La campaña andaluza está dando la razón a los que desde el primer
momento pronosticaron que iba a ser la primera vuelta de las generales
Pedro Sánchez y Susana Díaz durante la campaña de las andaluzas
EFE
Tres días escasos restan de campaña electoral, la
más extraña de todas desde que en mayo del 82 arrancasen los procesos
electorales autonómicos en Andalucía. Antes de que comenzasen los
rituales propios de estos periodos, los electores andaluces ya sabían
más o menos quién las va a ganar. Lo vienen diciendo machaconamente
desde hace tiempo las encuestas: volverán a ganar los que llevan
gobernando Andalucía desde hace 36 años.
Otra cosa es con quién podrá pactar Susana Díaz
para seguir ocupando el despacho principal del antiguo seminario del
palacio de San Telmo en Sevilla. Esta campaña, como todo el mundo ha
reconocido, tiene muy poco que ver con las anteriores, entre otras
razones porque quienes han defendido que estamos en una primera vuelta
de las generales han acabado teniendo razón; lo han logrado porque han
sido ellos –Casado y Rivera– los grandes promotores de la desnaturalización del proceso electoral andaluz.
Esto ha sucedido también por una derecha
cuarteada y dividida que ha convertido el territorio del sur en un campo
de pelea donde se está escenificando casi la misma división que un día
no lejano padeció la izquierda tras el fenómeno del 15M. Añadan dos
gallos en el mismo corral y un tercero que se acerca a caballo, y con
mucho ruido.
La izquierda, sin presencia de sus líderes
La
izquierda, el PSOE y Adelante Andalucía, han intentado no caer en la
trampa, de hecho, han sido contadas las visitas a Andalucía de sus
líderes estatales Sánchez, Iglesias o Garzón,
algo que ayudará y mucho a los analistas del 3D para delimitar y
repartir responsabilidades en función de los votos ganados o perdidos
por cada formación este domingo.
Ni Susana Díaz ni Teresa Rodríguez,
desde sus respectivas formaciones, en caso de bajar en número de votos,
podrán echarle las culpas a Pedro Sánchez o a Pablo Iglesias. De ellas
será el éxito o el fracaso. Ambas dirigentes han dejado clara su
autonomía con palabras y con hechos en los últimos meses. Algo que no
podrán hacer ni Juanma Moreno Bonilla ni Juan Marín en el PP y Ciudadanos respectivamente. Que Casado y Rivera
se hayan instalado durante toda la campaña en Andalucía, anulando
literalmente a sus candidatos, capitalizando los mensajes y discursos en
favor de las cuestiones nacionales, les convierten en los máximos
responsables de lo que suceda con sus respectivas formaciones el próximo
domingo en las urnas. En justicia, Moreno y Marín quedarán exonerados.
En caso de bajar en número de votos, ni Susana Díaz ni Teresa Rodríguez podrán culpar a Pedro Sánchez o a Pablo Iglesias
No tiene pinta que en estos tres días que restan
de campaña se produzca ningún acontecimiento que haga variar la brújula
marcada por las encuestas desde hace semanas. Ni siquiera el
levantamiento del bloqueo ferroviario a Granada
después de casi cuatro años de permanecer aislada. ¿Por qué no lo ha
hecho antes?, se preguntan muchos granadinos cabreados, tras comprobar
cómo se monta todo en plena campaña.
Un pelotazo atribuido a Borbolla
Tampoco las revelaciones de El Mundo sobre otro expresidente de la Junta, PepoteRodríguezdelaBorbolla,
mezclado en un pelotazo urbanístico en Valencina de la Concepción, a 12
kilómetros de Sevilla. Se habla de 12 millones de euros y, una vez más,
aparece detrás de la operación una de las cajas sevillanas (desaparecidasvíaCajasol/BancaCívica),
herida mal cerrada en la democracia andaluza a la que nadie le quiere
meter el bisturí de una comisión de investigación en condiciones.
Parece
que, ahora, Unidos Podemos ya se han dado cuenta del alcance y la
gravedad de lo que ha sucedido tras comprobar cómo han desaparecido unas
cajas y sus respectivos patrimonios propiedad de todos los andaluces,
no descartando que este sea uno de los temas de arranque en la próxima
legislatura andaluza.
El PP andaluz puede pagar muy caro el caprichoso manejo al que lo han sometido desde Madrid dirigentes como Soraya, Cospedal, Arenas o Zoido
Tampoco la polémica sobre Gibraltar
parece que haya podido influir en esta campaña, ya que, en la propia
comarca, los diez mil trabajadores que a diario se desplazan a trabajar
en la roca, no han mostrado preocupación alguna. Allí las cosas,
históricamente, se han visto de forma distinta a como las suelen ver
algunos dirigentes políticos y sociales de la derecha patriótica.
Cuadros y dirigentes de Vox con su secretario general al frente, hace dos años se ‘colaron’
en el Peñón para desplegar una enorme bandera española en su ladera de
18 por 11 metros, gesto con escaso eco mediático al otro lado de la
verja.
Miedo a Vox, pero pactarían con ellos
El partido de la derecha más extrema que lidera Santiago Abascal va camino de convertirse en la gran novedad de esta campaña andaluza. Empezó el CIS de Tezanos
por darle un escaño por Almería y conforme han ido pasando los días
crece la preocupación en el PP andaluz ante la posibilidad de que hasta
puedan configurar grupo parlamentario –cinco escaños– un verdadero
milagro en el viejo hospital de las Cinco Llagas.
Todo
a costa, evidentemente, del PP andaluz, que lleva 36 años en la
oposición y que puede pagar muy caro el caprichoso manejo al que lo han
sometido desde Madrid distintos dirigentes, como Soraya, Cospedal, Arenas o Zoido,
por citar a quienes han maniobrado de espaldas a la militancia andaluza
del partido en los últimos años. No obstante, en el supuesto de que se
produjese el milagro con el que muchos sueñan en el centro-derecha, que
la suma de escaños pudiese desbancar al PSOE de la Junta, el PP de Pablo Casado no dudaría en contar para ello con los votos de Ciudadanos y Vox.
En cinco días habrá terminado todo; o comenzado, según se mire.
PEPE FERNÁNDEZ Vía VOZ PÓPULI
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