Bruselas fracasa en su objetivo de repartir entre los Estados miembro a 160.000 refugiados, solo reubicará al 25%. La última gran guerra hizo emigrar en todas direcciones a 40 millones de personas y tras la muerte de Hitler la ONU les ayudó en un continente devastado.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha confirmado que el número de refugiados sirios ha superado la barrera de los cinco millones, es decir una cifra equivalente al cuarto de la población total de Siria, mientras el conflicto se ha traducido ya en 6,3 millones de desplazados internos y más de 300.000 víctimas mortales.
Ante esta situación de emergencia humanitaria, Bruselas está fracasando en su compromiso de distribuir entre los Estados miembro a 160.000 refugiados hasta finales de septiembre y reconoce que solo podrá cumplir con el 25% de su objetivo, lo que deja al descubierto la falta de solidaridad de los países implicados.
En ese sentido, el fracaso de Europa es doble: elude el drama de los refugiados sirios y al mismo tiempo parece olvidar las lecciones de solidaridad que hubo tras la II Guerra Mundial, que hizo emigrar en todas direcciones a 40 millones de personas y, tras la muerte de Hitler y la rendición de Alemania, Naciones Unidas les ayudó en un continente completamente devastado por la guerra.
La huida hacia países limítrofes
Cuando se habla de los refugiados sirios,
hay que destacar que el grueso de la población que ha huido de la guerra
en Siria se encuentra en los países limítrofes. De hecho, casi tres millones están registrados en Turquía, el país del mundo que más refugiados acogía a finales de 2015, según la ONU; un millón huyó a Egipto, Irak o Jordania, mientras Líbano ha acogido a más de un millón
de ellos desde el estallido del conflicto y se ha convertido en el país
con el ratio más alto de refugiados por habitante, 183 por cada 1.000
residentes.
Por su parte, cientos de miles de sirios
también han viajado a Europa, que solo en 2016 registró casi 340.000
solicitudes de asilo de ciudadanos sirios, según informaba el pasado 31
de marzo el diario La Vanguardia, aunque no todos ellos han obtenido protección internacional.
Cabe recordar que los sirios empezaron a
encabezar la clasificación de la ONU de los principales países de origen
de los refugiados en 2014, y que actualmente sirios, junto con afganos y
somalíes, representan más de la mitad de los refugiados de todo el mundo.
En cualquier caso, lejos de agilizar los
procedimientos de reasentamiento, la presión migratoria causada por el
conflicto sirio ha propiciado el cierre de fronteras y ha reducido las
posibilidades de ejercer el derecho a solicitar asilo. Europa, que hace
poco más de un año firmó el polémico pacto con Turquía, rebautizado como
el “pacto de la vergüenza”, supuestamente para frenar
la llegada de inmigrantes a Grecia, es el reflejo más evidente de esta
contradicción, al mostrarse incapaz de solucionar la mayor crisis de
refugiados desde la II Guerra Mundial.
ACNUR calcula que al menos 1,2 millones de
refugiados en todo el mundo necesitarán reasentamiento en 2017, de los
cuales el 40% son sirios.
“Todavía tenemos un largo camino por
recorrer para ampliar el reasentamiento y el número y alcance de las
vías complementarias disponibles para los refugiados”, ha reconocido Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
Una lección olvidada
Sin embargo, ante el fracaso de la Comisión Europea en su objetivo de redistribuir y atender debidamente a los refugiados en los países del Viejo Continente, Europa parece haber olvidado la lección de solidaridad que Naciones Unidas dio tras la II Guerra Mundial.
Para hacernos una idea de hasta qué punto aquel conflicto armado supuso un problema migratorio y de refugiados sin precedentes en el Viejo Continente y en todo el mundo, el documental ‘Después de Hitler’ emitido en La 2 de RTVE
el pasado sábado, 1 de abril, muestra algunos datos estadísticos que,
sin restar importancia a la actual crisis de los refugiados sirios,
dejan en evidencia la actual pasividad de la UE ante el problema.
En la primera parte del documental se
recuerda que, tras la muerte de Hitler el 30 de abril de 1945, la
Alemania nazi se rindió el 8 de mayo de 1945 dejando una Europa
arrasada, porque “aunque Alemania había sido derrotada, Europa estaba aniquilada”.
“La Segunda Guerra Mundial fue el
conflicto más mortífero en la historia de la humanidad: 27 millones de
soviéticos desaparecieron; Alemania perdió cuatro millones y medio de
soldados y más de un millón de civiles; cerca de seis millones de judíos
fueron exterminados. Casi 40 millones de hombres y mujeres murieron en toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial. El continente se transformó en un cementerio”, señala el documental.
Tras esa barbarie, “a partir de mayo de
1945, cientos de miles de civiles alemanes empezaron a regresar del
campo en donde se habían refugiado huyendo de los horrores de la
guerra”, sigue.
“Una de las mayores migraciones de todos los tiempos”
El documental continúa haciendo mención a
los “millones de prisioneros alemanes e italianos capturados en el campo
de batalla. La cantidad era descomunal, pero insignificante frente al
gigantesco rio humano que se había puesto en marcha”.
Se trataba de “una de las mayores
migraciones de todos los tiempos. La guerra había desplazado a decenas
de millones de personas que ahora soñaban con volver a sus hogares”, así que “los Aliados se enfrentaban a una situación que parecía difícil de superar”, comenta el narrador.
El documental también detalla la trágica situación de las mujeres que habían sobrevivido a la guerra: “Las mujeres fueron tratadas como botín de guerra.
El Ejército Rojo violó a más de dos millones de alemanas. […] En una
Alemania carente de todo, los soldados podían conseguir a cualquier
chica a cambio de una tableta de chocolate o de una pastilla de jabón… y
abundaban las prostitutas profesionales u ocasionales”
Al mismo tiempo, “los trabajos de
reconstrucción se realizaban a mano por la falta de maquinaria”,
mientras “decenas de miles de niños sin nombre erraban en busca de su
familia”.
“Los Aliados mantenían presos a más de 11
millones de prisioneros de guerra”, como si fueran “esclavos modernos,
la población los alquilaba a cambio de un salario irrisorio. Tanto en
Gran Bretaña como en Francia las autoridades explotaron a más de un
millón de prisioneros alemanes”, continúa.
Cómo ayudar a 40 millones de migrantes
En esas condiciones, “¿cómo repatriar a
millones de personas desplazadas que el Reich detuvo a lo largo y ancho
del continente y que querían regresar a sus casas?”, se pregunta el
narrador.
“En total, la guerra llevó a unos 40 millones de personas a emigrar,
voluntaria o involuntariamente por toda Europa, […] más de dos millones
de rusos, un millón de polacos, 330.000 checos y 600.000 refugiados de
Centroeuropa se marchaban al este. Al mismo tiempo, más de dos millones
de franceses, 570.000 belgas, 400.000 holandeses y 400.000 italianos se
dirigían al oeste”.
Es decir, un caos migratorio necesitado de ayuda.
Con ese objetivo, el 26 de junio de 1945 se firmó la Carta de las Naciones Unidas:
“En San Francisco, la Organización de las Naciones Unidas ratificaba su
carta. Sus representantes deseaban desterrar para siempre la guerra
entre los pueblos. Naciones Unidas alivió el sufrimiento del Viejo
Continente proporcionándole una ayuda urgente. Su agencia para los
refugiados, la UNRRA, envió productos de primera necesidad, patatas,
materia grasa, carne, jabón, ropa, cubriendo las necesidades de millones
de personas”, recuerda el documental.
“La UNRRA sacó del olvido a miles de niños abandonados. […] En el oeste 1.500 aviones llegaron a transportar a 36.000 personas al día”, añade a continuación el narrador.
La tragedia de los alemanes expulsados
En la segunda parte del documental
se muestran más detalles de la odisea que supuso dar ayuda a los
refugiados producto de la II Guerra Mundial, es decir “cómo se puso en
marcha la recuperación y la vuelta, aunque de forma precaria, a la vida
normal y aprendiendo a convivir con las ruinas en las ciudades más
afectadas por la guerra”.
Hay que recordar que, a diferencia del
escenario que se encuentran los actuales refugiados sirios, los que
buscaban ayuda tras la gran guerra se encontraban con ciudades
totalmente destruidas. De hecho, “la reconstrucción aún duró veinte años”.
Se podían encontrar con “cientos de miles de huérfanos que seguían deambulando por las calles.
Más de 200.000 niños vagabundeaban en Berlín, Roma, Nápoles y Milán. En
Polonia eran cerca de un millón”, destaca el documental.
Al mismo tiempo, el narrador da cuenta de
la evolución social y política en esos países, con la represión que se
ejerció sobre los alemanes en toda Europa, con lo que también en este
caso se produjo un movimiento de refugiados que eran despojados de su
nacionalidad y expulsados de varios países que habían sido ocupados por
los nazis.
“Los refugiados eran tan numerosos que familias enteras se concentraban en los campos de tránsito […] En muchas ocasiones linchaban a los alemanes”, explica el narrador.
“Más de dos millones de checos de origen
alemán fueron expulsados… Los polacos también se vengaron de sus
antiguos opresores. Expulsaron a la minoría alemana de su territorio.
Los alemanes eran tan numerosos que los hacinaron en los antiguos campos
polacos destinados al exterminio de judíos, como el de Majdanek. Miles
de alemanes murieron allí”, detalla.
“Entre 1945 y 1947, la población
germanófona fue expulsada de todos los países del este de Europa,
provocando los mayores flujos de refugiados de la historia. Más de 12 millones de refugiados se dirigieron a Alemania”.
¿Cuál es la diferencia entre la imagen de una patera atestada de quienes
huyen de la guerra de Siria y esta otra de quienes lo hacían de la II
Guerra Mundial? Solo el paso del tiempo
Una gran paradoja
Ante esta realidad, sorprende la
incapacidad de la UE para reaccionar de forma efectiva y solidaria ante
una avalancha de refugiados en grado mucho menor que la que se produjo
entonces y, además, en unas condiciones privilegiadas de los países
receptores, si se compara a la de entonces.
Por otra parte, ante la actual migración
de sirios hacia Europa, cabe recordar que, como consecuencia de la II
Guerra Mundial, por aquel entonces había una corriente migratoria en
sentido inverso, es decir de una masa de población que, huyendo de esa
guerra, migraba hacia Siria, entre otros países del entorno.
Así lo constatan estas “11 paradójicas fotos de refugiados en la Segunda Guerra Mundial escapando a Siria para salvarse”, sobre las que la UE debería reflexionar.
“Miles de personas de todas las edades y
clases sociales emprendieron un largo viaje hacia Siria y sus
alrededores, con la promesa de permanecer en un lugar seguro mientras la
guerra terminaba”, se afirma en ese artículo.
“Durante el apogeo de la Segunda Guerra Mundial, miles
de refugiados hicieron exactamente el mismo recorrido que están
haciendo hoy las personas que huyen de los conflictos en Siria”, concluye.
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