Uno de los motivos del ascenso del PSOE en la encuesta del CIS está
siendo atribuido al hecho de que el presidente del organismo fuese hasta
ayer el Secretario de Estudios del partido de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez -EFE
La última encuesta del CIS
ha sido objeto de numerosos comentarios porque ha marcado una diferencia
sustancial con la anterior y no digamos respecto a los resultados de
las elecciones generales de 2016. Según este sondeo del organismo
estatal encargado de pulsar la opinión de los españoles sobre todo lo
divino y lo humano, la intención de voto tras la moción de censura que
expulsó a Mariano Rajoy de La Moncloa
ha experimentado una notable sacudida alterando tanto el orden de
preferencias como las tendencias de los cuatro principales partidos.
Así, un PSOE desfalleciente que ocupaba la tercera posición pasa a la cabeza con una diferencia de nueve puntos sobre PP y Ciudadanos, que se encuentran empatados en la segunda, y Podemos
sigue renqueante en la cuarta, catorce por debajo del primero. La
espectacular subida de los socialistas puede tener varias explicaciones.
Una obvia es el “efecto Gobierno”, que haría que las evidentes
limitaciones de Pedro Sánchez quedasen
compensadas por el aura que proporciona la púrpura. La permanente
exposición pública anunciando decisiones de gran trascendencia -otra
cosa es que sean realizables-, reuniéndose con importantes mandatarios
extranjeros, despachando con el Rey y cesando y nombrando a los
responsables de funciones de indudable proyección, tiene la capacidad de
elevar la estatura política del más superficial, ignorante e
incompetente de los personajes proporcionándole una imagen de estadista,
por lo menos inicialmente hasta que las consecuencias de las medidas
que adopte sean palpables y se disipe el humo del incienso.
Otro motivo de tan llamativo ascenso está siendo
atribuido al hecho de que el presidente del CIS fuese hasta ayer el
Secretario de Estudios del PSOE y que hubiese “orientado” la confección
de la encuesta en sentido favorable a su jefe. Si bien es cierto que la
llamada “cocina” de los números brutos admite maniobras embellecedoras
en beneficio del que paga o del que manda, el margen del que dispone el
eventual manipulador no es demasiado elástico y al fin y al cabo José Félix Tezanos es un experto respetado que tampoco se va a jugar su prestigio profesional de manera tan burda.
La
tercera posibilidad es que la remontada del PSOE responda a la alegría
de los votantes por haberse librado por fin de un Presidente de Gobierno
que había llegado con su abulia, su inacción y sus tediosos discursos a
resultarles insoportable. El agradecimiento por haber devuelto al Registro de la Propiedad
a un funcionario que lo dejó apenas ganada la oposición para entregarse
a una carrera política tan larga como inane se reflejaría así en un
apoyo renovado a la formación que lo ha enterrado en el olvido.
Sea cual sea la razón del halagüeño escenario que el CIS
dibuja actualmente para el gozoso viajero en Falcon, su felicidad puede
ser bastante efímera. Muchas de las iniciativas proclamadas quedarán en
nada porque con ochenta y cinco escaños y unos aliados del jaez del chavismo
creador de miseria y del golpismo racista no se puede llegar muy lejos.
En cuanto a las acciones concretas que sí puede llevar adelante el
Gobierno, tales como una agresiva subida de impuestos, una
contrarreforma laboral regresiva, la indexación de las pensiones con el IPC,
la universalidad de la asistencia sanitaria y una irresponsable
permisividad para la entrada masiva de inmigrantes irregulares, tendrán
pronto efectos profundamente negativos sobre el crecimiento, el empleo,
el déficit y la viabilidad de nuestro sistema de protección social que
el electorado castigará cuando se le convoque a las urnas. De hecho, el
propósito de Sánchez de agotar la legislatura se volverá contra él
porque cuanto mayor sea el tiempo de su mandato más claramente se
percibirá el daño causado por sus errores.
Hará bien
el Presidente por carambola en disfrutar intensamente cada hora, cada
semana y cada mes que consiga mantenerse en la cabecera del Consejo de
Ministros porque el varapalo que recibirá en cuanto sus ahora
entusiastas adeptos se den cuenta de que están gobernados por una
versión empeorada de Zapatero será monumental. La pena es el tiempo y el
dinero que nos habrá hecho perder y que su sucesor deberá recuperar
exigiendo una vez más un esfuerzo extraordinario a la sociedad española,
esa sufrida máquina de generar riqueza para que los socialistas que Hayek localizó en todos los partidos la dilapiden sin tiento ni mesura.
ALEJO VIDAL-QUADRAS Vía VOZ PÓPULI
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