Hasta ahora, siempre se extrapolaban resultados; ahora se trata de extrapolar una estrategia política a partir de su aplicación en la política de Andalucía
Constitución del Parlamento de Andalucía de la XI Legislatura. (EFE)
La novedad más importante de la política española es que, por primera vez en la historia de la democracia, la derecha tiene más opciones que la izquierda para formar coaliciones. Hasta ahora, el PSOE
contaba con una ventaja en todas las elecciones, la certeza de que si
no conseguía mayoría absoluta disponía de más posibilidades que el Partido Popular
para formar Gobierno; a la inversa, los populares eran conscientes de
que la pérdida de la mayoría absoluta en una institución equivalía,
directamente, a la renuncia del Gobierno.
Ese es el cuadro político que ha dejado de existir, aunque nada en política es eterno, como bien sabemos. La llegada de Vox y la consolidación de Ciudadanos
permiten mayorías en el centro derecha que hasta ahora no podían
conformarse, basculando sobre el Partido Popular como opción política
intermedia entre las dos anteriores. Eso es lo nuevo, lo que se ha
llamado la ‘vía andaluza’, surgida de las elecciones celebradas en esta
comunidad el pasado 2 de diciembre, y la duda ahora es si esa fórmula
será exportable a las demás elecciones, a las demás instituciones. Hasta
ahora, siempre se extrapolaban resultados; ahora se trata de extrapolar
una estrategia política a partir de su aplicación en la política de
Andalucía.
¿Tenía algo que ver también la torpeza de los dirigentes del PP para lograr acuerdos? Esa es una materia discutible y, desde luego, es evidente que en muchas ocasiones han sido los propios populares los que han buscado esa imagen de aislamiento, pensando que les resultaba rentable electoralmente. Pero no era lo fundamental; la realidad es que, hasta ahora, el Partido Socialista siempre contaba con más fuerzas políticas dispuestas a pactar con él, desde Izquierda Unida a los nacionalistas, pasando por Podemos y Mareas, en esta última fase de la política española.
De haberse consolidado en España un sistema de cuatro partidos políticos, en sustitución del bipartidismo clásico que saltó por los aires con la crisis económica, los socialistas aún podrían haber seguido esgrimiendo esa ventaja porque, a esos efectos, siempre han sido más eficaces en el discurso, más habilidosos en la negociación y, sobre todo, porque, como se ha señalado aquí en alguna ocasión, al PSOE se le consiente y se le perdona lo que a ningún otro partido político.
La última prueba la podemos encontrar en la moción de censura contra Mariano Rajoy, algo insólito en política: una persona llega a la presidencia sin necesidad siquiera de presentar un programa de gobierno; la ‘urgencia’ de desalojar a la derecha del poder se impuso al pragmatismo de la negociación política. El odio a la derecha como catalizador de la política española, como supo ver bien Pedro Sánchez. La novedad de la ‘vía andaluza’ es que también se ha roto el modelo de cuatro partidos y la quinta formación política que se incorpora es un partido como Vox, que se coloca en la extrema derecha del arco parlamentario y desequilibra la suma, tres a dos, con respecto a los partidos de centro izquierda e izquierda.
Y sucede, además, que Ciudadanos, con Pedro Sánchez en La Moncloa, ha girado sensiblemente hacia la derecha y no parece probable que en todo 2019, que es el año electoral que tenemos por delante —elecciones municipales, autonómicas y europeas—, pretenda variar su estrategia y, mucho menos, que se vaya a mostrar complaciente con la política del Gobierno socialista frente al independentismo de Cataluña, que se ha convertido en un revulsivo de votos descontrolado en el electorado español. Con lo cual, lo previsible, lo esperable, es que la inclinación del partido de Albert Rivera no varíe en todas las instituciones en las que se plantee una coalición similar a la que se va a aplicar en Andalucía.
¿Volvemos a la pregunta inicial? ¿Será extrapolable la ‘vía andaluza’ al resto de instituciones de España? Con la temeridad que supone hacer vaticinios en política, sobre todo en estos días, el comportamiento de los tres partidos del centro derecha en las elecciones andaluzas y su predisposición para llegar a un acuerdo, lo que demuestra es que también ellos son conscientes de que la gran novedad es que, por primera vez, las derechas pueden tener más opciones de pacto que las izquierdas. La ‘vía andaluza’ tiene recorrido.
JAVIER CARABALLO Vía EL CONFIDENCIAL
La
llegada de Vox y la consolidación de Cs permiten mayorías en el centro
derecha que hasta ahora no podían conformarse, basculando sobre el PP
La
afirmación anterior de que el PSOE ha contado históricamente con más
opciones de gobierno que el resto de fuerzas políticas es algo que tiene
que ver, fundamentalmente, con la desaparición del centro político en España,
tras el derrumbe de la UCD y los fracasos sucesivos de Adolfo Suárez
con el CDS. Eso, unido a la identificación sociológica de la mayoría de
los españoles con el centro izquierda, ha provocado que el centro
derecha, concentrado durante años en el Partido Popular, se fuera
arrinconando progresivamente, de forma que o ganaba por mayoría absoluta
o, salvo en casos aislados, no podía gobernar.
¿Tenía algo que ver también la torpeza de los dirigentes del PP para lograr acuerdos? Esa es una materia discutible y, desde luego, es evidente que en muchas ocasiones han sido los propios populares los que han buscado esa imagen de aislamiento, pensando que les resultaba rentable electoralmente. Pero no era lo fundamental; la realidad es que, hasta ahora, el Partido Socialista siempre contaba con más fuerzas políticas dispuestas a pactar con él, desde Izquierda Unida a los nacionalistas, pasando por Podemos y Mareas, en esta última fase de la política española.
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De haberse consolidado en España un sistema de cuatro partidos políticos, en sustitución del bipartidismo clásico que saltó por los aires con la crisis económica, los socialistas aún podrían haber seguido esgrimiendo esa ventaja porque, a esos efectos, siempre han sido más eficaces en el discurso, más habilidosos en la negociación y, sobre todo, porque, como se ha señalado aquí en alguna ocasión, al PSOE se le consiente y se le perdona lo que a ningún otro partido político.
La última prueba la podemos encontrar en la moción de censura contra Mariano Rajoy, algo insólito en política: una persona llega a la presidencia sin necesidad siquiera de presentar un programa de gobierno; la ‘urgencia’ de desalojar a la derecha del poder se impuso al pragmatismo de la negociación política. El odio a la derecha como catalizador de la política española, como supo ver bien Pedro Sánchez. La novedad de la ‘vía andaluza’ es que también se ha roto el modelo de cuatro partidos y la quinta formación política que se incorpora es un partido como Vox, que se coloca en la extrema derecha del arco parlamentario y desequilibra la suma, tres a dos, con respecto a los partidos de centro izquierda e izquierda.
La novedad de la
‘vía andaluza’ es que se ha roto el modelo de cuatro partidos y la
quinta formación política que se incorpora es un partido como Vox
Se dirá, y es cierto, que esa misma ecuación de tres contra dos se
puede resolver a favor del PSOE si Ciudadanos, como partido de centro,
decide apoyar a los socialistas en vez de al Partido Popular. Es verdad,
aunque eso no anula, en absoluto, lo que se decía antes, que lo
novedoso de la ‘vía andaluza’ es la posibilidad de la derecha de formar
coaliciones mayoritarias que hasta ahora no existían.
Y sucede, además, que Ciudadanos, con Pedro Sánchez en La Moncloa, ha girado sensiblemente hacia la derecha y no parece probable que en todo 2019, que es el año electoral que tenemos por delante —elecciones municipales, autonómicas y europeas—, pretenda variar su estrategia y, mucho menos, que se vaya a mostrar complaciente con la política del Gobierno socialista frente al independentismo de Cataluña, que se ha convertido en un revulsivo de votos descontrolado en el electorado español. Con lo cual, lo previsible, lo esperable, es que la inclinación del partido de Albert Rivera no varíe en todas las instituciones en las que se plantee una coalición similar a la que se va a aplicar en Andalucía.
Ciudadanos,
con Sánchez en La Moncloa, ha girado sensiblemente hacia la derecha y
no parece que en todo 2019 pretenda variar su estrategia
Y Vox, como se acaba de ver, limita su radicalismo a las propuestas que realiza,
con más afán de propaganda que otra cosa, pero se pliega ante la lógica
democrática que se debe exigir a todos los partidos que se presentan a
unas elecciones cuando se sientan a negociar. Como dijeron ayer: “Si
tenemos un 20% de escaños, a lo mejor tiene sentido que se asuma el 20%
de las ideas”. Con lo cual, de ese paquete estruendoso de 19 medidas explosivas que presentaron, se conforman con que se acepten cuatro que serían razonables para todos, por ejemplo el apoyo a los toros, ampliar la red de guarderías o eliminar gastos superfluos.
¿Volvemos a la pregunta inicial? ¿Será extrapolable la ‘vía andaluza’ al resto de instituciones de España? Con la temeridad que supone hacer vaticinios en política, sobre todo en estos días, el comportamiento de los tres partidos del centro derecha en las elecciones andaluzas y su predisposición para llegar a un acuerdo, lo que demuestra es que también ellos son conscientes de que la gran novedad es que, por primera vez, las derechas pueden tener más opciones de pacto que las izquierdas. La ‘vía andaluza’ tiene recorrido.
JAVIER CARABALLO Vía EL CONFIDENCIAL
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