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miércoles, 24 de enero de 2018
Lo que esconde la ficticia designación de «Corona catalano-aragonesa» para llamar a la Corona de Aragón
Al
calor de Renaixença que se vivió con la cultura de habla catalana a
mediados del siglo XIX, algunos autores confirieron de forma poco
precisa al Condado de Barcelona el mismo estatuto que al Reino de Aragón
La designación de Corona catalanoaragonesa para llamar a la Corona de Aragón, una entidad política que integraba el Reino de Aragón, los Condados Catalanes y el Reino de Valencia,
entre otras regiones, ha obedecido tradicionalmente a la necesidad de
poner en valor la importancia que tuvieron los catalanes y los
aragoneses en esta asociación que dominó buena parte del Mediterráneo en
la Edad Media. Al igual que los términos Monarquía hispánica o Reino
asturleonés, no existen referencias a la Corona catalanoaragonesa en el
periodo en el que existió, siendo un invento con fines historiográficos y
ampliamente usado a nivel académico. Cuestión aparte es el uso ambiguo
que los nacionalistas han hecho de este concepto académico para imaginar
una nación catalana en tiempos medievales.
En su libro «Historia mínima de Cataluña», Jordi Canal
apunta que la mezcolanza entre la terminología de la época y la del
tiempo del historiador ha provocado un «confusionismo pernicioso, amén
de innecesario»:
«En la Edad Media no encontramos referencias
ni a una supuesta confederación catalanoaragonesa, ni a reyes de
Cataluña-Aragón, ni a condes-reyes, ni a Reino de Cataluña. Se trata de
construcciones historiográficas y políticas contemporáneas».
La recurrente controversia sobre la idoneidad del uso del término Corona catalanoaragonesa
ha vuelto a la actualidad a raíz de que el Gobierno de Aragón pidió la
semana pasada la retirada de un libro de texto de la ESO, que usaban
alumnos de un instituto de Huesca, porque incluía esta expresión. Una
decisión duramente contestada por el Institut d'Estudis Catalans (IEC),
que ha señalado que la designación es utilización habitual entre los
historiadores con «carácter complementario y no alternativo al de
'Corona d'Aragó'». La Corona de Aragón en su máxima extensión.Se
considera, no en vano, que la primera vez que apareció el concepto de
«confederación catalano aragonesa» fue en 1872, en un libro de aire
romántico con ese título, obra de Antonio Bofarull i Broca (1821-1892), historiador, poeta y dramaturgo. Una obra que, al calor de Renaixença que se vivió con la cultura de habla catalana a mediados del siglo XIX, confería de forma poco precisa al Condado de Barcelona el mismo estatuto que al Reino de Aragón.
Desde entonces, el término empezó a emplearse sin intenciones
nacionalistas por muchos historiadores. Una preocupación semántica que
algunos autores como Vicens Vives han apreciado inncesaria. Al respecto
escribió en «Noticia de Cataluña»:
«Desde
mediados del siglo XIX nos ha molestado que los Condes de Barcelona
fuesen conocidos en todas partes bajo el nombre de Reyes de Aragón, que
nuestros bisabuelos guerreros y mercaderes trascendieran a las páginas
de la historia extranjera bautizados como “aragoneses”, que al hablar de
nuestra expansión mediterránea se empleara el calificativo de
aragonesa. Hemos acudido a los más refinados procedimientos para evitar
semejante confusionismo: hemos hablado de Confederación
catalanoaragonesa, de Reyes de Cataluña-Aragón, de condes-reyes, de
monarcas con una, dos o tres numeraciones. A mi juicio, este
infantilismo no solo nos ha perjudicado, molestado innecesariamente a
los aragoneses, sino que ha creado un peligroso confusionismo en nuestro
espíritu público, ya que hemos puesto en la picota una de las más
fecundas soluciones de nuestro intervencionismo en el complejo mundo
hispánico».
¿Qué fue la Corona de Aragón?
La
zona que hoy corresponde a la comunidad autonómica de Cataluña estuvo
desde el siglo XII unida al Reino de Aragón y solo durante un breve
periodo fue un ente propio, incluso entonces dependiente de otros
reinos. Así, tras el colapso de la Hispania Visigoda
–que se extendía por prácticamente toda la Península Ibérica– y la
invasión musulmana en el 718 d.C, el Imperio carolingio estableció una
marca defensiva como frontera meridional con Al-Ándalus.
Esto supuso la ocupación por los francos durante el último cuarto del
siglo VIII de las actuales comarcas pirenaicas, de Gerona y, en el 801,
de Barcelona.
El antiguo territorio visigodo se organizó
políticamente en diferentes condados dependientes del rey franco. Pero
onforme el poder central del Imperio se debilitaba en el siglo X, los
condados catalanes, que estaban vertebrados por Barcelona, Gerona y
Osona, fueron progresivamente desvinculándose de los francos. En el año
987, el conde Borrell II fue el primero en no prestar
juramento al monarca de la dinastía de los Capetos, si bien se sometió
en vasallaje al poderoso Califato de Córdoba. En este punto, las
leyendas nacionalistas sitúan erróneamente al noble Wifredo «el Velloso»
–el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca– como
el artífice no ya de la independencia de los condados catalanes, sino
del nacimiento de Cataluña y sus símbolos.
La
Corona de Aragón fue así un conjunto de reinos sometidos al Rey de
Aragón entre los siglos XII y XV, entre los que estaban los Condados
Catalanes, la propia Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Córcega...
En el siglo XII, el conde Ramón Berenguer IV
se casó con Petronila de Aragón conforme al derecho aragonés, es decir,
en un tipo de matrimonio donde el marido se integraba a la casa
principal como un miembro de pleno derecho. El acuerdo supuso la unión
del condado de Barcelona y del Reino de Aragón en la forma de lo que
luego fue conocido como Corona de Aragón. En un contexto de alianzas
medievales, la asociación de ambos territorios no fue, pues, el fruto de una fusión ni de una conquista, sino el resultado de una unión dinástica pactada entre la Casa de Aragón y la poseedora del Condado de Barcelona.
La Corona de Aragón
fue así un conjunto de reinos sometidos al Rey de Aragón entre los
siglos XII y XV, entre los que estaban los Condados Catalanes (conforme
pasaron los siglos el Conde de Barcelona también se hizo con el resto de
títulos), la propia Aragón, Valencia parcialmente, Sicilia, Córcega,
Cerdeña, Nápoles y los ducados de Atenas y Neopatria. A
lo largo del segundo cuarto del siglo XIII, se incorporaron a esta
Corona las Islas Baleares y Valencia. Concretamente, el Reino de
Valencia, pasó a convertirse en un reino con sus propias Cortes y
fueros. Y es que cada uno de los territorios mantuvieron por separado
sus leyes, costumbres e instituciones, hasta el extremo de que el
principal eje vertebrador era su obediencia al Rey de Aragón. Origen legendario del escudo del Condado de Barcelona-Real Academia Catalana de Bellas Artes de San JorgeUna vez iniciada la expansión mediterránea, los Condados catalanes fueron el elemento más dinámico dentro de la Corona de Aragón,
tanto a nivel militar como comercial. De ahí la insistencia de algunos
historiadores a la hora de remarcar el protagonismo catalán en este
periodo con términos tales como Corona catalaragonesa. Así y todo, la
gran expansión mediterránea dejó paso a un periodo de declive económico y
demográfico para Cataluña a partir del siglo XV, que vivió el auge de
Valencia como gran puerto del Mare Nostrum y epicentro
del poder de la Corona. Los catalanes perdieron su cacareado dinamismo
coincidiendo con la unión dinástica que representaron los Reyes
Católicos, en tanto, el periodo previo se convirtió en el mito de un
tiempo mejor en el imaginario catalán. La Corona aragonesa representa
así todo lo que el nacionalismo catalán pretende imaginar sobre el pasado de Cataluña. A excepción del nombre...
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