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jueves, 23 de marzo de 2017

EL ATENTADO DE LONDRES VUELVE A PONER A LOS MUSULMANES BRITÁNICOS EN EL PUNTO DE MIRA

"Los londinenses nunca serán intimidados por el terrorismo", asegura Sadiq Khan, el alcalde musulmán de la capital británica. Pero sus palabras no son suficientes para frenar la islamofobia

Oficiales de policía trabajan en el lugar del atentado en Westminster. (Reuters)

Yudi es de Canadá. Vino a Londres por motivos de trabajo tan solo por dos semanas, pero el destino quiso que este martes cruzara el puente de Westminster minutos antes de las 15:00 GMT, cuando un hombre lanzó su coche 4x4 contra los viandantes. “Fue horrible. En cuestión de segundos había alrededor de 15 personas tiradas por el suelo. Sangre por todos los lados. Todos empezamos a correr. Para mí estaba claro desde el primer minuto que era un ataque terrorista”, explica a El Confidencial.
Tras dejar al menos 40 heridos, el conductor estrellaba segundos después su coche contra la verja que rodea una de las entradas principales del Parlamento de Westminster, por donde cada hora pasan centenares de británicos y turistas. Recibió varios disparos tras acuchillar a uno de los policías que custodiaban el edificio. Algunas imágenes mostradas posteriormente en televisión sugieren que podía llevar hasta dos cuchillos.

La gente deja flores en el lugar del atentado en Westminster Bridge. (Reuters)
La gente deja flores en el lugar del atentado en Westminster Bridge. (Reuters)
En total son ya cuatro las víctimas mortales —incluidos el asaltante y el agente acuchillado—. Entre los fallecidos, también hay una mujer nacida en Londres, pero de ascendencia gallega, madre de dos niñas pequeñas de 11 y ocho años, a las que iba a buscar al colegio cuando sufrió el atropello.
El atentado tuvo lugar en Londres justo cuando Bruselas recordaba las 32 víctimas mortales y más de 300 heridos que dejó hace un año el atentado del Estado Islámico contra el aeropuerto y la red de metro de la capital belga. La ciudad del Támesis ya había sido víctima del terrorismo en julio de 2005, cuando unos atentados contra los transportes públicos dejaron 56 muertos, incluyendo a los cuatro terroristas.
“Lamentablemente, este es el precio que tienes que pagar ya por vivir en cualquier capital europea”, aseguraba Martha, una británica de 65 años que precisamente había aprovechado la tregua de la lluvia para tomar un té con un amiga en la zona. “Mi hija me ha llamado corriendo diciéndome que salga de aquí. Pero yo ya he visto de todo. El IRA, el 7-J… y mira, no pienso quedarme en mi casa. Si me toca un día, me toca, pero yo voy a seguir viviendo”, señala.
Por su parte, Aldo, un colombiano que llegó el lunes de vacaciones con su familia, asegura que van a hacer los planes que tenían previstos. “No le queremos decir todo a la niña, que es pequeña. Lógicamente, está preguntando que por qué tantas ambulancias. Pero no le queremos meter más miedo”.


Amenaza terrorista "severa"

La Cámara de los Comunes y la de los Lores suspendieron de inmediato sus sesiones después de que los parlamentarios escucharan desde el interior de Westminster los disparos de la policía. Cientos de personas, entre diputados, funcionarios, periodistas y ciudadanos que visitaban el palacio, quedaron retenidas durante cerca de cinco horas en las instalaciones parlamentarias por motivos de seguridad. La 'premier', Theresa May, abandonó el Parlamento en un vehículo camuflado y se reunió de inmediato con el comité de emergencias Cobra, que incluye a sus principales ministros y altos cargos de la defensa y seguridad nacionales.
Tras la reunión, el martes por la noche, compareció vestida de negro, frente a su residencia oficial en el número 10 de Downing Street. "La localización de este ataque no ha sido un accidente. El terrorista eligió golpear el corazón de nuestra capital, donde gente de todas las nacionalidades, religiones y culturas se juntan para celebrar los valores de la libertad, la democracia y la libertad de expresión", afirmó.
Con todo, el Gobierno mantiene su alerta por amenaza terrorista en un nivel considerado "severo", el cuarto grado más grave en una escala de cinco, en el que se encuentra desde agosto de 2014. Por lo que el ataque podría haber sido llevado a cabo por un “lobo solitario” en vez de ser coordinado por una célula terrorista internacional como Al Qaeda. En cualquier caso, la investigación sigue en curso y poco se sabe de la identidad del terrorista.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha asegurado que la ciudad “sigue siendo una de las más seguras del mundo”. “Los terroristas no nos intimidarán”, matizó. En un momento en que el terrorismo yihadista vuelve a las portadas, las palabras del primer alcalde musulmán de Londres cobran más relevancia que nunca.
Sí. Londres votó en mayo de 2016 al laborista haciendo historia. Sin embargo, tras el atentado de este martes, se teme ahora que las comunidades musulmanas y las mezquitas sean objetivo de ataques.
En 2013, los grupos de extrema derecha organizaron más de 50 manifestaciones en distintos puntos de Inglaterra para protestar por la muerte del soldado Lee Rugby, apuñalado por dos británicos convertidos al islam. Las organizaciones bautizaron las marchas como el “día del odio”. Se registraron más de 200 incidentes contra musulmanes, incluidos 11 ataques contra 10 mezquitas.

​Islamofobia rampante

Ya no hay que remontarse a los atentados contra la red de transporte de Londres de 2005. Junto con el asesinato del soldado Lee Rigby, la operación Caballo de Troya luego en los colegios de Birmingham, la decapitación del periodista James Foley ejecutado por un terrorista con acento londinense y los informes sobre los más de 500 británicos que luchan actualmente en las filas del Estado Islámico no ayudan especialmente a mejorar la imagen de esta comunidad.
De hecho, la sociedad británica se ha radicalizado en los últimos años. La prueba clara e inequívoca fue el avance del UKIP y el triunfo del Brexit, cuando el freno a la inmigración se convirtió en el protagonista absoluto de la campaña.


Los británicos miran cada vez con más recelo a los inmigrantes y también a aquellos que, aun naciendo en el Reino Unido, no comparten sus mismas costumbres. Según el último censo de 2011, los musulmanes británicos representan el 5% de la población actual. Pero casi un 10% de recién nacidos y niños (menores de cinco años) en Inglaterra y Gales ya tiene como religión el islam. En otras palabras, el porcentaje de musulmanes entre los menores de cinco años es casi el doble que en la población general.
Las altas tasas de natalidad de minorías y el aumento del ateísmo explican, por ejemplo, que los niños musulmanes en Birmingham —la segunda ciudad más grande del país— superen, por primera vez, a los cristianos (34,7% comparado con 33,7%).

Un policía vigila la entrada de la Mezquita Central de Londres en Regent's Park, en enero de 2015. (Reuters)
Un policía vigila la entrada de la Mezquita Central de Londres en Regent's Park, en enero de 2015. (Reuters)
El cristianismo sigue siendo el patrón en Inglaterra y Gales (Escocia e Irlanda del Norte tienen su propio registro). Pero, al igual que en Birmingham, el islam es la religión dominante entre los niños de Leicester, Bradford, Luton, Slough y los barrios londinenses de Newham, Redbridge y Tower Hamlets.
La fundación Exploring Islam ha puesto en marcha diferentes campañas para cambiar la percepción de esta religión en la sociedad. En 2010, por ejemplo, distintos carteles con fotografías de hombres y mujeres musulmanes que apostaban por los derechos humanos y la responsabilidad social se pudieron ver durante semanas en las distintas paradas de metro y autobús de la capital. Pero no consiguieron el efecto deseado.
De hecho, en 2014 los crímenes de odio islamófobos aumentaron drásticamente. En 2013, se cometieron 500 incidentes, comparados con los 336 registrados en 2012 y los 318 en 2011. La organización Tell MAMA asegura que el 58% de los asaltos reportados fueron contra mujeres. De ellos, en el 80% de los casos estas llevaban ropa asociada con el islam, como el 'hiyab' o 'niqab'.

                                                           CELIA MAZA  Vía ELCONFIDENCIAL

 

 

 

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