Votar es un ejercicio de riesgo en el que uno termina siempre cabreado consigo mismo
Es la política la que está vaciada
Y viciada. Cambian las caras, se rejuvenecen los líderes,
pero los españoles seguimos teniendo la desgracia de soportar a una
clase política que, más allá de que sea buena o mala, cualificada o no,
resulta poco fiable. Y este es el problema que crea desasosiego y
desafección. Cada elección lo son aún más. O puede que al cumplir años
la desconfianza sea mayor y no sólo para meter una papeleta en la urna. Votar
es un ejercicio de riesgo en el que uno termina siempre cabreado
consigo mismo. Y así, para el que se crea las encuestas, sondeos,
trackings, estadísticas y estudios demoscópicos con aspecto de filete
ruso, es como están unos cuantos millones de españoles. Dicen que son
los decisivos. ¿Quién lo sabe? Es seguro que en lo que llaman ahora la
España vaciada resida una buena parte de la suerte que van a correr
dentro de 26 días los bloques de derecha, por una parte, y de
izquierda más las vísceras de Frankenstein juntas por el otro, que Dios nos remedie de una nueva experiencia como la ya padecida.
Ahora que están enterrando a Rafael Sánchez Ferlosio
y que parece, por lo que vemos en los periódicos, que lo hemos leído
más que al Capitán Alatriste -cómo somos los españoles, qué facilidad
para hablar de aquello que ignoramos-, les traigo una frase que rescato
de una de sus últimas entrevistas: “Nadie es tan poderoso como el justo
cargado de razón”. Suena bien, pero lo cierto es que es eso, lo típico
de un intelectual como Ferlosio, que todo lo que dice y suena bien tiene
difícil aplicación.
¿Quién ha vaciado esa parte de España sino las diferentes políticas impulsada por tantos y tantos gobiernos de derecha e izquierda?
Cincuenta mil justos cargados de razón tomaron el domingo las calles de Madrid
para decirnos que están hasta donde usted y yo imaginamos de vivir en
desiertos, en villas sin carreteras, sin panaderías, farmacias, oficinas
bancarias, sin autobuses de líneas, sin médicos… Hasta los curas que
mejor que nadie saben que muchos serán los llamados y pocos los
elegidos se van allá dónde el pecado habita y es más rentable.
No creo que los que vinieron de Teruel y Soria, Cuenca y Guadalajara
sean poderosos, ni siquiera ahora que estamos a punto de votar y se
dirimen 99 escaños en la España vaciada. Si de verdad lo fueran habrían
empezado por ahorrarnos el repugnante espectáculo de dar espacio, razón y
hasta un sitio en la foto a los políticos que ayer pedían a gritos una
solución.
Y lo pedían sin ningún respeto, como si no
fueran ellos los culpables de lo que está pasando en el campo, las
villas vacías, en los pueblos muertos y llenos de viejos donde sólo
nacen gatos y alguna vaca. ¿Qué hacían ahí cinco ministros de Pedro Sánchez? ¿Qué el resto de dirigentes? ¿Es que alguno, más allá de lo que aportó Albert Rivera,
ha metido es su programa político unas líneas para acabar con esta
desigualdad que rompe España por la mitad. A estos que vinieron les van a
hablar de la reforma Constitucional, del problema catalán o de la tesis
de Sánchez. Y sin embargo tienen el poder que les otorgan 100 escaños
en un Congreso con 350. Si hubieran empezado negando a los políticos
vacíos de esta España vaciada su participación en la manifestación,
igual la tomadura de pelo será menor. Porque les volverán a tomar el
pelo tras el 28-A. Me sorprende que los de Teruel, que llevan 20 años en
la lucha, no lo hayan hecho. Cinco ministros, cinco, en la
manifestación, hay que tener poca vergüenza y respeto por la verdad.
Pero, ¿quién ha vaciado esa parte de España sino las diferentes
políticas impulsada por tantos y tantos gobiernos de derecha e
izquierda?
Y ahí estaban, como si con ellos no fuera la cosa. Para
solucionar el problema de los pueblos del desierto español, para ayudar a
la España vaciada hay que llenar antes de dignidad y nobleza la
política española. Y eso no va a pasar mañana en una actividad que vive
por y para la apariencia y el cortoplacismo.
O sea, en la más absoluta de las mentiras. Incluso con aquellos justos
cargados de razón que ayer, sí ayer, se hubieran manifestado lejos de
los políticos y las políticas que han acabado con sus vidas. Y pronto
con sus recuerdos. Y después con la memoria.
Antes de terminar
¿Objetivamente es mejor candidata Dolors Montserrat que Esteban González Pons?
No, sin duda alguna. Nos queda la esperanza de que en el Parlamento
Europeo Dolors Montserrat se haga entender en inglés mejor que en el
español que gastaba como portavoz en el Congreso. Porque, ¿hablará
inglés la número uno de las lista? ¿O no? Después de Suárez Illana llega
Dolors Montserrat. Menos mal que ya no hay capacidad para la sorpresa.
¡O sí, vaya usted a saber!
FÉLIX MADERO Vía VOZ PÓPULI
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