El presidente internacionaliza su figura exaltando la causa de la mujer, el ecologismo, las políticas sociales y la reinvención de una Europa en horas bajas
Sánchez lleva hoy a Estrasburgo su defensa del proyecto europeo. (EFE)
El grito feminista de ayer ante el Parlamento andaluz resonará hoy en Estrasburgo. Le pondrá voz y gesto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que está en campaña desde la vuelta al cole posterior a las fiestas navideñas.
Quiere decorar la internacionalización de su figura exaltando la causa de la mujer, el ecologismo, las políticas sociales y la reinvención de una Europa en horas bajas. Lo demás serán clarinazos por una política migratoria compatible con los valores fundacionales de la UE y contra ese nacional-populismo de los Salvini, Akesson, Le Pen y Abascal, de reciente aparición en la política española como quinto actor del drama.
Es el decimoquinto mandatario de la UE invitado a ocupar el atril del Parlamento Europeo. La cita se produce 48 horas después de haber entrado en el telar parlamentario su proyecto de PGE para 2019, que el Gobierno coloca como un programa electoral. Así lo están vendiendo Moncloa y PSOE.
Pero la realidad no se presta, porque el Gobierno anda escaso de costaleros para sacar adelante el proyecto. Ante su probable rechazo, decide salir bien en la foto y, tras un debate indicado para que los partidos se retraten en sus prioridades, poder culpar a otros de no querer el bienestar de la gente.
La realidad es que la economía española crece a la baja y se canta el enfriamiento a nivel internacional (fin de estímulos, precio del petróleo, guerras comerciales). Y eso casa mal con la generosidad del gasto público (el más elevando desde la época de Zapatero) y la incierta garantía de los ingresos calculados.
La realidad es que este proyecto de PGE es un muestrario de lacerantes agravios comparativos entre territorios. Se presenta escandalosamente condicionado por la necesidad de seducir al independentismo.
Seducirlo con la chequera (se prevé un incremento del 66% en inversiones para Cataluña) siempre será mejor que seducirlo por complicidad en la voladura del Estado. Pero ni así le luce el pelo a Sánchez ante unos partidos insensibles a la lluvia de millones previstos en el proyecto (“No traficaremos con la dignidad”, dice Torra). Y ante una derecha política y mediática que le acusa de venderse al separatismo a cambio de atornillarse al poder (“El golpismo tiene premio”, titulaba ayer un diario de confesada adhesión al PP).
Y la realidad, en fin, es que esas acusaciones están calando y pueden ser la tumba política de Sánchez. El aldabonazo ha sonado en Andalucía, con la menguante facturación electoral de un PSOE tan de Susana como de Sánchez.
ANTONIO CASADO Vía EL CONFIDENCIAL
Quiere decorar la internacionalización de su figura exaltando la causa de la mujer, el ecologismo, las políticas sociales y la reinvención de una Europa en horas bajas. Lo demás serán clarinazos por una política migratoria compatible con los valores fundacionales de la UE y contra ese nacional-populismo de los Salvini, Akesson, Le Pen y Abascal, de reciente aparición en la política española como quinto actor del drama.
Es el decimoquinto mandatario de la UE invitado a ocupar el atril del Parlamento Europeo. La cita se produce 48 horas después de haber entrado en el telar parlamentario su proyecto de PGE para 2019, que el Gobierno coloca como un programa electoral. Así lo están vendiendo Moncloa y PSOE.
El
Gobierno ha colocado el proyecto de PGE como un programa electoral. Y
lo malo de los programas electorales es que están reñidos con la
realidad
El problema es que los programas electorales están cargados de voluntarismo y reñidos con la realidad.
Lo que se pregona es el blindaje del Estado del bienestar con muy
aireadas medidas sociales, progresistas y modernizadoras que han de
mejorar las condiciones de vida de todos los españoles, vivan donde
vivan. Maravilloso. Toca aplaudir.
Pero la realidad no se presta, porque el Gobierno anda escaso de costaleros para sacar adelante el proyecto. Ante su probable rechazo, decide salir bien en la foto y, tras un debate indicado para que los partidos se retraten en sus prioridades, poder culpar a otros de no querer el bienestar de la gente.
La realidad es que la economía española crece a la baja y se canta el enfriamiento a nivel internacional (fin de estímulos, precio del petróleo, guerras comerciales). Y eso casa mal con la generosidad del gasto público (el más elevando desde la época de Zapatero) y la incierta garantía de los ingresos calculados.
Seducir
al independentismo con la chequera será mejor que seducirlo por
complicidad en la voladura del Estado. Pero ni así le luce el pelo a
Sánchez
La realidad es que, a falta de reformas que
aporten estabilidad institucional y seguridad jurídica (ya estamos en
el cuarto año tonto), el armazón de la economía española sigue siendo muy vulnerable.
Y si la UE, el FMI y la OCDE ya se temían el desbordamiento del gasto
público respecto a un primer proyecto, el que se movía con una previsión
del 1,8% de déficit, ese temor aumenta con el vigente proyecto, exigido
por el Senado a no desbordar el compromiso inicial del 1,3%.
Los primeros Presupuestos de Pedro Sánchez, resumidos en nueve gráficos
Seducirlo con la chequera (se prevé un incremento del 66% en inversiones para Cataluña) siempre será mejor que seducirlo por complicidad en la voladura del Estado. Pero ni así le luce el pelo a Sánchez ante unos partidos insensibles a la lluvia de millones previstos en el proyecto (“No traficaremos con la dignidad”, dice Torra). Y ante una derecha política y mediática que le acusa de venderse al separatismo a cambio de atornillarse al poder (“El golpismo tiene premio”, titulaba ayer un diario de confesada adhesión al PP).
Y la realidad, en fin, es que esas acusaciones están calando y pueden ser la tumba política de Sánchez. El aldabonazo ha sonado en Andalucía, con la menguante facturación electoral de un PSOE tan de Susana como de Sánchez.
ANTONIO CASADO Vía EL CONFIDENCIAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario