Translate

sábado, 30 de septiembre de 2017

CATALUÑA EL DÍA DESPUÉS

Lo que la sociedad civil española no puede ni debe consentir son arreglos políticos coyunturales en la oscuridad.

Cataluña, el día después. EFE

Después del frustrado intento secesionista catalán y las posibles  elecciones posteriores que  conllevarán, probablemente, a un gobierno de la Generalitat aun más radical pero, seguramente, no con mas fuerza política que el actual, será la hora de reflexionar seriamente acerca del futuro de España, Cataluña incluida.

Siendo imperativa tal necesidad, el escenario político no será favorable por ahora a conclusiones ni rápidas ni buenas, debido la dispersión y excentricidad de nuestras fuerzas políticas; la peor de la actual era democrática.

Quizás no hay mal que por bien no venga: puede ser el tiempo de una discusión abierta, transparente y serena

Sin embargo, quizás no hay mal que por bien no venga: puede ser el tiempo de una discusión abierta, transparente y serena que a  diferencia de las oscuras componendas políticas del pasado plantee todos los temas y las alternativas posibles dentro, eso sí, de unas reglas de juego claras y aceptadas por todos; que  no pueden ser otras que las derivadas de nuestro actual orden constitucional.

El Estado de Derecho, que constituye el pilar fundamental de la civilización política occidental contemporánea, se basa en el cumplimiento de la ley, que puede ser modificada, pero no de cualquier manera, sino de acuerdo con ella.  Tratar de sortear este sagrado principio civilizador excluye obviamente del debate político a quienes lo pretendan.

Nos recuerda el profesor Joaquín Abellán en su ensayo Democracia una máxima jurídica “probablemente la más famosa de toda la Edad Medieval”: quod omnes tangit ab omnibus approbari debet” cuya traducción: “lo que afecta a todos, debe ser aprobado por todos” debe seguir siendo  el principio rector de cualquier posible cambio constitucional.

La actual Constitución que con todos sus posibles defectos ha enmarcado el mejor periodo de la historia de España en términos de libertad y prosperidad económica y social, puede y acaso –si se dan las circunstancias– debe ser enmendada; eso si, siempre que se alcance el suficiente consenso político –según la ley- para su modificación.

La crisis catalana podría servir para abrir un debate sobre los temas que más amplio interés social conciten, entre los que cabe señalar: 
  • El sistema autonómico: sus ventajas, sus inconvenientes y su reordenación para encauzar el mejor futuro posible de España.
  • La educación: reconsideración de la descentralización de su gestión pública y atención prioritaria a su calidad como base de un mejor futuro.
  • Las pensiones: afrontar, como una sociedad adulta, su incuestionable crisis y resolver su viabilidad a largo plazo.
  • La sanidad: remover las fronteras autonómicas que menoscaban el funcionamiento del buen sistema público que disfrutamos y promover los cambios necesarios para mantenerlo a largo plazo.
  • La población: el envejecimiento, la insuficiente tasa de natalidad y la inmigración son asuntos de gran enjundia que hay que afrontar sin demoras.
Se podrían añadir más temas a tratar: el funcionamiento de la justicia, el sostenimiento del Estado de Bienestar, la necesaria mejora de nuestra calidad institucional, la reforma del sistema electoral, los excesivos y crecientes obstáculos a la innovación empresarial, los serios problemas de seguridad y defensa, etc.
En nuestro tiempo se han probado con éxito en muchos países de referencia las comisiones de expertos de incuestionable prestigio profesional para tratar temas de enjundia
En nuestro tiempo se han probado con éxito en muchos países de referencia las comisiones de expertos de incuestionable prestigio profesional para tratar temas de enjundia parecida a los que actualmente se  enfrenta España. Al cabo de sus conclusiones, sería la hora de la política y los posibles acuerdos para cambiar las cosas; si es que fuera posible alcanzar mayorías suficientes para ello.


No parece que en la actualidad se den las circunstancias ni para enmendar aspectos sustanciales de nuestra constitución ni para arreglar de verdad ninguno de los temas enunciados, pero el sólo hecho de afrontarlos abierta y transparentemente tendría un  efecto muy positivo: la agenda política ya no estaría en manos de quienes mas disparatadas ocurrencias tengan y hasta los programas más vulgares de TV podrían dedicarse a tratar de asuntos serios de público interés en vez de anécdotas superficiales.

En todo caso, lo que la sociedad civil española no puede ni debe consentir son arreglos políticos coyunturales en la oscuridad. El rigor de los nuevos planteamientos políticos,  la claridad de su exposición y la transparencia de las discusiones deben ser imperativos categóricos para las horas y los días posteriores al fallido proceso secesionista catalán.




                                                         JESÚS BANEGAS (Foro Sociedad Civil)   Vía VOZ PÓPULI

No hay comentarios:

Publicar un comentario