asume con él su herencia: más de 6.000 ejecuciones extrajudiciales, cárceles sin garantía, torturas, hambre, exilio.

Sé que algunos de los que votarán a Podemos fueron un día amigos míos. Sé que no pocos siguen siendo buena gente. Furiosa con la burla que ha sido la política española. No discutiré su derecho a la ira. Sólo les pido que vean esto (https://blogs.mediapart.fr/otrava-gamas/blog/160618/venezuela-infos-le-chavisme-la-peste-du-xxieme-siecle). Y luego voten.

«Esto» es un frío documental de 92 minutos. Que, cada veinte, acotan un disparo y una pantalla en negro: porque cada veinte minutos un homicidio se consuma en Venezuela. «Esto» se llama La peste. Antes de tomar a broma lo que un devoto de Chávez travestido en Cristo de guardarropía puede poner en marcha aquí, tómense esa hora y media de calma ante su ordenador. Tantos venezolanos no pueden hacerlo.

Verán a Vargas Llosa exponer el análisis admirable de lo más destructor del chavismo: una retórica que suplantó, por completo, lo real. Comparen esa retórica con la del candidato Iglesias. Saquen sus conclusiones. «Fuimos las víctimas», lamenta una voz en off, «de una peste ideológica que nos pisoteó, que incendió la piel de nuestro pueblo, que calcinó y enmudeció a nuestra Venezuela». Que transfiguró también a uno de los países más ricos del mundo en este basurero mísero. Y que exportó peste, esclavitud, miseria a los países colindantes. Y que sueña con exportarla ahora a España y, ¿por qué no?, a Europa.


Y una lección para el PSOE de Sánchez. En 1992, un golpe militar fracasado llevaba al comandante Chávez a presidio. Existió luego un gobernante, liberal e ingenuo, que lo indultó. Fue el inicio del fin. Es la lección para nosotros, dos años después del golpe de Estado en la región catalana: un golpista hoy indultado es un golpista triunfador mañana. Tal, el envite. Eso se vota: la peste.


                                                                                      GABRIEL ALBIAC    Vía ABC


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