En la federación andaluza del PSOE se da por hecho que Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Bono, entre otros ‘dinosaurios’ de la vieja guardia, estarán en Madrid el domingo, 26, en posición de saludo en la presentación de la candidatura de Susana Díaz. Para la andaluza, la presencia del expresidente supone “el último empujón” para acabar con Pedro Sánchez. Sin embargo, algunos barones que la apoyan no piensan lo mismo e, incluso, llegan a sospechar que puede ser contraproducente y tener para ella un efecto bumerán.
“Felipe tiene que venir ese día a Madrid. Primero, porque Susana es la presidenta de Andalucía. Segundo, porque tanto él como ella son el viejo PSOE. Y tercero, porque se lo ha pedido la gestora”, aseguran fuentes de la federación andaluza, que recuerdan el gran esfuerzo que está desplegando el presidente de ésta última, Javier Fernández, para hacer “su último servicio al conjunto del partido en unas condiciones muy difíciles”.
“Si Felipe no asistiera a la puesta de largo de Susana, acapararía todos los titulares. Si viene, será uno más. La gran duda es si suma o resta porque tanto él como Rubalcaba, como Bono, son considerados por la militancia como parte de la jerarquía del partido y, en estos momentos, los jefes provocan, sobre todo, rechazo”, reconoce un veterano diputado próximo al trabajo de la gestora.
Estas dudas no son tales en el equipo de Pedro Sánchez, para quien Susana Díaz se está equivocando claramente en su estrategia “de principio a fin”. Según uno de los parlamentarios fieles al exsecretario general, la presidenta andaluza “no entiende que las bases del PSOE han cambiado mucho”, porque ahora “lo importante en el partido hay que hacerlo de abajo arriba y no al revés”. Ni siquiera alguien como José Luis Rodríguez Zapatero, abunda, despierta ya grandes simpatías al margen de lo que fueron sus equipos de confianza. “Zapatero ya tampoco aporta simpatías porque quedó muy desprestigiado, nadie ha salido todos estos años a defender su gestión y es él mismo el que se siente obligado a hacerlo de manera un poco vergonzante cada vez que se le brinda la oportunidad”, apunta otro señalado sanchista.
Personas cercanas a González le ven dentro del conflicto que enfrenta a su partido “entre la espada y la pared”. Quienes han seguido sus movimientos en duelos anteriores recuerdan que en los prolegómenos del congreso del año 2000, el que dio la victoria a Zapatero, no enseñó sus cartas hasta muy el final, ya que primero pensaba, o le hicieron pensar, que el ganador iba a ser José Bono. Fue en la última fase de la contienda cuando vio que el expresidente “tiraba mucho en las televisiones” y empezó a animarle, intuyendo siempre que iba a ser un líder efímero para el PSOE, como así fue.
Frialdad entre González y Zapatero
Hoy en día, la relación personal entre Zapatero y González es fría, apenas mantienen comunicación y el respaldo de este último a Susana Díaz es meramente
circunstancial así como lleno de matices. “El principal es que a Felipe, como a Chaves o a Griñán, no le gusta nada Susana y, por tanto, su apoyo hay que entenderlo solo como la vía más directa y práctica para acabar con el peligro de Pedro Sánchez”, admiten en la federación andaluza.
En el sanchismo se ve a Susana Díaz como la “antilíder”. “Ella está mendigando gran cantidad de apoyos y ha comprometido a mucha gente antes de dar el paso, cuando lo que haría un líder natural es justamente lo contrario, asegurar que concurre a las primarias por convicciones propias, esperando que los demás le sigan”.
FEDERICO CASTAÑO Vía VOZ PÓPULI
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