Los líderes de Ciudadanos, en la noche electoral del 26-M
Albert Rivera y Pablo Iglesias
no tienen motivos para estar contentos. Las elecciones del 26-M les
dejan muy tocados porque los españoles han tirado por tierra las
estrategias seguidas durante los últimos meses por sus respectivos
partidos, Ciudadanos y Podemos. La nueva política ha perdido en las
urnas y, mientras tanto, el PSOE consolida sus posiciones y el PP de Pablo Casado incluso consigue salvar la cara recuperando feudos tan simbólicos como Madrid capital, Zaragoza o Aragón.
Rivera compareció anoche muy alegre en la sede central de
su partido, pero los resultados le obligarán, antes o después, a hacer
una reflexión sobre cómo ha afrontado los meses que van desde la moción
de censura contra Mariano Rajoy, cuando los
sondeos le daban como primera fuerza política en España. El líder
naranja viró a la derecha, abandonando el centro, y lo apostó todo al
'sorpasso' del PP. En las elecciones generales del 28 de abril lo logró
en Madrid y Aragón, y ello le llevó a pensar que era posible y a
insistir en esa estrategia, pero los comicios de ayer confirman que
acabar con los populares no es tarea fácil.
Es más,
siguiendo por esa línea parece que poco más va a poder rascar Ciudadanos
porque, de hecho, lo que ha pasado es que el PP ha ampliado la
distancia que le separaba de los naranjas el 28-A, y eso que los de
Casado atraviesan por uno de los peores momentos de su historia. De los
apenas 200.000 votos de diferencia entonces hemos pasado ahora a 1,8
millones a favor del PP.
Se podrá defender Rivera argumentando que su formación tiene la llave en varios feudos y que, en consecuencia, entrará en los gobiernos de algunas comunidades y ayuntamientos importantes... pero, salvo sorpresa mayúscula tipo 'Borgen', siempre será como hermano pequeño porque no ha conseguido imponerse al PP en ningún lugar significativo, ni siquiera en donde sí lo hizo el 28-A.Rivera lo apostó todo al giro a la derecha, pero no ha logrado superar al PP en ningún lugar significativo
Los resultados, por tanto, cuestionan el giro a la derecha de Rivera y, lo que es peor, su veto anticipado al PSOE de Pedro Sánchez
dificulta ahora un cambio en comunidades como Castilla y León o Murcia
donde la suma con los socialistas podría arrebatar el poder al PP por
primera vez en muchos años.
Iglesias-Montero, humillados
Por su parte, Pablo Iglesias decidió
anoche dar la callada por respuesta y no comparecer ante los medios de
comunicación. Semejante desplante es hasta cierto punto comprensible
porque el líder de Podemos ha sido humillado por un electorado que ya no
entiende ni su manera de llevar el partido ni sus estrambóticas
opiniones, como criticar a Amancio Ortega por hacer una donación millonaria a la Sanidad pública.
Podemos
se ha hundido de forma generalizada en toda España y ha dejado de ser
un apoyo necesario para el PSOE en comunidades como Extremadura o
Castilla-La Mancha. Los denominados 'alcaldes del cambio', esos que
consiguieron el poder en 2015 bajo el padrinazgo de Iglesias, tendrán
ahora muy complicado repetir porque han sido superados por otras
formaciones. En Zaragoza y Madrid, por la suma de las derechas, pero en
las capitales gallegas por el PSOE y en Barcelona por la victoria,
aunque ajustada, de Esquerra Republicana, si bien esta alcaldía está
todavía en el aire.
Sólo se han salvado de la quema
los dos alcaldes que más han plantado cara al hiperliderazgo del dúo
Iglesias-Montero. El primero de ellos, José María González, alias Kichi,
que ha ampliado su victoria en la ciudad de Cádiz. Él fue quien más
criticó internamente el famoso chalé de Galapagar. Y el otro que triunfa
es Joan Ribó en Valencia, que ha
conseguido que Compromís sea la lista más votada en la ciudad por
primera vez en la historia y que ha dejado sin concejales a Podemos,
partido del que se separó oportunamente en cuanto vio lo que sucedía.
Por el contrario, al dúo Carmena-Errejón no le ha
resultado exitosa la jugada de desmarcarse de la marca morada, si
bien su resultado no es malo, sobre todo si se compara con las apuestas
personales de Iglesias: Íñigo Errejón ha
casi triplicado en votos a la candidata de Podemos en la Comunidad de
Madrid mientras que en la alcaldía de la capital la lista que Iglesias
ha estado apoyando en la sombra, la de Carlos Sánchez Mato, ni siquiera ha conseguido un concejal.
Poca movilización
Tanto
Ciudadanos como Podemos podrán decir que se han visto perjudicados por
la división de sus respectivas parroquias (derecha e izquierda). Pero,
sin embargo, si se analizan los resultados, y teniendo en cuenta que en
las elecciones autonómicas y municipales el sistema D´Hondt no es tan
pernicioso para la proporcionalidad, lo que en realidad ha pasado es que
sus electores les han abandonado y, en muchos casos, han preferido
quedarse en casa.
Eso es lo que explica también, entre
otras cosas, que el PSOE no haya arrasado como se esperaba o como los
sondeos le auguraban (lamentable el ridículo de algunos de ellos
anoche). Los millones de votantes que el 28 de abril salieron a votar de
forma excepcional para frenar a la derecha (sobre todo a Vox) no han
visto la misma necesidad en este 26 de mayo, lo que ha permitido que
Casado pueda tomar algo de aire.
Dicho lo cual, quizás
lo más importante de todo es el efecto que puedan tener estos
resultados en la configuración del nuevo Gobierno de España. ¿Apostará
Sánchez por aliarse con un Podemos a la baja y darle impulso a un
Iglesias moribundo? ¿Mantendrá Ciudadanos su veto al PSOE e intacta su
estrategia a pesar de que ha quedado claro que es casi imposible batir
al PP en el campo de la derecha? Veremos.
ÁLVARO NIETO VÍa VOZ PÓPULI
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