Pedro Sánchez durante la rueda de prensa en Moncloa.
Ocho meses y medio, casi un embarazo, ha tardado Pedro Sánchez en convocar elecciones generales desde que el pasado 1 de junio consiguiera tumbar a Mariano Rajoy con una moción de censura en la que reunió el apoyo de los partidos de izquierda y de los nacionalistas e independentistas.
Esta es la mejor decisión que Sánchez ha tomado en su
breve mandato: dar voz a los españoles para que decidan qué Gobierno
prefieren. Y, paradójicamente, ese ha sido también su mayor error:
postergar la convocatoria electoral, que él mismo prometió antes de
enfrentarse a la moción de censura, y aferrarse al sillón durante todo
este tiempo.
España ha perdido nueve meses. Y la convocatoria de elecciones para el 28 de abril supone la confirmación de que no se puede pretender gobernar con un grupo parlamentario de 84 escaños y el apoyo de aquellos partidos que están más interesados en cargarse el país que en avanzar.
Ya sabemos el argumento que Sánchez va a utilizar a partir de ahora durante la campaña: "O yo o el caos"
Sánchez no ha querido entender hasta hoy que es imposible tener de compañeros de viaje a los independentistas catalanes, que la política española no puede pender del capricho de un señor sentado en una butaca de Waterloo o de un dirigente preso en una cárcel.
No está muy claro si, tras este duro embarazo, la
convocatoria de elecciones se debe a que por fin Sánchez se ha
convencido de que así no se puede seguir o si, por el contrario, lo de
poner las urnas responde más a un interés partidista, ante la esperanza de que el resultado le sea favorable.
En cualquier caso, ya sabemos el argumento que Sánchez va a utilizar a partir de ahora durante la campaña: "O yo o el caos".El nuevo gobierno de Andalucía y la foto a tres de la manifestación de Colón
serán esgrimidos por el PSOE para subrayar que el único líder moderado
es el actual inquilino de La Moncloa. Veremos si le funciona.
ÁLVARO NIETO Vía VOZ PÓPULI
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