Nuestra “democracia”, ¿nació impoluta, o ya arrastraba la corrupción en su genética?
La corrupción, es como un manantial que emana desde la cima. Fluye, como una cascada. Se ramifica por las vaguadas y contagia con su fragor a todas las personas de mente débil e inexistente conciencia.
Corría el año 1979, cuando se produjo una crisis del petróleo por la llegada de los ayatolás a Oriente Medio. La situación de los suministros de petróleo en el país era muy grave, y había serio riesgo de desabastecimiento.
El entonces todopoderoso vicepresidente del gobierno, Fernando, convoca a la Comisión de Energía para tratar la crisis, reuniendo al secretario de energía, Luis, al director de patrimonio del Estado, Arturo, y al responsable del monopolio de petróleos, Roberto.
—Buenos días señores. Como ya saben, la toma del poder de los líderes religiosos islámicos ha cerrado el grifo del petróleo. Estamos tiesos. Tenemos que encontrar cargamentos de crudo urgentemente. Roberto. ¿Cuántas reservas tenemos?
—Aproximadamente, para seis meses.
—Bien. Es necesario actuar con urgencia. Luis y Arturo, por favor, poned a disposición de Roberto lo necesario para que consiga los cargamentos de crudo en el mercado internacional. Avisad a las embajadas para que presten su ayuda. Es un asunto de máxima prioridad.
Transcurridas cuarenta y ocho horas, Roberto recibe una llamada de su buen amigo Girón, que por aquellas fechas era embajador de un importante emirato.
—Apreciado Roberto. ¿Qué tal estas?
—No tan bien como tú. Me alegra oírte. ¿Qué se te ofrece?
—Me han informado que estás buscando crudo. Creo que puedo ayudarte, ya que tengo muy buena relación con la familia real del emirato, y podemos conseguir varios cargamentos. Me atrevo a pensar que el primero podría salir para casa en menos de una semana, y a buen precio, directamente de la KPC.
—Mira Girón, que no estoy para darme paseos en balde. Sabes que no estamos muy boyantes. Y menos para malgastar queroseno.
—Roberto. Te doy mi palabra que es cierto. Vente para acá en cuanto puedas.
Roberto, tomó el primer vuelo al emirato. Con la ayuda de Girón, consiguió directamente del fabricante un cargamento de 150.000 toneladas de crudo, y el compromiso de varios similares en las próximas semanas, a un precio inferior a 35 dólares por barril.
A su regreso, la secretaria de Roberto entró a su despacho:
—Roberto. Tiene usted varias llamadas de Francisco, su jefe, el ministro de Hacienda.
—Claro, claro. Seguro que está encantado conmigo y me va a felicitar. Por favor, dígale que iré a verle en una hora.
Roberto, tras anunciarse, accedió al despacho de Francisco, pensando que le iba a dar un abrazo. En ese momento, Francisco, levanta los brazos de forma airada.
—Roberto. ¡Pero qué has hecho! Me has buscado la ruina.
—Buenos días Francisco. No entiendo tus palabras. ¿A qué te refieres?
—¿Cómo se te ocurre ir al emirato a contratar un cargamento?
—Porque el vicepresidente Fernando, en la comisión de energía, me lo ha pedido, junto a Arturo y a Luis. Tenía la obligación de encontrar suministros cuanto antes.
—Repito. ¿Cómo se te ocurre ir al emirato?
—Hombre. No se lo iba a pedir a los ayatolás. ¿No te parece?
—No sabes la que has montado. Ha estado aquí el hombre del rey, “el manco”. Me ha puesto a caer de un burro. Que cómo se nos ocurre ir a Oriente Medio, si ese es terreno vedado.
—Mira Francisco, no sé quién demonios es “el manco”, pero si a mí, ministro de Hacienda, viene un tío a echarme la bronca por ir a buscar crudo a Oriente Medio con la crisis de suministros que tenemos, lo tiro por la ventana.
—¿Cómo que no sabes quién es “el manco”?
—Te lo juro por mis muertos. No lo sé.
—¿Ves? Eres un pardillo. Eres el único tío del país que no sabe quién es “el manco”. Mira Roberto. Sal de aquí y ni se te ocurra volver a Oriente Medio a por petróleo.
Roberto, que no salía de su asombro, se fue a ver al vicepresidente.
—Fernando, Francisco se ha vuelto loco. He conseguido un cargamento directamente de la KPC, mientras que los que vienen de los emiratos siempre nos cuestan un montón entre comisiones e intermediarios. Y va Francisco, y me dice, que no vuelva por allí porque ha venido “el manco”, que no sé quién narices es, a echarle la bronca.
Fernando no podía aguantar la risa, ante la cara incrédula de Roberto.
—La verdad, Roberto, es que eres un pardillo. Todos los suministros, con comisiones impresionantes, las hace “el manco” en nombre del rey. ¿Sabes quién se lleva las comisiones?
—No me fastidies, Fernando. No me lo puedo creer. Pero, ¿tú sabes lo que supone? Si el barril está a 35 dólares y la comisión es de unos 4 dólares por barril. Fernando, ¿Tú sabes cuantos barriles caben en un cargamento? ¡Madre mía!
—Vamos a ver. Roberto. Las comisiones esas, ¿las pagas tú? Directamente, no, ¿verdad?. Pues entonces, olvídate del tema.
Treinta y ocho años después, Roberto, tiene muy clara la respuesta a la pregunta del inicio del relato. Nuestra “democracia” nació corrompida hasta el tuétano, y lo que hoy vemos no es nada más que las consecuencias de la epidemia que se ha extendido hasta los lugares más recónditos de la administración y de la clase política.
PD: Hoy les dedico el tema de Boney M “Ma Baker” https://youtu.be/yLzqMJQzzcA
JUAN CARLOS BERMEJO Vía VOZ PÓPULI
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