Tenemos una sociedad de competitividad, no de ayuda y colaboración
Le preguntaron al gran matemático árabe Al –Khawarizmi sobre el valor del ser humano, y este respondió así de sencillo: Sin valores éticos y principios sólidos, no queda nada. Solamente delincuentes, corruptos y malas personas.
Tenemos
una sociedad de competitividad, no de ayuda y colaboración. Debemos
meternos todos en la cabeza que somos distintos, no solo que somos los
mejores, sino que somos distintos y que cada uno de nosotros aportamos
todo lo bueno que poseemos, para los demás. Si nos comparamos siempre
perderemos, sufriremos y no servirá para nada. Las emociones son
fundamentales, el tratar, valorar y reconocer a los demás es fundamental
en esta sociedad de desapego y egoísmo.
Cada
ciudadano, cada joven, es una persona y como tal debe educarse en su
intimidad, en sus manifestaciones, en su libertad, en su capacidad para
dialogar y, sobre todo, en su aptitud para darse a los demás. ¿Cómo se hace esto?.
Para desarrollar la intimidad,
se les habla de metas, removiéndoles para que piensen, educándoles en
los sentimientos, proponiéndoles sus peculiaridades. Disciplinar sus
manifestaciones conlleva a que aprecien lo que hacen, valorando sus
pensamientos, proyectos, etc. Hay que instruirles para descubrir y
observar patrones que ensalcen la cultura y el tono humano.
Para formar su libertad, hay que mostrarles sus capacidades para que señalen sus objetivos. Hay que proporcionarles normas hacia la auto-obediencia. Deben aprender a dominar sus impulsos.
Para
educar su capacidad de diálogo, tenemos que ayudarles a explicarse,
debemos escucharles e invitarles a expresarse, a hablar bien y a hacerse
entender. Animarles a leer, a escribir y a preguntar siempre que les
surjan dudas.
Por último, ¿cómo enseñar la capacidad para dar?
Reforzando su voluntad, exhibiéndole la cultura, la belleza del mundo
que les rodea. Haciéndoles comprender que se estudia para saber y servir
a los demás. Las personas generosas son felices, mientras que las que buscan el poder son infelices.
Con
estas pautas, mejoraremos en la reconstrucción de una sociedad más
libre, más justa y más respetuosa en las ideas y en las creencias de sus
ciudadanos.
Sufrimos la esclavitud
moderna en su complicada e ignorancia voluntaria, pero seguimos sin
cambiar absolutamente nada. ¿Qué podemos hacer? intentemos ayudar a los
que quieren escuchar, leer, reflexionar, pensar, investigar, aprender y
regenerarse.
Acabo con unas palabras de una gran pedagoga, educadora, científica… María Montessori (1870-1952): Todo
el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz, la gente educa
para la competencia y este es el principio de cualquier guerra. Cuando
eduquemos para cooperar y ser solidarios unos con otros, ese día
estaremos educando para la paz.
JOSÉ RAMÓN TALERO ISLÁN Vía FORUM LIBERTAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario