- Centenares de personas, convocadas por ANC y Òmnium, se concentran ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC)
EFE
Toman el nombre de un grupúsculo del POUM, partido trotskista
catalán de los años treinta. Se dedican a promover en las redes
sociales todo tipo de bulos, consignas, ataques a personas e
instituciones y a agitar a sus seguidores. Son agitadores profesionales
del odio supremacista y de la independencia.
Combatir al españolismo por todos los medios
En su libro autobiográfico “Memorias de un militante obrero” Ramón Fernández Jurado explica cómo, en su juventud, perteneció al Partido Obrero de Unificación Marxista, POUM, que se hizo célebre cuando la Cheka soviética detuvo y asesinó a su máximo dirigente Andreu Nin. Fernández Jurado, al que conocí cuando era militante del PSC,
explica en sus memorias como algunos de los miembros más arrojados del
partido se organizaron en un grupo autodenominado “Els fills de puta”,
nombre que no precisa traducción. Entre ellos se llamaban así, pero ¡ay
de aquel que osara dirigirse a cualquiera de lo integrantes con tal
nombre!, porque era apalizado sin compasión. Eran, como diríamos ahora,
un comando de choque, que igual servía para romper las cristaleras de
los almacenes Jorba Preciados como para formar patrullas de vigilancia.
Ignoro si han tomado de los poumistas el nombre,
pero existe entre los grupos independentistas una red perfectamente
organizada que se autodenomina de ese modo. También son un comando de
choque a su manera, aunque sus acciones estén limitadas al ámbito de las
redes sociales. Suman casi un millar de personas que, bajo diferentes
seudónimos y cuentas en Twitter y Facebook,
se dedican diariamente a lanzar todo tipo de mensajes en favor del
proceso secesionista a la vez que a insultar, denigrar y reportar a las
cuentas de todos aquellos que se manifiesten contrarios a la
independencia catalana.
El método no es
nuevo. Desde hace décadas los partidos han dispuesto de sendos gabinetes
de propaganda negra desde los que intoxicar a la opinión pública. En
Cataluña, tanto convergentes como socialistas han empleado estas
tácticas de guerra sucia, inundando de cartas al director redactadas por
militantes como si fuesen ciudadanos de a pie, han colapsado encuestas
realizadas en emisoras de radio para alterar los resultados e incluso
han llegado a organizar actos como pintadas en locales de los
adversarios, octavillas “anónimas” y otro tipo de desmanes. Desde que en
el PSC de Raimon Obiols se creó la llamada
“Operación Pantera Rosa”, allá en los años ochenta, para intoxicar al
nacionalismo, a la organización por parte de CiU de grupos de señoras de clase alta dedicadas abuchear a los diputados socialistas a la entrada en el Parlament, ha llovido mucho.
Ahora la batalla se libra en las redes y, conscientes de ello, podemitas e indepes se baten el cobre a diario en la lucha por la infamia y el descrédito, la carnaza a sus huestes y los fakes más groseros
Ahora la batalla se libra en las redes y,
conscientes de ello, podemitas – los mejor organizados – e indepes se
baten el cobre a diario en la lucha por la infamia y el descrédito, la
carnaza a sus huestes y los fakes más groseros. Porque aquí no se trata
de defender unas ideas, sino de ridiculizar o criminalizar al otro, al
enemigo, bien sea colgando fotografías manipuladas o dando informaciones
falsas.
Por el número de estos tweets se deduce que poco
o nada trabajan sus promotores. No es aventurado, pues, decir que
alguien les paga un sueldo a final de mes y que su ocupación consiste
justamente en servir de palanganeros del proceso. ¿De donde salen los
estipendios? ¿Quién o quienes los sufragan? ¿Qué origen tiene la mano
que alimenta a esa horda de auténticos difamadores?
Hasta
que las auditorías imparciales en las instituciones catalanas, públicas
o privadas, no existan, dejaremos que un velo de presunta inocencia
repose sobre el asunto, pero el lector inteligente no debería tardar
mucho en extraer sus propias conclusiones. Que existe esa red es cierto;
que las fuerzas de seguridad tienen constancia de esta, también. Que
son unos canallas, no lo duden ni por un momento.
Celebrando las muertes
El terrible accidente del piloto del Ejército del Aire
este pasado doce de octubre, cuando volvía a su base después de
participar en el desfile de las Fuerzas Armadas, podría ser un buen
ejemplo de lo anteriormente expuesto. En Twitter han podido leerse
monstruosidades tales como “Un catalán ha escupido al cielo y ha caído
un avión”, “Me importa155 cojones”, “Cae un avión militar en Madrid y yo
personalmente me alegro”, “Una papeleta salvaje se le ha enganchado en
el parabrisas y yo me alegro”, “Ya tenemos alguna cosa para celebrar el
doce de octubre”, infinitos “Ja ja ja ja”, en fin, les ahorro la
retahíla de infamias ante la muerte de un ser humano, pero ya se pueden
imaginar el tono de los que omito, que no son pocos.
Son los mismos sujetos que se alegraban cuando ETA asesinaba y que consideran al terrorista Arnaldo Otegui como un hombre de paz. No son unos descerebrados, que también. El coordinador de Esquerra en L’Hospitalet de Llobregat,
un tal Domingo Mir, se preguntaba en modo irónico e inhumano “¿Para
cuando los controles de alcoholemia en el aire?”. Mientras redacto este
artículo no he visto ningún reproche por parte de su partido ni su
dimisión, claro. Acaso Anna Simó, miembro de la mesa del Parlament y diputada eterna por Esquerra, que también es de L’Hospitalet,
tenga algo que decir al respecto. Es en esa ciudad donde cada dos por
tres asaltan la sede de Ciudadanos, donde se ha llegado a agredir a
destacados dirigentes de la formación naranja, esa ciudad en la que
Esquerra y el independentismo no se han comido nunca un colín.
¿Casualidad?
Ustedes juzgarán, pero no parece lógico que al coordinador de Esquerra
en el distrito de Ciutat Vella de Barcelona se le hay hecho dimitir ipso
facto al salir a la luz su supuesta vinculación con pornografía
infantil y a este otro, no. Si se probase lo segundo sería,
efectivamente, terrible, pero lo primero está más que demostrado. ¿Ese
es el “Nou país” que nos preparan? ¿La república de la alegría ante la
muerte de una persona? ¿Estos son los que se llenan la boca hablando de
ochocientos heridos, de barbaridad policial, de cargas al más puro
estilo de los grises, de atentado contra los derechos humanos?
Está
claro que la cantidad de bulos, amén de ataques miserables como los que
he citado, son la máxima responsabilidad de los que quieren ganar en
las redes lo que no saben ganan de otra manera.
El perfil de los “Fills de puta” es bastante concreto: personas entre veinticinco y cuarenta años, más mujeres que hombres, con estudios medios, con pareja e hijos en más del 50% de los casos y, examinando sus muros, seguidores de la ANC y varios partidos independentistas
Como añadido a beneficio de inventario, he de
decirles que el perfil de los “Fills de puta” es bastante concreto:
personas entre veinticinco y cuarenta años, más mujeres que hombres, con
estudios medios, con pareja e hijos en más del 50% de los casos y,
examinando sus muros, seguidores de la ANC y varios partidos independentistas. Suelen celebrar cosas como el malhadado programa que tenía en TV3 Bibiana Ballbé en el que se tiroteaba al Rey Juan Carlos
o a Salvador Sostres – por cierto, la señora sigue teniendo programita
en la televisión del proceso -, cuelgan una y otra vez fotografías de un
pseudo Albert Rivera haciendo el saludo nazi o de un falso Jordi Cañas vestido de legionario en estado de ebriedad, insultan de manera brutalmente soez a Miquel Iceta
por su condición sexual o lanzan los bulos más ruines acerca de las
fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, desde que los policías
nacionales alojados en Calella orinaban
desde los balcones a la gente que pasaba por la calle y los amenazaban a
que la Hermandad Legionaria de Barcelona son unos fascistas a los que
hay que expulsar del barrio en el que tienen la sede social.
Líbreme Dios de actuar como esos “Fills de puta”, patriotas de hojalata, sembradores de mierda, con perdón,
auténticos botafumeiros de los dirigentes procesistas a los que sirven
removiendo lo peor del ser humano. Sus vomitonas son pura escoria que
los denigra a ellos y dignifica a las personas e instituciones contra
las que van dirigidas. Solo digo una cosa: lo que hoy son palabras,
mañana podrían convertirse en hechos y muchos de los que opinamos en
Cataluña a cara descubierta, manifestándonos abiertamente, estamos en
manos de los violentos de boquilla. De boquilla, por ahora.
MIQUEL GIMÉNEZ Vía VOZ PÓPULI
No hay comentarios:
Publicar un comentario