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martes, 4 de julio de 2017

CON PRECARIEDAD NO HAY NATALIDAD

Esta sociedad vacía y vieja solo vive pensando en cómo solucionar el problema de las pensiones actuales, drama que se conjurará con más deuda, es decir, pelota hacia adelante. Pero sigue aceptando la destrucción del mercado laboral.


Con precariedad no hay natalidad. EFE
 
Con los calores del verano, parece que solo las cifras del turismo basura que nos invade merecen abrir un noticiario, pero lamentablemente hay otros factores menos estacionales que siguen dañando a la sociedad española. Entre estos están la situación de los jóvenes, y por efecto demostración, la que sufrirán los mayores. Así se ha conocido el Informe del Consejo de la Juventud, aunque es tan retrasado que se une a la pléyade de estadísticas inservibles de las que se nutren economistas, analistas y no sé si también el Gobierno.
La situación de los jóvenes que pinta el Consejo de la Juventud es suficientemente grave para que alguien tome medidas
Al mismo tiempo, también hemos conocido cifras de balance demográfico del INE, también con cierto retraso, que nos apuntan, de nuevo, hacia un incremento de la población vía inmigración, por primera vez desde 2010, lo que supone un pequeño alivio para la maltrecha Seguridad Social. Esta ya tiene que endeudarse para poder pagar impuestos y paga extras, todo ello a pesar de que el empleo crece a tasas del 3% anual, eso sí con una productividad bajísima, propia de países en vías de desarrollo. Junto a esto, las cifras de natalidad en España han vuelto a marcar mínimos, y solo se recuperarán cuando se asienten una nueva generación de inmigrantes jóvenes, cuya propensión a la natalidad es superior a la española, en parte por factores culturales, y a pesar de la ausencia de la red familiar que tanto ha ayudado a los jóvenes españoles.
La precariedad y la caída de la natalidad son factores ya estructurales en la economía española
La raíz de este grave problema se centra en el modelo social y económico que han diseñado las elites, pero también la UE, para las economías pobres europeas. Este modelo se asienta en una apropiación continua y no disimulada de las rentas de las clases medias y bajas para traspasarlas a las elites empresariales que gozan de absoluta impunidad para desvirtuar el mercado laboral.
Este proceso, impuesto desde Bruselas y aplaudido por las organizaciones patronales, consiste en trocear el factor trabajo, cosificar colectivos enteros de trabajadores, mujeres, jóvenes, mayores de 45 años
Este proceso, impuesto desde Bruselas y aplaudido por las organizaciones patronales, consiste en trocear el factor trabajo, cosificar colectivos enteros de trabajadores, mujeres, jóvenes, mayores de 45 años, despojándoles de cualquier poder de negociación, y reducir la retribución a una asignación arbitraria en función de la cuenta de resultados, sin respetar horarios, capacidad, ni formación. El propio sistema, pero también la ausencia de pensamiento crítico éntrelas familias, está generando una hornada de jóvenes sobretitulados, que no sobrecualificados como ingenuamente nos intentan engañar, que son pasto de un mercado laboral cada vez menos sofisticado, menos productivo y donde la fuerza laboral es un estorbo, a pesar de la revolución digital.
Jóvenes sobretitulados que nunca encontrarán una senda continua de empleo bien remunerado es la Marca España en esta materia
Esta progresiva destrucción del factor trabajo, liberalización nos cuentan nuestros amigos neoclásicos, viene acompañada con restricciones presupuestarias de toda índole por lo que hay una gran parte de la fuerza laboral joven que no tendrá oportunidades laborales decentes probablemente nunca, salvo que emigre. Así, los nuevos nichos de negocios, mal llamados economía colaborativa, son el epicentro de este nuevo neologismo: no son trabajadores, son prestadores de servicios a demanda. Se conculcan todos los derechos adquiridos, no existe la negociación colectiva, los salarios los fijan la otra parte, y se les ordena la jornada laboral, pero no son falsos autónomos. Por supuesto, la inspección de trabajo mora para otra parte.
La degradación del factor trabajo es una consigna impuesta por elites nacionales y comunitarias
Este progresivo deterioro del concepto de trabajador, también tiene que ver con la progresiva caída de la inversión y productividad a nivel mundial, algo que ya no se puede afirmar que es cíclico, sino estructural, a pesar de la brusca caída de tipos de interés e inflación. Si esto se cronifica, y mi apuesta es que así será, veremos generaciones enteras que, no solo vivirán peor que sus padres, sino que serán pasto de la pobreza estructural, por más que se nos bombardee que esto no es más que la fase imprescindible para salir de la crisis en la que caímos en 2008. El desprecio hacia el ser humano, hacia el joven, hacia la mujer o hacia el mayor, tiene que ver con la idea de la inmediatez, de la moda y del beneficio rápido y el abandono de cualquier tipo de ética empresarial.
Esta revolución empobrecedora pretende, además, que las familias procreen, por supuesto sin ayudas, que se emancipen, que compren viviendas, coches y que en la vejez vayan a Benidorm a bailar
Esta revolución empobrecedora pretende, además, que las familias procreen, por supuesto sin ayudas, que se emancipen, que compren viviendas, coches y que en la vejez vayan a Benidorm a bailar. Pero la realidad ya es un muy distinta. El votante mediano joven ha dado la espalda a quien todavía cree que este ciclo vital no ha muerto, el que nos enseñaban en la Facultad: Modigliani. Hoy estos votantes se han separado de la vieja elite política y empresarial que sigue cosechando fracaso tras fracaso, anunciando que las cosas mejoran porque se crea empleo de una semana, de dos días o incluso de horas. Se adormece al país durante la estacionalidad del empleo, para luego justificar la destrucción porque os turistas se vuelven a sus casas.
El ciclo vital de Modigliani ya no tiene sentido en un mundo en el que serás parado crónico o a tiempo parcial durante tu corta vida laboral
Si el empleo no mejorará, tampoco lo hará el mercado de la vivienda para que puedan tener acceso a vivienda en alquiler social aquellos colectivos que lo necesitan, a precios razonable. Los talibanes del mercado siguen lanzando pestes contra cualquier regulación de los precios de alquiler, porque así no se asignan eficientemente los recursos, ya que la teoría de señalización sigue vigente, a pesar de los casos de escasez de oferta de vivienda asequible, y por supuesto a pesar de la eclosión de la nueva moda de alquilar tu casa para poder pagar los estudios de tus hijos o simplemente poder comer.
Sin empleo y sin vivienda social asequible, seremos víctimas de la especulación y de la mal llamada economía colaborativa
Esta sociedad vacía y vieja solo vive pensando en cómo solucionar el problema de las pensiones actuales, drama que se conjurará con más deuda, es decir, pelota hacia adelante. Pero sigue aceptando la destrucción del mercado laboral con una naturalidad propia de colectivos que no estarán aquí cuando esto explote. Tal vez hayamos llegado al punto en que solo nos importa el ahora, y cómo salgo yo de esta encrucijada. Pero urge cada vez con más fuerza, un episodio que nos haga salir del marasmo de las trincheras ideológicas y políticas y pasar a la acción real, aunque ello conlleve perdernos el último episodio de nuestra serie favorita. Como ha señalado Unai Sordo, el nuevo Secretario General de CCOO, si los jóvenes no espabilan, su futuro estará completamente muerto.

                                                          ALEJANDRO INURRIETA   Vía VOZ PÓPULI
 

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