La nueva legislatura catalana ha traído la tensión a todas las formaciones independentistas. De hecho, el mundo independentista catalán ha sido, tradicionalmente, una sucesión de guerras
El diputado de la CUP Carles Riera acompañado de los demás miembros de la formación cantan 'Els Segadors'. (EFE)
La nueva legislatura catalana ha traído la tensión a todas las
formaciones independentistas. De hecho, el mundo independentista catalán
ha sido, tradicionalmente, una sucesión de guerras fratricidas y
traiciones. Ahora, con las expectativas políticas y las hojas de ruta
diversas, se han intensificado las fricciones. Solo se transmite una imagen mínimamente homogénea a la hora de determinadas votaciones, como la de la Mesa y el presidente del Parlament esta semana. A partir de ahí, cada cual libra su batalla particular.
Ante las especiales circunstancias de tener a tres diputados encarcelados y a cinco huidos en Bélgica, el bloque secesionista está en franca minoría en la cámara. Y los votos de la CUP se hacen cada vez más necesarios. Pero la CUP, a su vez, adolece en estos momentos de una profunda división interna. Esta división no fue provocada por los bajos resultados obtenidos en las elecciones del 21 de diciembre (tenía 10 escaños y se quedó con cuatro), sino por el posicionamiento ante la estrategia de los dos grandes partidos independentistas: PDeCAT y ERC.
Una de las corrientes de la CUP, Lucha Internacionalista, ya ha puesto encima de la mesa que los anticapitalistas no pueden apoyar a ninguno de esos partidos. "Que hoy Junqueras esté en prisión y Puigdemont en el exilio, no los exime de la enorme responsabilidad política que tuvieron al no proclamar la República a las 48 horas de conocer los resultados [del referéndum del 1 de octubre]", dicen los de Lucha. Y matizan luego: "Nosotros lucharemos por la libertad de Junqueras y por que Puigdemont pueda volver a Cataluña sin cargos, pero no minimizamos cómo su política fue determinante para desmovilizar al pueblo, desmoralizar, desconectar y traicionar los anhelos de más de dos millones de personas que habían arriesgado el físico el 1 de octubre".
Fuentes internas de la CUP explican a El Confidencial que "es cierto que, en estos momentos, solo se acepta el posicionamiento a favor de la independencia y eso tensiona al bloque soberanista". De hecho, hay sectores de la CUP que, aunque son muy críticos con Puigdemont, creen que solo este podría aceptar los términos de los anticapitalistas. "Posiblemente sea la única persona que podría apostar por la independencia unilateral, quizá porque no sigue la línea del partido. Pero debemos reconocer que Puigdemont no fue nunca un adalid del debate y hay que esperar a ver por dónde decide salir". Lo que tienen claro en la formación anticapitalista es que "Esquerra y el PDeCAT se quieren cargar el 'procés' y no saben cómo. Pero tendrían que pararse a pensar si esa estrategia les conviene. ERC puede perder todo lo que ha conseguido. ¿Por qué arriesgarse? Es cierto que le puede haber comido mucho terreno al PDeCAT, pero ¿qué espacio deja a su izquierda? Ha de ir con mucho ojo, porque la CUP no sacó seis diputados en las elecciones por un puñado de votos. Y puede comerle el terreno por la izquierda".
Desde Lucha Internacionalista, proponen ahora "recuperar las movilizaciones", porque advierten que la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural ya no movilizan a la gente. "La palanca de esta recuperación de la movilización tienen que ser los Comités de Defensa de la República (CDR), instrumentos de organización populares surgidos el 1 de octubre". Alertan los radicales de expresiones como "construir la república", porque "pueden volver a ser una nueva trampa, un nuevo espejismo como el de construir estructuras de Estado… un nuevo 'procesismo'. La República está proclamada. Ponerla en marcha es la responsabilidad del Parlamento y del Govern y obliga inevitablemente a constituir el Parlamento en Asamblea Nacional Constituyente".
Las "estructuras de Estado" fueron las grandes promesas tanto de Artur Mas como de Oriol Junqueras en la pasada legislatura. De hecho, tendrían que solucionar todos los problemas y ser la clave de la independencia en la hora de la desconexión. Pero a la hora de la verdad no hubo ni estructuras de Estado ni alternativa válida.
Asimismo, abogan por establecer "una alternativa de izquierdas al PDeCAT-ERC". Y asegura que construir esa alternativa exige a la CUP "independencia respecto del futuro Govern de PDeCAT y ERC" y "pasa por no votar el próximo Gobierno de Puigdemont-Junqueras". Este posicionamiento coincide con el de otros sectores 'cuperos', partidarios de acudir al Parlament solo a votar cuestiones relacionadas con la independencia y absteniéndose en todas las demás cuestiones para no dar oxígeno a un "Govern autonomista". Ese boicot a la actividad parlamentaria significaría, de facto, la paralización de la cámara legislativa catalana y, por extensión, del Gobierno de la Generalitat.
Fuentes de la CUP señalan a este diario que el debate está abierto en el seno de la organización. Poble Lliure, la corriente que en estos momentos mantiene el control del secretariado de la organización, "está en la línea. Pero no quieren dar la sensación ni que se nos acuse de que la República no se hizo por culpa de la CUP. Desde el primer momento, Poble Lliure está por la República, pero hemos de ser inteligentes a la hora de plantear nuestra estrategia".
La otra gran corriente, Endavant, que engloba al núcleo duro, es crítica con la situación y apuesta por una oposición firme. "Hay que dejar claro que no queremos que jueguen más con nosotros", enfatizan las fuentes. No hay fractura en la CUP, sino una cierta tensión, aseguran las fuentes "pero no es sobre lo que pasa, sino sobre cómo pasa". En este sentido, afirman que la CUP incluso está más unida que en la legislatura anterior. "En las votaciones hay más uniformidad ahora que antes", remachan.
El peor momento de las últimas semanas fue cuando el PDeCAT propuso ceder un diputado para que los anticapitalistas pudiesen formar grupo parlamentario propio (solo se pude formar grupo con un mínimo de cinco diputados). "Pero nos pusieron unas condiciones que no podíamos aceptar: garantizar la gobernabilidad del Govern. En otras palabras, hubiese sido la claudicación de la CUP. De hecho, estamos seguros que ellos sabían que no podíamos aceptar esa condición y por eso nos lo propusieron. Fue un gesto de cara a la galería. Pero, a la larga, esa maniobra les resultará muy perjudicial".
Al PDeCAT y a ERC no les resultará fácil gobernar esta legislatura por los diputados ausentes. Los cinco de Bruselas posiblemente no puedan votar jamás. Y se han negado a dimitir, tal y como les pidieron sus respectivos partidos, para que la lista pueda correr y sumar esos escaños. Esos cinco votos son cruciales, porque deja al bloque secesionista con 65 escaños, exactamente los mismos que los de la oposición no independentista. Si la CUP no acude en su auxilio, jamás tendrán mayoría en la cámara.
A. FERNÁNDEZ Vía EL CONFIDENCIAL
Ante las especiales circunstancias de tener a tres diputados encarcelados y a cinco huidos en Bélgica, el bloque secesionista está en franca minoría en la cámara. Y los votos de la CUP se hacen cada vez más necesarios. Pero la CUP, a su vez, adolece en estos momentos de una profunda división interna. Esta división no fue provocada por los bajos resultados obtenidos en las elecciones del 21 de diciembre (tenía 10 escaños y se quedó con cuatro), sino por el posicionamiento ante la estrategia de los dos grandes partidos independentistas: PDeCAT y ERC.
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Una de las corrientes de la CUP, Lucha Internacionalista, ya ha puesto encima de la mesa que los anticapitalistas no pueden apoyar a ninguno de esos partidos. "Que hoy Junqueras esté en prisión y Puigdemont en el exilio, no los exime de la enorme responsabilidad política que tuvieron al no proclamar la República a las 48 horas de conocer los resultados [del referéndum del 1 de octubre]", dicen los de Lucha. Y matizan luego: "Nosotros lucharemos por la libertad de Junqueras y por que Puigdemont pueda volver a Cataluña sin cargos, pero no minimizamos cómo su política fue determinante para desmovilizar al pueblo, desmoralizar, desconectar y traicionar los anhelos de más de dos millones de personas que habían arriesgado el físico el 1 de octubre".
"Lucharemos
por la libertad de Junqueras y por que Puigdemont vuelva a Cataluña,
pero no minimizamos que su política desmovilizó al pueblo"
Fuentes internas de la CUP explican a El Confidencial que "es cierto que, en estos momentos, solo se acepta el posicionamiento a favor de la independencia y eso tensiona al bloque soberanista". De hecho, hay sectores de la CUP que, aunque son muy críticos con Puigdemont, creen que solo este podría aceptar los términos de los anticapitalistas. "Posiblemente sea la única persona que podría apostar por la independencia unilateral, quizá porque no sigue la línea del partido. Pero debemos reconocer que Puigdemont no fue nunca un adalid del debate y hay que esperar a ver por dónde decide salir". Lo que tienen claro en la formación anticapitalista es que "Esquerra y el PDeCAT se quieren cargar el 'procés' y no saben cómo. Pero tendrían que pararse a pensar si esa estrategia les conviene. ERC puede perder todo lo que ha conseguido. ¿Por qué arriesgarse? Es cierto que le puede haber comido mucho terreno al PDeCAT, pero ¿qué espacio deja a su izquierda? Ha de ir con mucho ojo, porque la CUP no sacó seis diputados en las elecciones por un puñado de votos. Y puede comerle el terreno por la izquierda".
Un nuevo espejismo
Desde Lucha Internacionalista, proponen ahora "recuperar las movilizaciones", porque advierten que la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural ya no movilizan a la gente. "La palanca de esta recuperación de la movilización tienen que ser los Comités de Defensa de la República (CDR), instrumentos de organización populares surgidos el 1 de octubre". Alertan los radicales de expresiones como "construir la república", porque "pueden volver a ser una nueva trampa, un nuevo espejismo como el de construir estructuras de Estado… un nuevo 'procesismo'. La República está proclamada. Ponerla en marcha es la responsabilidad del Parlamento y del Govern y obliga inevitablemente a constituir el Parlamento en Asamblea Nacional Constituyente".
¿Por qué Raül Romeva dijo no a presidir el Parlament de Cataluña?
Las "estructuras de Estado" fueron las grandes promesas tanto de Artur Mas como de Oriol Junqueras en la pasada legislatura. De hecho, tendrían que solucionar todos los problemas y ser la clave de la independencia en la hora de la desconexión. Pero a la hora de la verdad no hubo ni estructuras de Estado ni alternativa válida.
Asimismo, abogan por establecer "una alternativa de izquierdas al PDeCAT-ERC". Y asegura que construir esa alternativa exige a la CUP "independencia respecto del futuro Govern de PDeCAT y ERC" y "pasa por no votar el próximo Gobierno de Puigdemont-Junqueras". Este posicionamiento coincide con el de otros sectores 'cuperos', partidarios de acudir al Parlament solo a votar cuestiones relacionadas con la independencia y absteniéndose en todas las demás cuestiones para no dar oxígeno a un "Govern autonomista". Ese boicot a la actividad parlamentaria significaría, de facto, la paralización de la cámara legislativa catalana y, por extensión, del Gobierno de la Generalitat.
"Que no jueguen más con nosotros"
Fuentes de la CUP señalan a este diario que el debate está abierto en el seno de la organización. Poble Lliure, la corriente que en estos momentos mantiene el control del secretariado de la organización, "está en la línea. Pero no quieren dar la sensación ni que se nos acuse de que la República no se hizo por culpa de la CUP. Desde el primer momento, Poble Lliure está por la República, pero hemos de ser inteligentes a la hora de plantear nuestra estrategia".
La otra gran corriente, Endavant, que engloba al núcleo duro, es crítica con la situación y apuesta por una oposición firme. "Hay que dejar claro que no queremos que jueguen más con nosotros", enfatizan las fuentes. No hay fractura en la CUP, sino una cierta tensión, aseguran las fuentes "pero no es sobre lo que pasa, sino sobre cómo pasa". En este sentido, afirman que la CUP incluso está más unida que en la legislatura anterior. "En las votaciones hay más uniformidad ahora que antes", remachan.
Puigdemont quiere usar el Parlament para lograr el primer reconocimiento español
El peor momento de las últimas semanas fue cuando el PDeCAT propuso ceder un diputado para que los anticapitalistas pudiesen formar grupo parlamentario propio (solo se pude formar grupo con un mínimo de cinco diputados). "Pero nos pusieron unas condiciones que no podíamos aceptar: garantizar la gobernabilidad del Govern. En otras palabras, hubiese sido la claudicación de la CUP. De hecho, estamos seguros que ellos sabían que no podíamos aceptar esa condición y por eso nos lo propusieron. Fue un gesto de cara a la galería. Pero, a la larga, esa maniobra les resultará muy perjudicial".
Al PDeCAT y a ERC no les resultará fácil gobernar esta legislatura por los diputados ausentes. Los cinco de Bruselas posiblemente no puedan votar jamás. Y se han negado a dimitir, tal y como les pidieron sus respectivos partidos, para que la lista pueda correr y sumar esos escaños. Esos cinco votos son cruciales, porque deja al bloque secesionista con 65 escaños, exactamente los mismos que los de la oposición no independentista. Si la CUP no acude en su auxilio, jamás tendrán mayoría en la cámara.
A. FERNÁNDEZ Vía EL CONFIDENCIAL
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