La temporada 2018 organizada por el Instituto Francés cuenta con Rossy de Palma y Antonio Muñoz Molina como padrinos
Protestas estudiantiles en París en mayo de 1968. GETTY
Francia sigue apostando por Mayo del 68, aunque sea de palabra, aunque sea como eslogan. Hace bien. La explosión estudiantil y callejera de hace 50 años que será conmemorada este año removió conciencias y cambió cosas, o al menos la posibilidad de cosas. Y además, hasta el más gaullista o pompidolianode los hijos del Hexágono sabe que sigue siendo un producto cultural vigente y vendible. La temporada cultural francesa 2018 en España, presentada hoy en la Residencia del embajador francés en Madrid, Yves Saint-Geours, bajo el título La imaginación al poder se prolongará durante todo el año bajo ese espíritu, el del 68. Lo hará en las sedes del Institut Français de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Valencia y Bilbao y en los 24 locales de la Alianza Francesa en España, y con dos padrinos españoles: Rossy de Palma y Antonio Muñoz Molina.
Nadie negará que, desde una visión contemporánea, “¡Bajo los adoquines, la playa!”, “Sed realistas, pedid lo imposible”, “Haz el amor y no la guerra” y “Se prohíbe prohibir” son eslóganes cuya eficacia práctica se ha revelado tristemente limitada, por no decir nula. Sin embargo, conservan ese aire ilusionante que traen las utopías llamadas a seguir siéndolo. Constituyen, en ese sentido, una especie de vocación perenne, de “tender hacia” más que de logros y conquistas reales.
A quienes piensan y deciden la política cultural francesa les bastan esas frases, o lo que subyace detrás de ellas. No es incompatible seguir pensando en la playa aunque todo sean campos de refugiados, en la aventura aunque todo esté decidido de antemano y siempre por los mismos, en el amor aunque acechen los campos de minas, en la heterodoxia aunque cada día que pasa manden más los ortodoxos. Hablando de Francia, no hay más que ver cómo ha recibido la ortodoxia ultrafeminista el manifiesto de las heterodoxas capitaneadas por Catherine Deneuve y Catherine Millet…
Literatura, filosofía, ciencia y tecnología, música, teatro, cine, cómic, política, economía, artes plásticas y fotografía son los campos que vertebrarán, en un sinfín de actos, ciclos, debates, exposiciones y conciertos, este año francés en España, o este año español de Francia. El trasfondo, más allá de sacar músculo y recordar que la de 1789 no fue la única Revolución Francesa, es construir una conversación global acerca de la vigencia o no de tales eslóganes, en un país donde el legado del 68 es, de hecho, objeto de debate desde hace años. Y todo, como casi siempre suele suceder en Francia, desde el prisma cultural.
“La cultura es más que nunca imprescindible hoy en día frente al populismo, la ignorancia y la descomposición de las sociedades”, explica Yves Saint-Geours, convencido de que España y Francia se encuentran “en un momento excelente de sus relaciones culturales y políticas”. Pero una diferencia entre ambas: para el embajador francés –y el argumento viene avalado por los hechos- la suma de las políticas públicas educativas y de las políticas públicas culturales constituye “el abanico de una sociedad moderna”. Si esto lo dijera cualquier embajador español en cualquier legación diplomática europea, la frase sonaría a chiste.
En ello ha abundado Antonio Muñoz Molina, que se ha declarado “cada día más afrancesado” y para quien la cultura en España es, en vez de fuente de riqueza como en Francia, “algo sometido siempre a sospecha”. “La derecha ve siempre en la gente de la cultura a unos parásitos que solo quieren subvenciones. Y parte de la izquierda sigue viendo lo cultural como algo clasista, elitista”. El escritor español no ha dejado escapar la ocasión para hablar de “falta de respeto a la cultura y a la educación” cuando se ha referido al hecho de que ambos campos –junto con los deportes- compartan ministerio. “Y a eso se suman los impuestos punitivos contra la cultura, así que no hay que hablar solo de descuido político, sino de castigo político al sector cultural”.
En lo referente al compendio de actividades que a lo largo de 2018 protagonizará este año cultural francés, destacan ilustres presencias francesas en España, por ejemplo: el presidente del jurado Goncourt Bernard Pivot, el músico Dominique A, el político y escritor Daniel Cohn-Bendit, el ensayista Edgar Morin (si se repone de la reciente operación de urgencia a que fue sometido, lo que ha hecho posponer la Noche de las Ideas que el pensador y escritor galo iba a compartir con Fernando Savater en el Instituto Francés de Madrid este mismo jueves), la cineasta Agnés Varda, la escritora Leila Slimani, el crítico y ensayista Pierre Assouline, la artista Anette Messager…
BORJA HERMOSO Vía EL PAÍS
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