Las escuchas de Dolores Cospedal apagan el 'efecto Casado'. El ánimo ha
decaído en un PP que se preparaba para la resurrección en los comicios
de mayo
María Dolores de Cospedal
EFE
Pablo Casado lleva tres días sin aceptar preguntas de los periodistas. Un fenómeno sin precedentes. El "rey del canutazo",
como le llaman los informadores que cubren la información
parlamentaria, dada su accesibilidad con los medios, se oculta, se
esconde o desaparece. Las grabaciones de Cospedal con el comisario Villarejo
han producido un maremoto en el seno del PP. "No nos lo esperábamos",
señalan en fuentes de la dirección. Nadie estaba advertido de estas
cintas. Cospedal no lo había comentado más que con sus colaboradores, de acuerdo con versiones conocedoras.
El 'efecto Casado', esa espectacular recuperación anímica que vivió el PP
tras las primarias, emite ahora las primeras señales de decaimiento.
Todo ha sido inesperado, vertiginoso, un golpe duro, sin apenas
capacidad de reacción. Hace una semana, Casado triunfaba en la sesión de
control frente a un Sánchez en horas bajas por el escándalo de su ministra de Justicia, Dolores Delgado.
El 'estigma Villarejo cambia de bando', apuntaba un diputado del PSOE.
Este miércoles era Sánchez quien sacaba en procesión al polémico
comisario en tanto que los populares jugaban a la defensiva.
Cospedal
no ha cometido ilícito alguno, insisten en Génova, donde se confía en
que el goteo de cintas amaine o que, al menos, no emerja algún episodio
inmanejable. "Debería haber renunciado, nos está haciendo un daño
mayúsculo", añaden. La exsecretaria general apenas ha comentado con
Casado los secretos que pueden surgir de sus antiguas charlas con Villarejo.
"No va a cerrar su carrera política con este episodio tan chusco.
Cospedal pretende irse por la puerta grande", señalan en fuentes del
partido, donde confían en que el cimbronazo cese y retorne la calma.
Sorpresa e inquietud
La preocupación se ha adueñado de la dirección nacional.
Las elecciones andaluzas aparecen como el primero de los 'daños
colaterales' de este escándalo. Los sondeos no presagiaban una victoria
del PP, pero sí podía esperarse un resultado más positivo que hace tres
meses. Casado ha movilizado a su partido, ha cambiado a todos los
cabezas de cartel, ha dado un impulso a las bases. El panorama había
mutado.
Todo ese caudal de ilusión está ahora
empantanado, señalan algunos cuadro regionales, que afrontan estos días
con sorpresa e inquietud. Los mensajes no
llegan con claridad. Se estrellan contra el muro del escándalo Cospedal.
El propio Casado lo pudo comprobar este miércoles en la sesión
parlamentaria. Su discurso quedó desvaído. La vicepresidenta del Gobierno, luego de su estrepitoso naufragio en el Vaticano, buscaba venganza. Y se ensañó con el PP esgrimiendo el episodio Villarejo.
O cesan las cintas o cesa Cospedal
"Les hemos dados armas y argumentos", apuntan esas fuentes. "Vivíamos un proceso de recuperación, de reactivación, incluso Ciudadanos
ha tenido que buscar su nicho más cerca de la izquierda", apostillan.
Ahora toca confiar en que las turbulencias del 'affaire del comisario'
desaparezcan cuanto antes. "O cesan las cintas o cesa Cospedal", ya no
hay otra.
JOSÉ ALEJANDRO VARA Vía VOZ PÓPULI
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