Un manifiesto de históricos izquierdistas clama contra el 1-O. "España es una democracia aunque le pese a más de uno". El procés ha terminado por dinamitar la izquierda catalana
Foto: R. M.
Después de mucho tiempo dispersos, callados, arrollados por la
izquierda independentista, han vuelto a juntarse. Quizá solo por unas
horas, pero el jueves por la noche en Barcelona, un millar de históricos
sindicalistas, antiguos miembros del PSUC, socialistas —había mucho cargo del PSC— y otras razas de la izquierda se unieron para oponerse al referéndum
de independencia. Lo hicieron en la presentación de un manifiesto
contra el soberanismo y con la escenografía de la izquierda más clásica:
canciones de Paco Ibáñez, menciones a Machado y alguna bandera
republicana. "Decimos claramente y con fuerza no a la independencia de
Cataluña y al 1-O. Decir no es decir sí a la unidad de los trabajadores
con los del resto de España", clamó Josep Maria Rañé, histórico de UGT, concejal del PSC y consejero de Trabajo con Maragall.
Rañé es uno de los impulsores del manifiesto 21-S, en el que figuras reconocidas de la izquierda se oponen al referéndum. Su lugar ahora en la izquierda catalana es minoritario y puede que solo se representen a sí mismos. ERC es el líder en las encuestas y los sindicatos han abrazado el independentismo. El pasado miércoles, cuando comenzaron las protestas en Barcelona, hubo una imagen significativa. En la plaza Sant Jaume estaba reunido el Govern, y unos cuantos independentistas les mostraban su apoyo. Hasta que una columna organizada de sindicalistas de Comisiones Obreras irrumpió con banderas catalanas con el logotipo del sindicato. Su sede está muy cerca y protestaban sobre todo contra las detenciones, pero su sintonía con el procés es innegable. UGT es más independentista. Su secretario general en Cataluña, Camil Ros, fue antes líder de las juventudes de ERC. El sindicato no ha retirado a Jordi Pujol la insignia de oro que le concedió.
Otros sindicalistas contrarios a la independencia han sido apartados poco a poco. Muchos de ellos estaban en el acto del manifiesto, como José Luis López Bulla, que ayer lo presentó: "Venimos a alzar la voz contra la independencia y el 1-O". López Bulla leyó un mensaje de apoyo de Antonio Gutiérrez y Nicolás Sartorius, entre otros: "Nos oponemos a que nos separen. Nos unen demasiadas luchas".
Entonces comenzó la emoción. Distintos oradores fueron defendiendo la lucha obrera sin distinción de fronteras. Era un discurso quizá de otra época, pero efectivo en ese público, gente que en su mayoría ha vivido —y sufrido— el franquismo. "Tenemos una historia común que nos une y nos hermana, desde la República hasta la lucha contra el franquismo". "Necesitamos unidad para que se derogue la reforma laboral". "Los problemas de un trabajador en Vic son los mismos que los de uno de Soria, nada le une a un rentista del paseo de Gracia". "Estamos orgullosos de ser la generación del régimen del 78, el que ha construido el Estado del bienestar y que dio salida a los problemas territoriales durante 40 años. Estos 40 años han sido los mejores para Cataluña en los últimos 300". "Se cambia un convenio colectivo por otro, no se rompe unilateralmente. Un pacto se cambia por otro pacto".
La sala aplaudía constantemente. El expresidente de la Generalitat José Montilla estaba en primera fila junto a Miquel Iceta. No eran los únicos socialistas. También acudieron el diputado Manuel Cruz, el exsecretario del PSC Pere Navarro y la exdiputada Anna Balletbò. El PSC se encuentra en una encrucijada diabólica, oponiéndose al 'procés', pero desligándose de Rajoy y con sus alcaldes sufriendo la presión de algunos vecinos por no colaborar en el referéndum. Ayer estaban en territorio amigo. Al final del acto, cuando se entonó 'La Internacional', Iceta lo hizo con el puño en alto y Montilla con las manos en el regazo. Antes del acto, Rañé sonreía al escuchar la pregunta de si temían que les llamaran fachas: "No creo que nadie se atreva a decir eso de los que estamos aquí".
Los autores del manifiesto criticaron duramente los recortes del Gobierno del PP, pero nunca llegaron a las descalificaciones de los independentistas y defendieron la Constitución. "El no al 1-O es un sí a la democracia. España es una democracia aunque le pese a más de uno", dijo Rañé, que añadió: "En 1978, Cataluña ya se autodeterminó, decidió cuál era su relación con España".
Los mensajes contra el independentismo -en un discurso que tan pronto era en catalán como en castellano- fueron subiendo la temperatura. José Luis Atienza resumió la situación del colectivo: "Somos muchos y estamos todos solos". Citó a Gabriel Celaya y luego cargó contra el independentismo dominante. "Basta de ser patriotas en el minuto 17:14 en el campo de fútbol y olvidarnos de la derrota en el minuto 19:39, cuando compartimos la patria y la derrota". Parecía como si, de golpe, esta izquierda quisiese decir en alto cosas que llevaba tiempo musitando y que ahora ya apenas suenan propias de progresistas (al menos en Cataluña): "TV3 ha creado la ficción de que Cataluña es monolingüe".
Este es el texto del manifiesto 21S.
Las personas firmantes de este manifiesto hacemos un llamamiento a la sociedad catalana desde el mundo del trabajo de Catalunya ante la situación a la que nos han llevado el Gobierno de España y el Govern de Catalunya, con políticas que se alimentan mutuamente y que han desplazado del eje del debate social los problemas fundamentales de las condiciones de trabajo y de vida, de las formas de desarrollo económico y social necesarias para garantizar el progreso presente y futuro.
La independencia de Catalunya debilitaría gravemente la cohesión y la fuerza de la clase trabajadora en un momento histórico decisivo, con los desafíos de fondo de cómo revertir y superar los impactos brutales de la crisis, de las reformas laborales, de la desigualdad social cada vez más aguda, de la hegemonía de un capitalismo improductivo y especulativo, de la amenaza estructural sobre el Estado de Bienestar. Crearía una situación en Catalunya que podría comprometer la integración social actual, conseguida a lo largo de muchos años y de muchas luchas desarrolladas conjuntamente y podría crear graves problemas a la relación de Catalunya con el resto de España.
Comprometería también el desafío de culminar el proyecto histórico de Unión Europea con la Europa Social, Solidaria y Federal, de enfrentar los retos formidables de los procesos en curso de robotización y digitalización con garantías de éxito para el Trabajo y la Cohesión Social. Debilitaría la lucha necesaria para reconducir el debate y la acción sindical y sociopolítica al terreno de los problemas reales y apremiantes para millones de ciudadanos y ciudadanas especialmente golpeados por la crisis y por la gestión de la misma por los sectores políticos y sociales dominantes: el desempleo, la precariedad y los salarios de pobreza, la corrupción y la evasión fiscal, el deterioro de servicios y bienes sociales imprescindibles como la vivienda, la educación, la sanidad, la dependencia, la crisis alimentaria y energética, … Sólo planteando la respuesta a esta problemática desde los intereses y reivindicaciones de la clase trabajadora podremos abordar adecuadamente el necesario proyecto de futuro español de convivencia.
Este pronunciamiento lo hacemos profundamente convencidos de los estrechos lazos de clase trabajadora de Catalunya con la del conjunto de España, lazos que resultan tanto de la propia composición de la primera, con migraciones desde el conjunto del Estado, como de la historia común en la que, por remitirnos sólo al último siglo, hemos luchado juntos en defensa de la República frente al golpe fascista del 18 de julio de 1936, por las libertades contra la dictadura franquista, por la construcción de la democracia y la dignidad del trabajo en fábricas, talleres y oficinas, en la industria, los servicios y el campo.
La identidad de clase así construida frente a la política de la derecha española aliada con la derecha nacionalista catalana, nos posibilita y exige hacer frente a proyectos identitarios de división. Sabemos, además, porque lo hemos experimentado demasiadas veces, cómo la división nos debilita y preside nuestras derrotas de clase.
Estamos convencidos de que es preciso salir de la actual confusión mediante un procedimiento con plenas garantías democráticas que supere el actual bloqueo y permita actualizar nuestro ordenamiento jurídico acometiendo reformas estructurales, territoriales y de distribución de competencias que satisfagan las aspiraciones y deseos legítimos de la ciudadanía. Y al mismo tiempo y con ello proseguir juntos las próximas batallas por un proyecto común de progreso de todos los ciudadanos españoles, integradas en la más global por una Europa y un mundo sostenibles. Es éste un escenario en el que la fragmentación de España sólo nos debilitaría. Consideramos que es necesario un efectivo proceso democrático de participación también en la negociación de las consecuencias sociales, políticas y eventualmente legislativas de su resultado, evitando toda tentación de unilateralidad. Una negociación en la que consideramos necesario que se exprese de nuevo la unidad y solidaridad de la clase trabajadora del conjunto de España.
Sabemos que hay diversidad de ideas acerca de cómo intervenir en ese proceso democrático: unos, defendiendo la consulta; otros por otros medios, también constitucionales. En todo caso, ahora lo fundamental es la unidad en esa diversidad en torno a nuestro común rechazo de la independencia y del 1-O.
Por todo ello nuestro pronunciamiento para desbloquear la crisis política provocada en Catalunya va acompañado de la convicción de que hay que volver a situar, en el eje de la acción social y política, propuestas de acción colectiva para acabar con políticas que amparan la corrupción en Catalunya y en toda España, para la profundización de los derechos civiles, para la dignidad del trabajo, y, en la inmediatez, para que la salida de la crisis sea verdad para toda la ciudadanía. Para avanzar en conquistas sociales y democráticas.
"El
futuro lo construimos con los trabajadores de Andalucía y Extremadura.
La huelga del 14-D la hicimos con ellos", proclamó la exsecretaria del
textil de la UGT de Cataluña y exdiputada socialista Isabel López,
que acusó a los sindicatos de pelear por el independentismo en vez de
luchar por un salario mínimo europeo. Esta pidió parar la situación de
división en Cataluña entre nacionalistas y no nacionalistas antes de que
llegue a los niveles que vivió el País Vasco. Esta insistió en que si
el partido de Puigdemont pedía respeto al Constitucional cuando avaló la
reforma laboral, ahora ellos tenían que respetarlo y suspender el
referéndum.
Rañé es uno de los impulsores del manifiesto 21-S, en el que figuras reconocidas de la izquierda se oponen al referéndum. Su lugar ahora en la izquierda catalana es minoritario y puede que solo se representen a sí mismos. ERC es el líder en las encuestas y los sindicatos han abrazado el independentismo. El pasado miércoles, cuando comenzaron las protestas en Barcelona, hubo una imagen significativa. En la plaza Sant Jaume estaba reunido el Govern, y unos cuantos independentistas les mostraban su apoyo. Hasta que una columna organizada de sindicalistas de Comisiones Obreras irrumpió con banderas catalanas con el logotipo del sindicato. Su sede está muy cerca y protestaban sobre todo contra las detenciones, pero su sintonía con el procés es innegable. UGT es más independentista. Su secretario general en Cataluña, Camil Ros, fue antes líder de las juventudes de ERC. El sindicato no ha retirado a Jordi Pujol la insignia de oro que le concedió.
Otros sindicalistas contrarios a la independencia han sido apartados poco a poco. Muchos de ellos estaban en el acto del manifiesto, como José Luis López Bulla, que ayer lo presentó: "Venimos a alzar la voz contra la independencia y el 1-O". López Bulla leyó un mensaje de apoyo de Antonio Gutiérrez y Nicolás Sartorius, entre otros: "Nos oponemos a que nos separen. Nos unen demasiadas luchas".
Cronología del 20-S en Cataluña: detenciones, registros y protestas por el 1-O
Entonces comenzó la emoción. Distintos oradores fueron defendiendo la lucha obrera sin distinción de fronteras. Era un discurso quizá de otra época, pero efectivo en ese público, gente que en su mayoría ha vivido —y sufrido— el franquismo. "Tenemos una historia común que nos une y nos hermana, desde la República hasta la lucha contra el franquismo". "Necesitamos unidad para que se derogue la reforma laboral". "Los problemas de un trabajador en Vic son los mismos que los de uno de Soria, nada le une a un rentista del paseo de Gracia". "Estamos orgullosos de ser la generación del régimen del 78, el que ha construido el Estado del bienestar y que dio salida a los problemas territoriales durante 40 años. Estos 40 años han sido los mejores para Cataluña en los últimos 300". "Se cambia un convenio colectivo por otro, no se rompe unilateralmente. Un pacto se cambia por otro pacto".
La sala aplaudía constantemente. El expresidente de la Generalitat José Montilla estaba en primera fila junto a Miquel Iceta. No eran los únicos socialistas. También acudieron el diputado Manuel Cruz, el exsecretario del PSC Pere Navarro y la exdiputada Anna Balletbò. El PSC se encuentra en una encrucijada diabólica, oponiéndose al 'procés', pero desligándose de Rajoy y con sus alcaldes sufriendo la presión de algunos vecinos por no colaborar en el referéndum. Ayer estaban en territorio amigo. Al final del acto, cuando se entonó 'La Internacional', Iceta lo hizo con el puño en alto y Montilla con las manos en el regazo. Antes del acto, Rañé sonreía al escuchar la pregunta de si temían que les llamaran fachas: "No creo que nadie se atreva a decir eso de los que estamos aquí".
Los autores del manifiesto criticaron duramente los recortes del Gobierno del PP, pero nunca llegaron a las descalificaciones de los independentistas y defendieron la Constitución. "El no al 1-O es un sí a la democracia. España es una democracia aunque le pese a más de uno", dijo Rañé, que añadió: "En 1978, Cataluña ya se autodeterminó, decidió cuál era su relación con España".
Los mensajes contra el independentismo -en un discurso que tan pronto era en catalán como en castellano- fueron subiendo la temperatura. José Luis Atienza resumió la situación del colectivo: "Somos muchos y estamos todos solos". Citó a Gabriel Celaya y luego cargó contra el independentismo dominante. "Basta de ser patriotas en el minuto 17:14 en el campo de fútbol y olvidarnos de la derrota en el minuto 19:39, cuando compartimos la patria y la derrota". Parecía como si, de golpe, esta izquierda quisiese decir en alto cosas que llevaba tiempo musitando y que ahora ya apenas suenan propias de progresistas (al menos en Cataluña): "TV3 ha creado la ficción de que Cataluña es monolingüe".
Manifiesto 21S por la unidad y la solidaridad
Este es el texto del manifiesto 21S.
Las personas firmantes de este manifiesto hacemos un llamamiento a la sociedad catalana desde el mundo del trabajo de Catalunya ante la situación a la que nos han llevado el Gobierno de España y el Govern de Catalunya, con políticas que se alimentan mutuamente y que han desplazado del eje del debate social los problemas fundamentales de las condiciones de trabajo y de vida, de las formas de desarrollo económico y social necesarias para garantizar el progreso presente y futuro.
La independencia de Catalunya debilitaría gravemente la cohesión y la fuerza de la clase trabajadora en un momento histórico decisivo, con los desafíos de fondo de cómo revertir y superar los impactos brutales de la crisis, de las reformas laborales, de la desigualdad social cada vez más aguda, de la hegemonía de un capitalismo improductivo y especulativo, de la amenaza estructural sobre el Estado de Bienestar. Crearía una situación en Catalunya que podría comprometer la integración social actual, conseguida a lo largo de muchos años y de muchas luchas desarrolladas conjuntamente y podría crear graves problemas a la relación de Catalunya con el resto de España.
Comprometería también el desafío de culminar el proyecto histórico de Unión Europea con la Europa Social, Solidaria y Federal, de enfrentar los retos formidables de los procesos en curso de robotización y digitalización con garantías de éxito para el Trabajo y la Cohesión Social. Debilitaría la lucha necesaria para reconducir el debate y la acción sindical y sociopolítica al terreno de los problemas reales y apremiantes para millones de ciudadanos y ciudadanas especialmente golpeados por la crisis y por la gestión de la misma por los sectores políticos y sociales dominantes: el desempleo, la precariedad y los salarios de pobreza, la corrupción y la evasión fiscal, el deterioro de servicios y bienes sociales imprescindibles como la vivienda, la educación, la sanidad, la dependencia, la crisis alimentaria y energética, … Sólo planteando la respuesta a esta problemática desde los intereses y reivindicaciones de la clase trabajadora podremos abordar adecuadamente el necesario proyecto de futuro español de convivencia.
Este pronunciamiento lo hacemos profundamente convencidos de los estrechos lazos de clase trabajadora de Catalunya con la del conjunto de España, lazos que resultan tanto de la propia composición de la primera, con migraciones desde el conjunto del Estado, como de la historia común en la que, por remitirnos sólo al último siglo, hemos luchado juntos en defensa de la República frente al golpe fascista del 18 de julio de 1936, por las libertades contra la dictadura franquista, por la construcción de la democracia y la dignidad del trabajo en fábricas, talleres y oficinas, en la industria, los servicios y el campo.
La identidad de clase así construida frente a la política de la derecha española aliada con la derecha nacionalista catalana, nos posibilita y exige hacer frente a proyectos identitarios de división. Sabemos, además, porque lo hemos experimentado demasiadas veces, cómo la división nos debilita y preside nuestras derrotas de clase.
Estamos convencidos de que es preciso salir de la actual confusión mediante un procedimiento con plenas garantías democráticas que supere el actual bloqueo y permita actualizar nuestro ordenamiento jurídico acometiendo reformas estructurales, territoriales y de distribución de competencias que satisfagan las aspiraciones y deseos legítimos de la ciudadanía. Y al mismo tiempo y con ello proseguir juntos las próximas batallas por un proyecto común de progreso de todos los ciudadanos españoles, integradas en la más global por una Europa y un mundo sostenibles. Es éste un escenario en el que la fragmentación de España sólo nos debilitaría. Consideramos que es necesario un efectivo proceso democrático de participación también en la negociación de las consecuencias sociales, políticas y eventualmente legislativas de su resultado, evitando toda tentación de unilateralidad. Una negociación en la que consideramos necesario que se exprese de nuevo la unidad y solidaridad de la clase trabajadora del conjunto de España.
Sabemos que hay diversidad de ideas acerca de cómo intervenir en ese proceso democrático: unos, defendiendo la consulta; otros por otros medios, también constitucionales. En todo caso, ahora lo fundamental es la unidad en esa diversidad en torno a nuestro común rechazo de la independencia y del 1-O.
Por todo ello nuestro pronunciamiento para desbloquear la crisis política provocada en Catalunya va acompañado de la convicción de que hay que volver a situar, en el eje de la acción social y política, propuestas de acción colectiva para acabar con políticas que amparan la corrupción en Catalunya y en toda España, para la profundización de los derechos civiles, para la dignidad del trabajo, y, en la inmediatez, para que la salida de la crisis sea verdad para toda la ciudadanía. Para avanzar en conquistas sociales y democráticas.
"El no al 1-O es un sí a la democracia. España es una democracia aunque le pese a más de uno"
Los asistentes salían encantados de volverse a ver. "Lo único bueno del procés es que retomamos el contacto". Si acaso alguien lamentaba no haber hecho esto antes. Luis Romero Huertes, nacido en Alcalá la Real (Jaén), paseaba sus 87 años de historia de lucha antifranquista por la sala apoyado en un bastón. Militante del PCE en Córdoba, cuenta que fue arrestado en 1960 por exigir mejoras para los jornaleros y que unos años después llegó a Barcelona, donde ingresó en el PSUC. Explica que no quiere hablar mal de ERC ni de la CUP, pero cuenta lo que les dice a los "compañeros" que tiene allí: "Esto no es la lucha obrera. Estáis dejando gobernar a la derecha catalana. Como el PNV es la derecha vasca. La derecha catalana no es mejor que la española". En la calle, a solo unos metros de allá, jóvenes con sus niños y aspecto progresista protagonizaban una de las caceroladas que se repiten estos días por Barcelona a favor del referéndum. Parecían muy lejos de este discurso. El 1-O ha terminado por dinamitar la izquierda en Cataluña en mil pedazos.
RAFAEL MÉNDEZ Vía EL CONFIDENCIAL
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