Artículos para reflexionar y debatir sobre temas y cuestiones políticas, económicas, históricas y de actualidad.
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viernes, 17 de mayo de 2019
LA RESPONSABILIDAD DE LA SOCIEDAD CIVIL
En general, tenemos unos políticos
que, cuando mejoren mucho, quizá lleguen a politicastros, que solo
piensan en la silla que ocupan o que quieren ocupar, que España les
importa un bledo
Foto: iStock.
Hace unos días, en el IESE, hubo una sesión muy
interesante. Tres profesores de Economía nos dieron su visión sobre la
situación actual, se atrevieron a hacer algún pronóstico del futuro
y nos convocaron para dentro de unos meses, con el fin de explicarnos
—bromearon— por qué no se había cumplido nada de lo que habían predicho.
El
coloquio final, muy bien. Ves cuáles son las preocupaciones de la gente
—habría unas 300 personas—, a la vez que sonríes cuando alguien
pregunta si el precio de la vivienda irá hacia arriba o hacia abajo y,
como no sabes si ese señor es comprador, vendedor o simplemente quiere
información, tampoco sabes si le va a gustar la contestación, por muy
elaborada que esté.
En el coloquio, se habló de las
responsabilidades de los empresarios en la situación actual y alguien
recordó una frase de un político que, en otra reunión, también del IESE, a una pregunta similar, contestó: "¿Dónde están los empresarios?".
Que esa
pregunta se haga en el IESE y que no se levanten todos los asistentes
como un solo hombre considerando que la pregunta es prácticamente una
ofensa, es para preocuparse.
Como sigo ordenando los libros, los apuntes y las carpetas, descubro cosas que no sabía que tenía.
Encuentro
un libro antiguo: 'Responsibilities of business leadership', editado
por Harwood F. Merrill, que, cuando se publicó este libro, era el
presidente de los Antiguos de la Harvard Business School.
El libro tiene seis capítulos, en los que seis autores tratan sobre la responsabilidad de los hombres de negocios hacia el público, los empleados, el Gobierno, los clientes, los accionistas y el mundo, respectivamente.
Vuelvo
al IESE. Uno de los presentes dice que el empresario, en situaciones
como la actual, o sea, siempre, hace muy bien una cosa: quejarse.
Oigo hablar mucho de responsabilidad social corporativa,
RSC. Un amigo mío, CEO de una empresa de 30.000 personas, me dice que
su RSC acaba el día 30 de cada mes cuando consigue pagar la nómina.
Una persona que crea o mantiene un puesto de trabajo o 30.000 está haciendo una labor social
Realmente, una persona que crea o mantiene un puesto de trabajo o 30.000 está haciendo unalabor social.
Si esa persona se preocupa de que esas personas estén bien remuneradas
—de esto hablaremos otro día—, de que el ambiente de trabajo sea
amigable reconociendo la jerarquía; si se preocupa por pagar los
impuestos, buscando, por supuesto, las deducciones legales más
favorables; si respeta a los accionistas en forma de dividendos
adecuados (no me gusta, por ejemplo, pagar dividendos con un crédito
solicitado para eso)...
Si una persona hace todo eso, lo normal es que necesite Orfidal para dormir. Por eso, hay menos empresarios que directivos.
Por eso, cuando veo que le dan el premio al mejor empresario del pueblo
a un directivo, pienso que alguien les ha engañado y que le han dado el
premio a un empleado, de mucha categoría y mucha vitola, pero empleado
del empresario, que sin vitola, se está jugando su dinero, creando
puestos de trabajo, pagando impuestos, etc.
Desayuno con un
empresario potente. Acaba de vender su empresa. Le han pagado una
cantidad bonita, que le permitiría vivir bien. A él y a sus hijos. Y a
sus nietos. Y a algún biznieto que otro. Me cuenta sus planes. El dinero
que le han dado no va a estarse quieto. Es un modelo de RSC, aunque no
lo sabe.
Por eso, por definición, los políticos deben ser
'business friendly', porque si no lo son, están tocando el violón a
cuatro manos y dos pies. Y, de paso, arruinando a la sociedad, a la que
tanto quieren (¡?).
Los
políticos deben ser 'business friendly', porque si no lo son, están
tocando el violón a cuatro manos y dos pies. Y, de paso, arruinando a la
sociedad
Y
oigo a diario —y lo pienso— que, en general, tenemos unos políticos que
cuando mejoren mucho quizá lleguen a politicastros, que solo piensan en
la silla que ocupan o que quieren ocupar, que España les importa un
bledo, que no saben dónde está Europa y si se va a la porra les importa
el mismo bledo o uno nuevo.
Luego oigo decir que la sociedad civil tiene que hacer algo. De verdad, no sé qué es ese algo, pero sé lo que no es:
1. No es quejarse.
2.
No es quedarse en casa, desesperado. Porque no sé a qué partido votar.
(Y además, es verdad, pero hay que aguantarse y votar).
3. No es añorar tiempos pasados.
4. No es...
5. No es...
No he puesto nada en los puntos 4 y 5 porque no se me ocurre, pero ya veis por dónde voy.
Mi
padre me dijo que no me metiera nunca en política y obedecí
religiosamente. No voy a desobedecerle ahora, en primer lugar porque si
tuviera que dar un mitin no llegaría ni al escenario. Y como, a medida
que hablo, bajo la voz, con gran desesperación de los que me acompañan,
la gente iría desapareciendo poco a poco.
La política
no es solo para esta cuadrilla de personajes que sufrimos ahora, y a
los que tenemos que aguantar. Hay algún político que, a los 17 años, se
metió en las Juventudes de su partido y ahora, a los 49, sigue, ya no en
las Juventudes sino en el partido, sin salir a la calle, sin saber lo
que es una empresa, una sociedad, una religión. No sabe NADA, pero como
es fiel a su partido, puede llegar muy arriba. Y de hecho, con
frecuencia, llega.
La política
debe ser para gente de nivel, que sepan lo que es ser buenos
administradores, con una vida privada correcta, que respeten las
creencias ajenas
La política debe ser para gente de
nivel, con estudios serios, que sepan de empresa, que sepan lo que es
ser buenos administradores, con una vida privada correcta, que respeten
las creencias ajenas, aunque se definan como ateos, como agnósticos, o
como 'no sabe, no contesta'.
Cuando una persona con esas
características se encuentra con otra persona de las mismas
características y luego con otra y con otra, la suma es sinérgica, o sea, que produce un resultado mayor que la suma aritmética.
Y ese resultado se llama sociedad civil,
y eso es lo que hay que construir. Porque de esa sociedad civil nacen
dos cosas: a) los políticos futuros y b) la gente de la calle, con
optimismo, con criterio, con ganas de hacer las cosas bien y de exigir
que se hagan bien, sin ganas de hacer tonterías, y exigiendo que no se
hagan.
Hay que construir una sociedad civil fuerte.
Cuanto antes, mejor.
P.S.
1.
He mencionado la religión porque estoy hasta el gorro de que los
católicos tengamos que aguantar los insultos a la eucaristía, a la
Inmaculada y a todas las cosas de nuestra religión.
2. Además,
estoy hasta las narices de que el que insulta, sonriendo con aire de
superioridad, me informe de que la libertad de expresión es lo primero
de todo, excepto cuando se trata de insultar a los que, cuando se
enfadan, pueden reaccionar a lo 'Charlie Hebdo'.
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