En el centro, también llamado sentido común, es donde históricamente se
han situado la mayoría de los españoles. Quien se aleja del centro suele
perder; quien a él se aproxima casi siempre se hace con el poder
Pablo Casado en Zaragoza
La gran lección de estas elecciones es que para obtener la victoria hay que apostar por el centro.
Puede parecer una evidencia, porque es uno de los principios del
marketing político, se debe atacar donde la demanda electoral es mayor, y
España es un país en el que los votantes si sitúan en torno al 5 en
forma de campana de Gauss.
Esta afirmación está contrastada por la historia. Alianza
Popular no fue una opción viable de gobierno para la mayoría de los
electores hasta que José María Aznar no
realizó en los 90 del siglo pasado lo que se denominó en el argot
periodístico “el viaje al centro”. Aznar renovó los cargos ejecutivos
del partido dejando en el pasado a aquellos con reminiscencias de la
Transición. Puso al frente a altos funcionarios del Estado, tecnócratas
urbanitas y mujeres de alta cualificación, enviando un mensaje de
modernidad y moderación que acabó con el reinado de Felipe González.
Los populares guiñoles de Canal + caricaturizaban a Aznar como
“Centroman”, un superhéroe que había sido capaz de alcanzar la Moncloa
frente a la campaña del miedo de los socialistas.
Poco
o nada se debe acordar el ex presidente Aznar de aquella época en la
que su moderación le llevaba a hablar catalán en la intimidad o pactar
con el PNV. Cuenta la hemeroteca que en esta operación Álvarez Cascos
fue sustituido por Arenas, no solo por las ideas políticas, sino
también por las “actitudes y formas de ser y estar en la vida política”.
Y así, fue como Aznar consiguió para la derecha la mayoría absoluta de
las Cámaras. Ya en el siglo XXI, ha sido el presidente de FAES quien,
con más amnesia que acierto, reivindicó una vuelta a las esencias del PP
de Casado, guiándole por el camino hacia
el precipicio, escorando hacia posiciones neocon a todo un partido en el
que en los años 90 cabían liberales, conservadores,
demócrata-cristianos y hasta socialdemócratas. La excusa era frenar la
fuga de votos de la escisión de la extrema derecha del PP, y para ello
arrastraron a todo el partido.
Iglesias también ha iniciado su particular viaje al centro, según él mismo movido por la paternidad y todo lo que supone. La moderación de Iglesias, sobre todo en sus formas, lo ha llevado a recuperar el voto que huyó tras el exabrupto extemporáneo de la “cal viva” y de la “sonrisa del destino”. El nuevo Podemos acepta un papel secundario en un gobierno que sabe que no va liderar y aspira a acomodar su espacio, y con él su liderago, el 26 de mayo, después de la noria emocional vivida desde su creación.Junqueras también ha ganado gracias a la moderación al optar por el ‘independentismo constitucionalista’, aquel que defiende la independencia sin violentar el Estado de Derecho
Por último, Junqueras también ha ganado gracias a la moderación. ERC
optó definitivamente (al menos, de momento) por el independentismo
constitucionalista, aquel que defiende la independencia sin violentar el
Estado de Derecho y las normas con la que regulamos nuestra
convivencia. En una de las tácticas más rentables de la campaña
electoral, una rueda de prensa en directo con todos los medios de
comunicación, Junqueras daba su palabra de que los votos de los
republicanos servirían para frenar a la extrema derecha. Ni para un
consulta, ni para los indultos, sino para poner pie en pared a la
amenaza populista de Abascal. Un golpe
maestro que ha dado la victoria, por primera vez en la historia en unas
generales a ERC, el partido independentista que quiso ayudar a España.
Qué es el centro no es una
pregunta tan fácil ni evidente, porque el centro, o también llamado el
sentido común por gran parte de la clase política, depende del lugar de
auto ubicación ideológica donde se suele situar. Pero las victorias
marcan el centro, al menos el centro del espacio político: la moderación
en la derecha era el Aznar de los 90; la moderación en Podemos es el
Iglesias “padre”; la moderación en el independentismo es la ERC
legalista. Distintos centros de tres victorias también distintas. Bill Clinton habría dicho: “Es el centro, estúpido”.
VERÓNICA FUMANAL Vía VOZ PÓPULI
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