Los europeos serán los más viejos del planeta en 2030 y su porcentaje sobre la población global cae, como su participación en el PIB mundial. Lo positivo, la UE tiene las sociedades más iguales y es el mayor donante de ayudas; ¿lo podrá mantener con su lenta recuperación de la crisis?
Como resultado de esa decisión, el trágico
pasado de dos guerras mundiales dio paso a una paz duradera y a una UE
ampliada “de 500 millones de ciudadanos que viven en libertad en una de
las economías más prosperas del mundo”.
Así lo recuerda el ‘Libro Blanco sobre el futuro de Europa. Reflexiones y escenarios para la UE-27 para 2025’, publicado por la Comisión Europea el pasado 1 de marzo y que, al inicio de su presentación, recuerda las palabras pronunciadas el 9 mayo 1950 por Robert Schuman,
uno de los “padres de Europa”: “Europa no se hará de una vez, ni de
acuerdo con un solo plan. Se construirá a través de logros concretos que
primero crearán una solidaridad de hecho”.
Sin embargo, esa misma Europa tiene ante sí una serie de retos si quiere evitar el actual y progresivo envejecimiento de la población debido a su escasa natalidad. De hecho, los europeos serán los más viejos del planeta en 2030 y su porcentaje sobre la población global no para de caer, como su participación en el PIB mundial.
Además, debe responder a otra serie de desafíos y amenazas, como los cambios en el mercado de trabajo debidos a un mayor uso de la tecnología; las crecientes presiones climáticas y ambientales; los progresivos flujos migratorios y la situación de los refugiados; o la pérdida de confianza de los ciudadanos en las instituciones, entre otros.
Por otra parte, aunque el informe muestra
aspectos positivos de la UE en el escenario mundial, como el hecho de
ser el mayor donante mundial de ayudas al desarrollo y ayuda humanitaria o el hogar de las sociedades más iguales, cabe preguntarse hasta qué punto podrá mantener ese estatus social en un futuro inmediato si tenemos en cuenta “la dinámica actual de la UE, paralizante e insuficiente para afrontar los múltiples retos a los que se enfrenta el continente”, advierte el Libro Blanco, que plantea una cuestión crucial: ¿Qué futuro queremos para nosotros, para nuestros hijos y para nuestra Unión?
10 retos ante un futuro preocupante
Para dar una respuesta positiva a esta
pregunta Europa necesita despertar de su letargo autocomplaciente y
afrontar de una vez por todas, entre otros, estos diez retos que plantea
el Libro Blanco:
1. Europa se encoge. Aunque “el papel de la UE como una fuerza global positiva es más
importante que nunca”, una realidad paralela muestra que “el lugar de Europa en el mundo se está encogiendo”, mientras otras partes del mundo crecen.
El estudio advierte de que “en 1900,
Europa representaba alrededor del 25% de la población mundial. Para
2060, representará menos del 5%. Actualmente, ningún Estado miembro
tendrá más del 1% de la población mundial”, como se puede observar en el
gráfico que acompaña esta afirmación, reproducido a partir del Libro
Blanco.
Europa representa una proporción cada vez más decreciente de la población mundial
2. Los europeos, los más envejecidos.
La causa de esta proporción decreciente de la población europea
respecto a la mundial es el progresivo envejecimiento de la población
europea mientras la
esperanza de vida está alcanzando niveles sin precedentes. Tanto es así que “con una edad media de 45 años, Europa será la región ‘más antigua’ del mundo en 2030”, subraya el estudio.
Como se ve en este otro gráfico, ante esos
45 años de edad media de los europeos, África será la región más joven
del mundo, con una edad media de 21 años; seguida de América Latina y
Caribe, con 34; Asia y Oceanía, con 35; y Norteamérica, con 40.
Los europeos serán los más envejecidos del mundo en 2030
3. Menor poder económico. Otra cuestión preocupante que plantea el estudio es el hecho de que “la participación de Europa en el PIB mundial se está reduciendo”, según muestra este otro gráfico.
“Se prevé que el poder económico relativo
de Europa disminuirá, representando mucho menos del 20% del PIB mundial
en 2030, frente al 22% actual”, dice el informe.
Entre 2004 y 2015 su participación cayó 4
puntos porcentuales, al igual que la de Estados Unidos. También cayeron
la de Japón (5 puntos) y la del Reino Unido (1 punto).
En ese mismo periodo creció
espectacularmente la de China (10 puntos); y menos la de Brasil e India;
mientras se mantuvieron las de Canadá y México, como se ve en el
gráfico.
“La creciente influencia de las economías
emergentes acentúa la necesidad de que Europa hable con una sola voz y
actúe con el peso colectivo de sus partes individuales”, indica el
estudio.
4. El negativo legado de la crisis.
Tras la crisis económica y financiera mundial que sacudió en 2008 a los
Estados Unidos y Europa, economía de la UE parece que va recuperándose.
“Sin embargo, la recuperación sigue estando desigualmente repartida entre la sociedad y las regiones. Abordar el legado de la crisis, desde el desempleo de larga duración hasta altos niveles de deuda pública y privada en muchas partes de Europa, sigue siendo una prioridad urgente”, apunta el informe.
“El desafío es particularmente agudo para la generación más joven.
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, existe un riesgo real
de que la generación de adultos jóvenes de hoy en día termine siendo
menos favorecida que sus padres. Europa no puede permitirse perder el
grupo de edad más educada que ha tenido jamás y dejar que la desigualdad
generacional condene
su futuro”, añade.
La UE es el mayor donante de ayuda al desarrollo y ayuda humanitaria
También pone el acento sobre las dudas que
genera la actual situación sobre “la economía de mercado social de la
UE y su capacidad para cumplir su promesa de no dejar a nadie atrás y
garantizar que cada generación esté mejor que la anterior”.
Por ejemplo, cabe preguntarse si la EU podrá mantener en un futuro inmediato logros positivos como el hecho de ser “el mayor donante de ayuda al desarrollo y ayuda humanitaria”, como se ve en este nuevo gráfico, reproducido, como los anteriores, a partir del estudio.
5. El impacto de los cambios tecnológicos.
Otra cuestión que supone un reto para la UE es cómo afrontar la
creciente digitalización de la sociedad y el impacto, no siempre
positivo, de los grandes cambios tecnológicos que se avecinan.
“Europa se enfrenta a una profunda digitalización de la sociedad
que ya está borrando las fronteras entre trabajadores y trabajadores
por cuenta propia, bienes y servicios, o consumidores y productores.
Muchos de los empleos de hoy no existían hace una década y muchos más
surgirán en los próximos años”, recuerda el estudio.
“Es probable que la mayoría de los niños
que ingresan a la escuela primaria terminen trabajando en nuevos tipos
de trabajo que aún no existen. Los retos de un mayor uso de la tecnología y la automatización afectarán a todos los empleos e industrias. Aprovechar al máximo las nuevas oportunidades, al tiempo que mitigar cualquier impacto negativo,
requerirá una inversión masiva en habilidades y un repensamiento
importante de los sistemas educativos y de aprendizaje permanente”,
señala.
6. Las presiones climáticas y ambientales. Por otra parte, también hay que estar alerta ante el creciente deterioro del medio ambiente debido al cambio climático.
“Europa se compromete a una
descarbonización ambiciosa de su economía y a reducir las emisiones
nocivas. Y tendremos que seguir adaptándonos a las crecientes presiones climáticas y ambientales”, advierte el estudio.
“Nuestra industria, las ciudades y los
hogares tendrán que cambiar la forma en que operan y se alimentan. Ya
somos líderes en ‘ciudades inteligentes’, en el uso eficiente de los
recursos naturales y en la lucha global contra el cambio climático”,
añade.
Al mismo tiempo, aunque “nuestras empresas poseen el 40% de las patentes mundiales de tecnologías de energía renovable, uno de nuestros mayores desafíos será ofrecer soluciones innovadoras al mercado, tanto en el país como en el extranjero”. Concluye en este apartado.
7. Las amenazas a la seguridad y las fronteras.
Más adelante, el estudio destaca el hecho positivo de que “Europa es un
lugar notablemente libre y estable para sus ciudadanos en un mundo
todavía lleno de discordia y división. De los 25 países que figuran como los más pacíficos del mundo, 15 son de la UE”, como se puede ver en el siguiente mapa, incluido en el Libro Blanco.
“Sin embargo, el efecto escalofriante de recientes ataques terroristas ha sacudido nuestras sociedades.
Las líneas cada vez más borrosas entre las amenazas internas y externas
están cambiando la forma en que la gente piensa acerca de la seguridad
personal y las fronteras”, advierte.
A esto se añade “la acumulación de tropas en nuestras fronteras orientales, la guerra y el terrorismo en Oriente Medio y África, y la creciente militarización en todo el mundo, que son ilustraciones vívidas de un contexto mundial cada vez más tenso”.
Por todo ello, “la necesidad de
reflexionar sobre cómo disuadir, responder y proteger contra amenazas,
que van desde ciberataques a gran escala hasta formas más tradicionales
de agresión, nunca ha sido tan crítica”. Y aunque “la OTAN seguirá
proporcionando una fuerte seguridad a la mayoría de los países de la UE,
Europa no puede ser ingenua y tiene que cuidar de su propia seguridad”, concluye.
8. La crisis de los refugiados. A juicio del Libro Blanco, es importante prever que “las presiones que impulsan la migración también se multiplicarán y
los flujos vendrán de diferentes partes del mundo a medida que los
efectos del crecimiento de la población, las tensiones generalizadas y
el cambio climático se hagan más presentes”, “La crisis de los refugiados, que vio a 1,2 millones de personas llegando a Europa en 2015, es de una escala sin precedentes
desde la Segunda Guerra Mundial. Esto ha llevado a un debate polémico
sobre la solidaridad y la responsabilidad entre los Estados miembros y
ha alimentado un cuestionamiento más amplio del futuro de la gestión de
las fronteras y de la libre circulación dentro de Europa”, matiza.
“Para los 1,7 millones de europeos que
viajan a otro Estado miembro cada día, y para los cientos de millones
que viajan por Europa por razones familiares, turísticas o empresariales
cada año, las fronteras son una cosa del pasado. Sin embargo, por
primera vez desde que las murallas fueron derribadas hace una
generación, las recientes crisis han llevado a que se reintroduzcan
controles temporales en ciertas fronteras dentro de Europa”, advierte.
9. Cómo mantener el estado del bienestar.
Otra cuestión preocupante y que sugiere muchas dudas es cómo se podrá
mantener el actual estado del bienestar en una sociedad que envejece por
encima de lo deseable.
“Europa ya cuenta con los sistemas más
avanzados del Estado de bienestar del mundo que pueden proporcionar
soluciones a los desafíos sociales en todo el mundo. Su comunidad
científica está a la vanguardia de la investigación global para abordar
los desafíos de la salud, como el tratamiento de la enfermedad de
Alzheimer”, recuerda el estudio.
Sin embargo, “los sistemas de protección social necesitan ser considerablemente modernizados para seguir siendo asequibles y para adaptarse a las nuevas realidades demográficas y laborales”.
En este sentido, cabe recordar que, a día de hoy, “Europa es el hogar de las sociedades más iguales del mundo”, como se puede ver en este último gráfico. Y en ese escenario, la posición de España es de las menos representativas.
10. La confianza de los ciudadanos disminuye. Por último, el Libro Blanco plantea que, ante todo este escenario, hay un “creciente descontento con la política y las instituciones principales a todos los niveles.
Esto a menudo se manifiesta a través de la indiferencia y desconfianza
hacia la acción de las autoridades públicas. Y también crea un vacío
demasiado fácil de llenar por la retórica populista y nacionalista”.
“La confianza de los ciudadanos en la UE ha disminuido
en línea con la de las autoridades nacionales. Alrededor de un tercio
de los ciudadanos confía hoy en la UE, cuando cerca de la mitad de los
europeos lo hicieron hace diez años”.
“También existe un desajuste entre las expectativas y la capacidad de la UE para satisfacerlas.
[…] Restaurar la confianza, construir consenso y crear un sentido de
pertenencia es más difícil en una época en la que la información nunca
ha sido tan abundante, tan accesible, pero tan difícil de entender”.
Señala.
Por todo ello, “Europa y sus Estados
miembros deben moverse más rápido para interactuar con los ciudadanos,
ser más responsables y entregar mejor y más rápido lo acordado
colectivamente”, concluye el estudio.
FERRÁN ESTEVE Vía FORUM LIBERTAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario