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martes, 1 de enero de 2019
España aspira en 2019 a recuperar peso en Europa gracias al Brexit y a la eurofobia
La Unión Europea vivirá en 2019 un
cambio total de caras. Las elecciones renuevan el Parlamento, la
Comisión, el Consejo Europeo y el Alto Representante Exterior
Sánchez, Merkel, Juncker y Macron. (Reuters)
La Unión Europea
vivirá en 2019 un cambio total de caras. Las elecciones renuevan el
Parlamento, la Comisión, el Consejo Europeo y el Alto Representante
Exterior, pero también termina el mandato de Mario Draghi en el BCE y, en 2020, el de la OTAN. España, actualmente infrarrepresentada, aspira a copar nuevos cargos aprovechando el Brexit
y que el euroescepticismo triunfa en Italia y en Europa del Este. "En
Bruselas se pide a gritos más voz española a todos los niveles", explica
gráficamente Miguel Otero, investigador del Instituto Elcano.
Después de los años dorados de España en el exterior, la crisis económica y una época en la que la gestión del Gobierno estuvo volcada al interior han dejado en mínimos la presencia de alto nivel en las instituciones comunitarias. El nombramiento de Luis de Guindoscomo vicepresidente del BCE
hace un año palió algo la situación, pero hay consenso en que uno de
los mayores países de la UE está infrarrepresentado. Prácticamente, solo
Miguel Arias Cañete, comisario de Energía y Clima, acompaña a Guindos en un puesto de primer nivel.
Además
de su tamaño, España es uno de los países donde el euroescepticismo
está más atrasado. Según el Eurobarómetro, el 75% de los españoles cree
que la pertenencia a la Unión ha beneficiado a España frente al 68% de media europea y el 64% en Francia. El Brexit y los gobiernos euroescépticos en Italia y Europa del Este añaden más probabilidades a España.
"Alemania y Francia se han quedado solos y necesitan un país grande como España. En Bruselas se pide a gritos más voz española"
El resultado es que, en el próximo reparto de puestos, España debe recibir más y mejores cartas. "Alemania y Francia se han quedado solos y
necesitan un país grande como España que crea firmemente en la UE.
Podemos discutir si es demérito de los otros o mérito nuestro pero la
ventana de oportunidad existe", explica Otero, investigador principal
del Real Instituto Elcano e investigador asociado en el Instituto para
la Unión Europea y Asia en la ESSCA School of Management de París, que
pide no mirar solo a los principales cargos y buscar también ocupar
altos puestos en la administración comunitaria.
Enrique Feás,
técnico comercial en excedencia y experto en política económica
europea, coincide en que hay muchas más opciones. "España tiene las
bazas pero hay que saber jugarlas. El mejor ejemplo son los portugueses, que han llenado las instituciones europeas los últimos años con habilidad".
El
75% de los españoles cree que la pertenencia a la Unión ha beneficiado a
España frente al 68% de media europea y el 64% en Francia
Fuentes comunitarias destacan que en los equilibrios de poder ser un país socialista y del sur añade ventajas,
aunque la incertidumbre política en España y lo precario de la
legislatura puede jugar en contra. "No creo que haya ningún candidato
para ser presidente de la Comisión pero sí le tocará a España alguna
vicepresidencia importante. Para el Alto Representante para Asuntos
Exteriores quizá nos falte algún perfil", explica Otero. Lo previsible
es que en las europeas del 26 de mayo haya un gran avance nacionalista,
pero que populares, socialistas, liberales y verdes, de perfil
europeísta, sigan teniendo mayoría. Si los socialistas españoles
aguantan el tipo electoral, deberían ganar peso. "España lo debería
hacer muy mal para no tener más presencia", concluye Otero.
Toda la política de Pedro Sánchez ha ido encaminada a dar ese perfil europeísta. El 8 de junio, en su primer Consejo de Ministros, entregó una carta a su gabinete en la que marcaba las líneas maestras para su mandato. "Este Gobierno nace con una clara vocación europeísta.
Decidido a recuperar el papel protagonista de España en la construcción
europea", era uno de los puntos. La UE lo recibió con los brazos
abiertos. No solo eso, sino que fichó para su gabinete a tres políticos
con pasado comunitario: Nadia Calviño, Luis Planas y Josep Borrell. Sánchez ha redoblado su presencia internacional, como se verá a final de mes en Davos.
Los tres son candidatos naturales en este juego de las sillas, aunque incluso dentro del PSOE muchos creen que Borrell está achicharrado. Además de que él ha expresado en privado su escaso interés por volver a Bruselas, el uso de información privilegiada para vender acciones de Abengoa días antes de la quiebra de la compañía es una mancha que no le impide ser ministro en España, pero dinamita sus opciones en el exterior.
No se trata de un escándalo periodístico, sino que la sanción de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores está en el Boletín Oficial del
Estado al alcance de cualquier eurodiputado con Google y ganas de
amargarle un 'hearing' en el Parlamento.
Además de Calviño y
Planas, fuentes comunitarias apuntan a socialistas de la vieja guardia
que finalmente no lograron puestos en el Gobierno de Pedro Sánchez. Como
explica Otero, no sobran candidatos: "En general, en los años 90 y 2000
a España le ha ido bien a nivel económico y hemos tenido una generación
que se ha volcado mucho en el sector privado y no tanto en el lado
político de instituciones y Europa. Ahora hay gente emergente de 30 o 40
que son buenos pero son muy junior, no hay tantos después de los Solana, Almunia o Solbes y estamos pagando ese precio".
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