El Govern ha anunciado que multará a las 14 personas
identificadas por los Mossos este fin de semana cuando retiraban
simbología independentista en Tarragona. Se demuestra, por tanto, el
afán del nacionalismo por politizar este cuerpo policial contra toda
lógica constitucional. Una politización que contrasta,
además, con las quejas internas de algunos funcionarios que
cuestionan que se pueda identificar a nadie por retirar propaganda
separatista.
No hay que olvidar que las multas a las que se enfrentan oscilan entre los 600 y los 30.000
euros, ni tampoco que ha sido el gobierno de Quim Torra el que ha
actuado por iniciativa propia dado que no existía denuncia alguna a la
policía autonómica.
Fuerza represiva
De hecho, ha trascendido, y así lo han publicitado
suficientemente los separatistas, que entre los identificados habría
afiliados de Cs y un agente de la Guardia Civil. Esta circunstancia le
ha servido al vicepresidente Pere Aragonès para acusar directamente al Estado de "acciones intolerables" y proseguir con el argumentario victimista.
La subversión de la realidad en
Cataluña es dramática. El nacionalismo juega en varios frentes que se
pliegan a los dictados y al guion de Puigdemont. Mientras por una parte
coacciona a la mitad de los catalanes y ocupa con sus símbolos el espacio público, por otra altera la función de los Mossos y los lanza como fuerza represiva a la caza de brujas contra los constitucionalistas.
Inacción
Pero si algo llama la atención es la inacción inaudita
del Gobierno. Sin ir más lejos, la vicepresidenta Calvo argumentó este
domingo que las palabras del presidente Torra en las que instaba a
"atacar" al Estado no suponían más que "una frase inaceptable", un
"hecho" sin consecuencias jurídicas.
Cabe preguntarse si multas como estas no suponen ya una violación de los
derechos fundamentales de ciudadanos en Cataluña y si no suponen un
"hecho jurídico" para Carmen Calvo y para el Ejecutivo. Y cabe
preguntarse, también, cuánto más se va a consentir a Torra, que ya ha
pasado de las amenazas a los actos.
EDITORIAL de EL ESPAÑOL
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