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sábado, 29 de abril de 2017

IGLESIAS: CADA SEMANA, UN NUMERITO

Plantear una moción de censura sin candidato alternativo es tan chusco como organizar una boda sin novio. Si la propuesta fuera en serio el sustituto de Rajoy sería todo el meollo de la cuestión


El líder de Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)


Es notable que en un país con un Gobierno metido hasta el cuello en un inmenso fangal de juicios de corrupción, el líder de un grupo de 72 diputados proponga nada menos que una moción de censura y nadie lo tome en serio.
Hacia las 12 de la mañana compareció Iglesias, con la campanuda puesta en escena habitual. Dos horas después, los otros partidos ya le habían apagado el farol, haciendo salir a sus secundarios a mandarlo a paseo, y los medios relegaban la noticia a espacios secundarios. Es lo que tiene el toreo tremendista, que su éxito es tan fulgurante como efímero.
Más allá del descarado propósito efectista, en este tipo de comparecencias Iglesias siempre deja un reguero de falacias y medias verdades que vale la pena comentar porque, aunque su actuación no sea seria, los asuntos que toca sí lo son.
Anuncia una moción de censura; y preguntado por el candidato que se propondría en ella, dice que lo de los nombres es lo de menos. El caso es que si hay un mecanismo constitucional en que lo de los nombres resulte central, es la moción de censura. Oiga, que se trata de destituir a un presidente del Gobierno y poner a otro en su lugar. ¿Y no importa de quién se trate?
Plantear una moción de censura sin candidato alternativo es tan chusco como organizar una boda sin novio. Si la propuesta fuera en serio –que no es el caso- el sustituto de Rajoy sería todo el meollo de la cuestión.
¿Sería el propio Iglesias el candidato? ¿Propondría a alguien del PSOE? ¿Aceptaría cualquier nombre que sugieran los socialistas? ¿Quizá un independiente? ¿Es consciente el profesor Iglesias de que el candidato debe presentar y defender ante la Cámara un programa de gobierno completo? ¿Sabe que votar la moción no sólo implica rechazo al actual presidente, sino también apoyo a su sustituto y respaldo a su programa?
Los números no darán igual si el candidato es, por ejemplo, Monedero, que si es Felipe González. ¿Ven como sí importan los nombres?
Sostiene Iglesias que “los números dan” para ganar la moción. Tampoco esa expresión es nueva en él. Pero digo yo que los números no darán igual si el candidato es, por ejemplo, Monedero, que si es Felipe González. ¿Ven como sí importan los nombres?
Añade que “esto va mucho más allá de los partidos y del Parlamento”. ¡Caray, siempre creí que la moción de censura es un asunto 100% de los partidos y del parlamento! Con este hombre, uno nunca termina de aprender cosas nuevas.
Afirmó que “hemos informado a otros partidos, y hemos podido conversar con el Partido Socialista”. Les cuento: a las 11 de la mañana Iglesias envía un mensaje a Javier Fernández sugiriendo una reunión porque van a anunciar la necesidad de una moción de censura. Este (quizá creyendo que se refería a la Comunidad de Madrid) le responde que en ese momento no puede atenderle y que hablarán más tarde. Una breve llamada a Mario Jiménez e instantes después Iglesias ya está transmitiendo la buena nueva en las pantallas de toda España. Bonita manera de empezar a negociar con el socio imprescindible para una iniciativa de esa trascendencia.
También dijo haber hablado con CCOO y con Jueces para la Democracia (que, como es sabido, son decisivos para votar una moción de censura), y haber enviado mensajes a Albert Rivera y al PNV. Con tal equipaje previo de conversaciones en profundidad, se lanzó a la pileta.
Este último aspecto es interesante. Iglesias se ha dirigido a Ciudadanos: debemos suponer, por tanto, que incluye a ese partido en la mayoría parlamentaria que habría de sustituir a la actual y sostener al nuevo Gobierno. Lo que conlleva una rectificación radical de toda la estrategia política de Podemos desde las elecciones del 20-D .
Iglesias se ha dirigido a Ciudadanos, lo que conlleva una rectificación radical de toda la estrategia política de Podemos desde las elecciones del 20-D
Recordemos que España se pasó un año sin gobierno, entre otros motivos, por la negativa tajante de Podemos a compartir un acuerdo de gobierno con Ciudadanos; que sus bases rechazaron esa posibilidad en una consulta montada con tal fin; que Pedro Sánchezintentó infructuosamente durante meses armar un gobierno sobre la base de un acuerdo con Podemos y con Ciudadanos; y que hace dos meses en Vistalegre convalidaron esa línea política.
Todo ello, al parecer, ha dejado de importar: de repente, ahora sí se cuenta con Ciudadanos para montar un gobierno alternativo. ¿O no? ¿O todo es una parodia porque se sabe de antemano que no habrá moción de censura y que si la hubiera no tendría ninguna probabilidad de prosperar?
Quizá sólo se trata de cumplir el designio del numerito semanal y, de paso, meter un poco más de lío en el corral de los socialistas en plenas primarias. En realidad, ¿esto es una censura a Rajoy o una opa hostil al PSOE (una más)? Porque a mí me apesta a lo segundo, y me temo que a los dirigentes socialistas también. Y es que, como dijo ayer Susana Díaz, “a este ya lo tenemos muy visto”
¿Esto es una censura a Rajoy o una opa hostil al PSOE (una más)? A mí me apesta a lo segundo
Sí, la puesta en escena de ayer se parece muchísimo a la de aquella otra inefable rueda de prensa en la que Iglesias reclamó medio Gobierno para sí y presentó a sus ministros. Han cambiado algunos rostros entre los cortesanos que lo acompañan. Y sobre todo, falta Iñigo Trotski (perdón, Errejón).
Ya se sabe cómo va esto: primero te sacan del cargo. Luego te pasan a la segunda fila. Mientras, van eliminando uno a uno a todos los tuyos. Un día te silencian y te quitan los micrófonos. Lo siguiente es hacerte desaparecer de las fotos. Pronto descubriremos, en la historia oficial, que Errejón nunca fue fundador de Podemos. Y no sigo, porque estoy seguro de que esta vez no aparecerá un tipo con un piolet.
Pablo Iglesias repitió ayer constantemente que para él presentar la moción de censura es un deber moral y cívico, que supera las consideraciones políticas. Como le sobran diputados para hacerlo, no dudo de que, al margen de la postura de los demás partidos, cumplirá con esa responsabilidad moral y en pocos días formalizará la moción con su propio nombre como candidato a la presidencia del Gobierno, y se dispondrá a exponer su programa ante la Cámara y a afrontar estoicamente la trinca posterior. Esa función no me la pierdo por nada del mundo.

                                                   IGNACIO VARELA  Vía EL CONFIDENCIAL

 


 

 

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