Si
Ciudadanos ofreciera en su programa electoral ventajas concretas y
voluminosas a los pensionistas conseguiría que muchos cientos de miles de
votantes le dieran su voto (quitándoselo al PP o al PSOE), lo que podría
convertirlo en el partido ganador de las elecciones generales
Ciudadanos ganará las próximas elecciones generales
si promete acabar con el expolio económico y fiscal de los pensionistas y si garantiza cambiar el sistema de pensiones para hacerlo sostenible y equitativo
con un modelo mixto de capitalización y de reparto.
Las últimas encuestas electorales en España muestran
que se han disparado las expectativas del partido de Albert Rivera
que, tras las elecciones catalanas del 21-D, supera o iguala al PP. En la efectuada por GAD3 para ABC Ciudadanos
es el partido más votado y podría gobernar con el PP o con el PSOE, aunque
tiene menos escaños que ellos por el efecto de la ley electoral. En esa
encuesta Ciudadanos supera al PP en más de 400.000 votos. En la realizada para
El País por Metroscopia, Ciudadanos también era el partido más votado, superando
al PP en unos 4 puntos porcentuales. En otra encuesta publicada por EL ESPAÑOL se
registraba un triple empate técnico entre PP, PSOE y Ciudadanos. Los resultados
de una encuesta electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en su
barómetro de octubre también mostraba una gran subida de los votantes de
Ciudadanos.
Para ponderar debidamente esos
resultados electorales hay que tener en cuenta que un factor decisivo para explicar el voto al PP es la edad. En
este sentido, cabe destacar que el apoyo al PP crece conforme aumentan
los años del electorado, de forma que su respaldo entre los más
jóvenes es bastante reducido, como se observa en el gráfico anterior. Es indudable que los mayores de
65 años son un caladero de votos para el PP y el PSOE.
La tradicional ventaja, en
votos, de los dos grandes partidos tradicionales sobre las dos formaciones
emergentes se fundamenta en esa enorme superioridad de seguidores de la tercera
edad: PP y PSOE suelen sumar siete de cada diez votos válidos de mayores de 65
años. Además, si se tiene en cuenta la
previsible abstención, resulta que casi la mitad de todos los mayores que se
acerquen a las urnas escogerán la papeleta del PP.
En
todo caso hay que subrayar que —a diferencia de PP y PSOE— el voto a Ciudadanos disminuye conforme
avanza la edad del electorado. La brecha generacional es, por tanto, un
hecho.
Sin embargo, esa realidad
parece que no es tenida en cuenta por el PP, dado el comportamiento del
gobierno de Rajoy, porque se ha fundido ya casi todo el Fondo de Reserva de la
Seguridad Social, que se encontró con 66.815 millones de euros cuando llegó al
poder. Además, si continuase el modelo de creación de empleo precario derivado
de la política económica del gobierno de Rajoy, es previsible que la hucha de
las pensiones se agotará en este año 2018. Entonces, ¿por qué le siguen votando los pensionistas?. En principio, parece ser porque
los pensionistas temen que los otros grandes partidos les traten peor que el
PP. Pero actualmente entre los pensionistas está creciendo el descontento con
el PP porque, a pesar de la evidente recuperación de la economía española, las
pensiones siguen estando prácticamente congeladas, con un mísero incremento del
0,25 % anual, con una permanente pérdida de poder adquisitivo para los
pensionistas.
Los grandes partidos políticos son conscientes de que sus resultados
electorales dependen en gran medida de los más de nueve millones de votos de los pensionistas, pero
hasta ahora Ciudadanos no ha prestado una atención especial y notoria para el
colectivo de los jubilados. Si
Ciudadanos quiere aumentar masivamente el número de sus votantes para poder llegar
a gobernar como partido vencedor tendrá que hacer todo lo posible para que los
pensionistas dejen de votar preferentemente al PP y al PSOE, dado que el
colectivo de mayores de 65 años no se fían de los juveniles dirigentes de
Ciudadanos que, hasta ahora, no se han ocupado suficientemente de los jubilados
y de sus pensiones en una coyuntura en la que se pone en duda la sostenibilidad de sus pensiones.
Los pensionistas son conscientes de que los
políticos han transformado el derecho de los trabajadores a sus pensiones
contributivas en una especie de prestación benemérita del Gobierno, como si el fondo
de pensiones fuera suyo y no de los trabajadores cotizantes. Los
pensionistas saben que la gestión gubernamental de las pensiones contributivas es
negativa y por ello rechazable lo que, paradójicamente, no se traduce en una
disminución sustancial de los pensionistas que votan al PP.
Actualmente el dinero de la "Caja Única" está manejado
por los políticos, porque en 1978 cambiaron el tradicional y sostenible sistema
de pensiones autogestionado por los trabajadores a través de sus mutualidades laborales
por un sistema de reparto en el que los
cotizantes de hoy pagan la pensión de los jubilados de hoy.
Pero este sistema
tiende a ser inviable hoy por varios motivos:
1) porque los manirrotos políticos gestionan arbitrariamente
los fondos de pensiones.
2) porque España tiene una pirámide demográfica invertida y
3) por su
insuficiencia financiera, dado que la
Seguridad Social en conjunto es deficitaria, pues ha disminuido sustancialmente
el número de cotizantes y los salarios medios de los trabajadores.
Con el sistema actual la pensión no se calcula según
el valor actuarial de lo cotizado en toda la vida laboral, sino en los últimos veinticinco
años, lo que es perjudicial para quienes no pudieron cotizar mucho en los años
previos a jubilarse, pero sí a lo largo de su vida activa.
Además el sistema de pensiones está aquejado
de una gran inseguridad jurídica y falta de transparencia, pues ¿qué trabajador
en activo sabe qué pensión le tocará el día de mañana, y quién le garantiza que
el Gobierno de turno del futuro no le bajará la pensión que esperaba cobrar?.
El sistema de pensiones
se ha ido deteriorando porque se han adoptado medidas contra los pensionistas;
pero el gran expolio contra ellos
que se lleva a cabo actualmente es de carácter fiscal, pues el cobro de una
pensión contributiva se considera un hecho imponible sujeto a gravamen como si
fuera un nuevo rendimiento del trabajo, sin tener en cuenta que
las pensiones se fueron generando durante la vida laboral y que al cobrar
los salarios mensuales/anuales fueron sometidas ya al I.R.P.F. Es
decir, ya tributaron por ese impuesto.
Por lo tanto, al ser sometidas las pensiones
contributivas en la actualidad al I.R.P.F., están siendo gravadas
nuevamente por el mismo impuesto, cayendo claramente en la figura de
"doble imposición", que se debe corregir haciendo que el cobro de la
pensión quede excluido del I.R.P.F. En general todo ahorro debe estar
exento de impuestos a su rescate, entre otras cosas porque ya tributó
anteriormente.
En el peor de los casos, y
como mínimo, la pensión contributiva podría considerarse como rendimiento de
capital mobiliario, con una fiscalidad mucho menor y que va disminuyendo
progresivamente de manera notable con la edad del jubilado (en las rentas
vitalicias de los seguros privados el gravamen es del 20% de la renta percibida
en el intervalo de los 65 a 69 años del perceptor; y del 8% a partir de los 70
años). Tendría sentido esta figura impositiva toda vez que el jubilado fue
acumulando ese capital a lo largo de su vida laboral. Esa figura está
debidamente contemplada en la ley y por ello se benefician las entidades
financieras privadas con el producto renta vitalicia inmediata aplicada a un
capital del cliente (que en nuestro caso sería el capital acumulado por el
trabajador durante la vida laboral) para obtener eso: una renta vitalicia
inmediata (asimilable al concepto de la pensión contributiva).
La exención del I.R.P.F. que
grava actualmente a las pensiones contributivas afectaría a millones de
pensionistas que también son -¡no hay que olvidarlo!- votantes. No se conoce
exactamente la cuantía de la reducción de ingresos públicos por la aplicación
de esa exención de I.R.P.F. a las pensiones contributivas; pero puede estimarse
que es superior a 5.000 millones de euros, una importante cantidad que podría
ser compensada sin merma para los ingresos de la Hacienda pública solo con que
se eliminase una pequeña parte de las innecesarias duplicidades y redundancias
existentes actualmente en la prestación de servicios públicos por las
Administraciones públicas, o intensificando la Agencia Tributaria la necesaria
lucha contra los defraudadores. O sea, que es totalmente factible, si hubiese
voluntad política; pero no la hay porque resulta más fácil para los gobernantes
expoliar injustamente a los pensionistas mediante la imposición del I.R.P.F. al
cobrar sus pensiones contributivas. No obstante, como último recurso para
facilitar la instauración de la mencionada exención del I.R.P.F. de las
pensiones contributivas podría limitarse
a una cantidad máxima, en torno a 24.000 euros anuales, para que afectase
solamente a las pensiones superiores a 2.000 euros mensuales.
El descrito saqueo de los pensionistas es legal, pero
ilegítimo por injusto. A pesar de ello, se lleva a cabo ahora por el Gobierno del PP, y se
efectuó anteriormente por el Gobierno del PSOE y se continuará llevando a cabo
hasta que los millones de pensionistas damnificados dejen de votar al partido
del Gobierno de turno y, en cambio, sí que voten a Ciudadanos o otro gran partido
que acepte esa justa reivindicación de los jubilados decretando la exención del
I.R.P.F. a la recepción de su pensión contributiva.
Además
de instaurar esa exención, los partidos políticos que quieran gobernar en
España deben tener en cuenta que es preciso llevar a cabo lo antes posible una profunda reforma del sistema
de pensiones, para hacerlo sostenible y equitativo, tras un periodo
transitorio razonable, para
convertirlo en un sistema mixto de capitalización y de reparto -profesional
y general, también contributivo- de
un fondo nacional de pensiones que habría que ser complementado con un fondo de
reserva similar a la actual hucha de las pensiones.
Este nuevo
sistema mixto tendría la ventaja de que así se respetaría la libertad del pensionista
de crear un propio plan de pensiones, sin depender totalmente del incierto
'Estado del Bienestar' y de la discrecionalidad de los gobernantes, ya que
actualmente muchos trabajadores se van a quedar sin la pensión prevista, por no
cumplir los mínimos de años de cotización exigidos o por fallecimiento del
cotizante.
El nuevo sistema mixto de pensiones debería
fundamentarse en lo siguiente:
1) Un pilar de reparto
2) Otro pilar obligatorio de
capitalización
3) Un pilar de aportaciones voluntarias
4) La existencia de libertad de gestión
sobre la cuantía a aportar para capitalización y sobre dónde invertir las
aportaciones
5) Las prestaciones de pensiones
contributivas se obtendrán teniendo en cuenta la totalidad de las prestaciones
del trabajador en toda su vida laboral
6) El reconocimiento
de la propiedad personal de las aportaciones, lo que supone:
a) mantener las
aportaciones a salvo de decisiones políticas
b) garantizar el derecho de que hereden
los familiares el fondo constituido, en caso de fallecimiento del cotizante
c) el derecho de rescate
parcial de las aportaciones en casos excepcionales, como el de que los
cotizantes se conviertan en parados de larga duración
El partido político o los partidos que estén
dispuestos a eliminar el expolio de los pensionistas, instaurando la exención
del I.R.P.F. de las pensiones contributivas, así como a llevar a cabo esa conversión del sistema de pensiones
en el descrito sistema mixto y sostenible cuando gobiernen, aumentarán
sustancialmente sus votantes pensionistas en las próximas elecciones.
Hay que subrayar
que en el caso de que lo hiciera Ciudadanos, ese aumento de votantes lo
conseguirá a costa de una paralela disminución de los votantes del PP y del
PSOE, sus directos competidores, con un doble efecto demoledor de sus rivales
en las futuras elecciones.
También es previsible que aumente sustancialmente el
número de los pensionistas que voten a Ciudadanos si prometiese no solo
mantener la cuantía actual de las pensiones contributivas, sino
incrementarlas actualizándolas anualmente de acuerdo con el índice de evolución
de los precios de los bienes y servicios, y no solo con el congelador 0,25 % que ahora les permite el gobierno del
PP.
En fin, si Ciudadanos
quiere gobernar España necesita comprometerse a atender las justas
reivindicaciones del colectivo de millones de pensionistas votantes, que es su asignatura
pendiente.
JOAQUÍN JAVALOYS
Tampoco un mundo sin pensiones es el fin.De hecho,en España se cobran desde 1962,aproximadamente,fue un invento inglés.Y antes como era??,pues tener hijos y la familia,muy demonizada por los progres de mierda.Eso no quiere decir,ni mucho menos,que en las familias numerosas todo era buen rollito y concordia.Pero,a diferencia de ahora que nos hemos vuelto muy individualistas,la gente necesitaba una familia.Fuera de ahí era complicado sobrevivir.El estado del bienestar no existía.Parece ser que ahora las pensiones van a deteriorarse paulatinamente.Cada vez la gente vive más y la natalidad española es un chiste.Aquí las feministas nos han engañado y timado.No es cierto que las mujeres estaban "sometidas" a parir como CONEJAS.Era algo muy asimilado y que causaba un profundo respeto por la sociedad.En la antigüedad los pueblos eran conscientes de que la natalidad era de máxima importancia en toda la supervivencia de ese pueblo,incluso militarmente.Hay máquinas que fabrican helados pero sólo las mujeres pueden generar bebés.Pero claro,luego llegaron los progres de mierda....
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