"Las críticas internas que realiza el sector en esta semana de protestas
llevan estos tres denominadores comunes que, como afirman representantes
del sector, "son realizadas por algunos compañeros y empresarios, pero
no debe generalizarse"
Taxis aeropuerto
Javier Martínez
El taxi da trabajo a cerca de 69.000 personas en España.
Un servicio fundamental tanto para los ciudadanos como para los
turistas que visitan el país. Aunque estos días el protagonismo no ha
sido para su servicio. El sector ha protagonizado una de las
movilizaciones más masivas y mediáticas que se recuerda contra el
sistema de licencias de vehículos de alquiler con conductor (VTC), aquellas que utilizan los conductores de empresas como Uber o Cabify.
Una lucha contra lo que consideran una competencia desleal
a su labor. "Nuestro objetivo es alimentar a nuestras familias y vivir
lo mejor posible del sudor de nuestra frente, como deben aspirar todos
los ciudadanos de este país”, afirma uno de los taxistas que han pasado
tres días afincados en el Paseo de la Castellana en Madrid.
No
obstante, este representante del sector realiza autocrítica y señala
que “las malas prácticas de algunos compañeros y algunos 'listillos' han
golpeado nuestra imagen. Pero, porque haya ovejas negras,
no se nos debe juzgar a todos por igual, ya que somos muchos los que
hemos trabajado para evolucionar en nuestro servicio y en el trato con
el cliente", añade.
Este manifestante, que prefiere
no desvelar su nombre, reconoce que existe una cara oculta en el sector,
“como en todos aquellos gremios que cuentan con tanto representantes y,
en nuestro caso, suelen ser empresarios
con licencias que en su vida han tocado el volante de un taxi ”. Este
taxista reconoce que es “ampliamente conocido en el sector” que muchos
empresarios también son propietarios de licencias de VTC. Este tipo de
actores del gremios son los grandes señalados por los trabajadores en
esta 'mala praxis'.
Evasión de impuestos
El cruce de acusaciones entre la patronal de VTC y las asociaciones del taxi de esta semana llevaba un denominador común, la evasión de impuestos.
En el caso del taxi, esta acusación tiene dos vías. Por un lado, está
la fiscalidad de los taxistas que operan como autónomos, cerca del 95%.
Por otro, aparecen aquellos propietarios de licencias, que no superan las tres por ley, que suelen contar con entre cuatro o cinco conductores en nómina.
"Existen propietarios que pagan a sus conductores el salario mínimo. Se paga todo en efectivo y al día. Luego el resto de la nómina es en negro para poder ahorrarse los costes de la Seguridad Social",
define otra fuente cercana al sector que también prefiere no revelar su
nombre. Este mismo conocedor de la operativa del taxi estima que por
cada licencia el rendimiento neto mensual puede rondar los 3.500 euros, una estimación similar a la que realizó la patronal de VTC esta semana.
No obstante, la gran mayoría de los 69.000 taxistas que hay en España gestionan su propia licencia y son trabajadores autónomos.
Pero también su sistema impositivo es muy debatido. Sobre todo,
aquellos taxistas que están acogidos al régimen fiscal de módulos. Un
sistema que se considera muy favorable para reducir la factura con la
Administración.
"Con este tipo de métodos se logra pagar al trimestre cerca de 60 euros de IVA y 50 euros de IRPF"
Con esta manera el contribuyente autónomo paga una cantidad fija anual en concepto de IVA en
lo que se conoce como 'Régimen Simplificado de IVA'. Un sistema que se
basa en estimaciones de Hacienda sobre el beneficio anual, que tiene
como principal argumento en este sector el pago por la distancia
recorrida del vehículo.
"Uno de los principales puntos
de engaño en el sector", señalan personas cercanas a los taxistas. "Con
este tipo de métodos se logra pagar al trimestre cerca de 60 euros de
IVA y 50 euros de IRPF. Es más, si tienes que amortizar la licencia no
tienes que pagar ni el IRPF", indican estas mismas fuentes.
Una valoración que no comparten las principales asociaciones del sector. "En los últimos tres años, Hacienda me ha realizado tres inspecciones y mi pago de impuestos estaba a la perfección.
Una situación habitual entre mis compañeros. Todas estas acusaciones
sabemos de donde vienen y que intereses buscan. Nosotros somos pequeñas
empresas que es muy fácil identificar nuestro negocio", se defiende un
portavoz de la patronal del taxi.

Blanqueo de capitales
Otro de los puntos que ha creado polémica es el posible blanqueo de capitales
con el régimen fiscal de módulos. El taxista autónomo paga una cantidad
fija de IVA a lo largo del año y puede facturar un máximo de 250.000 euros anuales, una cifra que se reducirá en 2019 hasta los 150.000 euros.
Esta
puerta es utilizada por ciertos trabajadores, según apunta una persona
que vive del sector. "Puedes realizar cualquier tipo de ingreso hasta
alcanzar este máximo, ya sea en A o en B, porque en la declaración de la
renta siempre realizarás el mismo pago. Esto es una oportunidad para
aquellos trabajadores que tengan familiares o amigos que cobran en
negro", afirma un conocedor del sector.
Es por ello,
como recuerda, que Hacienda lleva años tratando de acabar con esta
posibilidad de tributación para todos los sectores, donde tanto
inspectores como asesores, parecen estar de acuerdo que es una vía de facturación en 'negro', ya sea del propio autónomo o de su entorno cercano.
Especulación con licencias
Por
último, el conflicto de las licencias VTC que se ha vivido esta semana
ha reabierto el debate de las propias licencias del taxi. La licencia es
el bien más preciado de un taxista. Un patrimonio que se hereda de
padres a hijos, al igual que un inmueble. Según los últimos datos del
Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2017, en España hay 69.972 taxis. Una cifra que se ha mantenido más menos estable desde el año 1996, que fue la última vez que superó los 71.000.
Los datos que ofrece la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) es que entre 2010 y 2016 se crearon 1.671 licencias de taxi
en España. Algo que tampoco convence al sector de taxi, ya que a mayor
número de permisos de taxis, mayor número de competidores en el sector,
que además provoca un menor valor de su bien más preciado.
Y
su revalorización es otro foco de debate. Según apuntan desde el propio
sector, en 1993, este tipo de permisos rodaba los siete millones de
pesetas, cerca de 42.070 euros. Por su parte, en el 2003, el precio de
mercado rondaba los 15 millones de pesetas, unos 90.100 euros. El precio
actual de una licencia del taxi puede cifrarse en cerca de 150.000 euros.
Los críticos con las licencias de VTC afirman que antes de 2013, año de
la llegada de servicios como Cabify, el precio de estas licencias
superaban los 300.000 euros.
"Las licencias viven una revalorización de mercado que ronda el 30% cada año. Esta inversión yo la he amortizado en cerca de tres años"
No obstante, existen otras corrientes que niegan esta versión. "Las licencias viven una revalorización de mercado que ronda el 30% cada año.
Esta inversión yo la he amortizado en cerca de tres años", señala a
este medio un propietario. Su valor en el mercado y el exceso de demanda
son las claves para que se abra la puerta a la especulación.
"Sólo
especulan con ellas aquellas empresas que compran licencias para
venderlas o explotar a conductores, aunque muchos de ellos han salido
espantados por la limitación de tres licencias por persona
y la regulación horaria del 12+4", se defiende un trabajador del taxi.
Un escenario que muestra que el sector del taxi no sólo está disconforme
con empresas con Uber y Cabify, sino contra las empresas que existen en
su propio sector.
Unas discrepancias que pueden ser
claves para el importante reto que afronta este año el taxi en España.
Aunque, como concluye unos de los participantes en este artículo, "el
debate que se ha abierto estos días sobre nuestro negocio tiene que
también servirnos para reflexionar de manera interna y salir reforzados". Y esta fortaleza se pondrá a prueba, si nada lo evita, el próximo mes de septiembre.
ALBERTO SANZ Vía VOZ PÓPULI
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