El jueves 11 de marzo de 2004 es una fecha que difícilmente podré borrar de mi memoria, al igual que muchos de ustedes.
Como cada día, mi mujer y yo nos despertamos a las siete de la mañana, para ir a trabajar. Durante el desayuno, la radio informaba, a eso de las ocho, que habían estallado bombas en cuatro trenes de cercanías que cubrían el tramo Guadalajara-Alcalá-Chamartín-Ávila-Segovia.
Esta línea, es utilizada por los ciudadanos del corredor del Henares y del sureste de Madrid para acceder a la ciudad. Miles de trabajadores y estudiantes la usan diariamente. A esas horas, su afluencia es máxima.
Recuerdo de mi juventud (viví en Vallecas treinta años), cuando la usaba para ir a trabajar, de botones, a Nuevos Ministerios (cuando el tren era azul y amarillo). Había días que teníamos que subirnos en el montacargas. Salir del tren era una odisea, por la gente que había dentro. Lo más desesperante era cuando el tren se retrasaba, o se quedaba parado en la vía sin fluido eléctrico, o simplemente, se paraba sin más sin solución de continuidad y los viajeros nos bajábamos del tren, andando por el túnel Atocha-Chamartín con el característico olor a “Zotal” que usaban para combatir a las ratas.
El hecho de que las bombas hubieran estallado en esa línea, me trajo especial preocupación, ya que muchas personas allegadas la utilizaban de forma habitual. Tomé el coche para dirigirme al puesto de trabajo. La radio seguía informando con poco detalle, si bien ya se hablaba de un número importante de personas asesinadas y cientos de heridos.
Al llegar a la oficina, todo el personal estaba muy impresionado. Los medios de comunicación y los políticos atribuían la autoría a la banda terrorista ETA. Entretanto, los servicios de emergencia trabajaban en atender a los heridos y a reconocer los restos de los cadáveres que iban en aumento.
Pasadas las diez de la mañana, nos informaron desde nuestra oficina de Villaverde que, Sergio, uno de nuestros ingenieros, usuario de la línea de Cercanías, no había llegado a trabajar. Tampoco atendía a las llamadas de teléfono.
Al mediodía, un dirigente de Batasuna, afirmó que ETA no era responsable de los atentados. Sucesivamente, aparecieron nuevas líneas de investigación. Una furgoneta sospechosa, una cinta con locuciones árabes en una papelera, mochilas con explosivos en los convoyes que no explosionaron y que parecían usar un sistema de detonación que no se correspondía con los usados por ETA. Todo parecía dar un vuelco. Aparecieron los primeros rumores sobre la posible autoría por parte de extremistas islámicos.
A la vuelta de comer, nos confirmaron lo peor. Nuestro compañero Sergio, había muerto en uno de los trenes. La consternación entre los miembros de la empresa era generalizada. Un compañero había sido asesinado, junto a muchos otros ciudadanos, de forma despiadada, por autores desconocidos.
Mientras tanto, los políticos se enzarzaban en una dialéctica sobre la autoría y las formas de llevar la investigación. Apoyados por sus medios afines, daba claramente la impresión de que estaban utilizando la masacre para comenzar una carrera por el poder. En tres días, había elecciones generales.
A media tarde, llamé a mis padres, que vivían muy cerca del apeadero de Entrevías, para saber si alguien cercano había sido víctima del atentado. Desgraciadamente, me dieron la noticia de que uno de mis amigos de la infancia, Alberto, flamante ingeniero de telecomunicaciones, y probablemente, la mente más brillante del barrio, se debatía entre la vida y la muerte en la UCI del hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Me trasladé al hospital. Allí encontré al padre de Alberto, en la sala de espera. A su hijo, la metralla le había perforado el cráneo, con la consiguiente pérdida de masa encefálica. Le destrozó un oído y le desprendió un ojo completamente de su órbita. A ello, había que sumar múltiples lesiones torácicas, traumatismos y hemorragias. Fue realmente milagroso que siguiera vivo. Todo un luchador, y mejor persona.
A última hora de la tarde, el Ministerio del Interior decidió abordar otras vías de investigación, además de ETA. El clima de indignación en la sociedad se estaba acrecentando por minutos. Las conversaciones alcanzaban un alto grado de especulación y muchos ya empezaban a considerar que radicales islámicos podían estar detrás de la masacre.
El lluvioso 12 de marzo, por la mañana, nos desplazamos a Iriépal, un pequeño pueblo de Guadalajara. Allí, varios miembros de la empresa, acompañamos a la familia de Sergio en su funeral. Nadie podía entender qué demonios estaba ocurriendo. Los medios se decantaban de forma generalizada por la versión de grupos islamistas como autores del atentado, y los políticos aprovechaban para acusarse unos a otros de mentir y tergiversar los datos.
Al regreso, ya por la tarde, la radio informó de un comunicado de ETA negando su participación. Los políticos de izquierdas, comenzaron una ofensiva descarada contra los de derechas (que no dejaban de hacer el más absoluto de los ridículos en sus declaraciones) para tratar de sacar rédito ante la inminente cita electoral del 14 de marzo.
Al anochecer, seguía lloviendo sin cesar. A esa hora, millones de personas se manifestaron en las calles de toda España para condenar el atentado. El balance de la masacre, 193 personas asesinadas (dos de ellas fetos en gestación) y cerca de dos mil heridos y mutilados.
El sábado 13, era día de reflexión. ¡Y vaya si lo fue! La ciudadanía estaba alucinando. Unos asesinos habían cometido la mayor barbarie terrorista de la historia en España, y nuestros políticos, en lugar de estar unidos para descubrir la verdad y a los culpables, se tiraban los trastos a la cabeza unos a otros, con la inestimable colaboración de los medios de comunicación.
Esa tarde, se produjeron las primeras detenciones de sospechosos. Paralelamente, las hordas socialistas aporreaban la sede de los pusilánimes populares, acusándoles de mentir y de provocar el atentado. A falta de WhatsApp, se usó el SMS, para difundir un mensaje con el claro objetivo influir en el resultado electoral del día 14, cosa que consiguieron, llevando al poder a alguien que, unos días antes, ya estaba pensando en cuándo lo iban a sustituir de la secretaría general.
Pocas veces en la historia de España, se ha visto un comportamiento tan miserable por parte de la clase política como en las horas que transcurrieron entre el 11 y el 14 de marzo de 2004. Unos, tratando de ocultar lo que todos veíamos desde kilómetros, para tapar su complejo por el apoyo mostrado a EEUU en las intervenciones en Irak, y los otros, utilizando el atentado como arma arrojadiza para castigar a sus adversarios y tomar el poder.
De lo que no tengo ninguna duda, es que los autores del atentado, consiguieron su objetivo, que no era otro, que devastar España. Desde ese día, España entró en barrena, en lo que se refiere a decadencia moral, económica y territorial. Las consecuencias, las vemos y sufrimos todos los días.
Trece años después, nada sabemos de los actores intelectuales de la masacre. Lo único que nos queda, es la perplejidad sobre el cúmulo de despropósitos que acontecieron durante la investigación.
Nunca llegué a entender las razones por las que se destruyeron los trenes al día siguiente del atentado. Tampoco, sobre las vagas deducciones sobre el explosivo que se utilizó. Finalmente, que “la oficialidad” llegara a la conclusión de que un exiguo grupo de personas, pudiera organizar una operación terrorista de tales dimensiones y con una precisión tan exacta, honestamente, me parece un insulto a la inteligencia de los ciudadanos.
El próximo sábado 11 de marzo de 2017, la Asociación 11M, ha preparado una serie de actos, junto con organizaciones de vecinos, en memoria de los asesinados, heridos y mutilados de los atentados del 11 de marzo de 2004. Este es el programa:
Allí estaré, con los vecinos de Santa Eugenia y EL Pozo. Estáis todos invitados. Será un placer veros y saludaros. Hagámoslo, por su memoria, su dignidad y su justicia.
PD: En homenaje a los voluntarios, servicios médicos y de emergencia, que, como ese día, ayudan a salvar vidas y dan apoyo psicológico a víctimas y familiares, les dedico el tema “Hero” de Mariah Carey https://youtu.be/0IA3ZvCkRkQ
JUAN CARLOS BERMEJO Vía VOZ PÓPULI
No hay comentarios:
Publicar un comentario